Como habrá leído previamente, Bichos de Campo está siguiendo de cerca el camino que recorre un bidón de agroquímicos. Luego de que ha sido utilizado, lavado conforme la normativa vigente, recuperado y acopiado, es momento de que se convierta en otro producto. Para eso, primero debe reducido hasta transformarse en materia prima capaz de ser procesada otra vez por la industria.
De eso se encarga precisamente la empresa Baresi, conducida por la familia Lara y ubicada en la provincia de Mendoza. Luego de recibir descartes y otros plásticos recuperados, entre los que se ubican los bidones, se ponen manos a la obra para clasificarlos y convertirlos en pellets, listos para seguir su camino en la cadena de la reutilización.
Pero su historia no inició con ese trabajo, sino con uno muy anterior que se remonta a la década de 1980, vinculado a la actualización de las botellas plásticas utilizadas por la empresa Villavicencio.
“Con un cambio de tecnología aparece el PET en juego, que es el plástico que se usan en las botellas actuales, que permiten contener los gases dentro de la botella. Antes lo usado el PVC, que era un plásticos más permeable. El PVC quedó como residuo sin valor y, como podía ser utilizado como materia primera de carpinterías, ahí se despertó el tema de que la basura de uno era el tesoro de otros”, contó a Bichos de Campo Carlos Lara, uno de los dueños de Baresi.
El nombre de la firma tiene un origen particular y refiere a la “basura reciclada por cirujas”. Esto se debe a que durante mucho tiempo se consideraba que quienes se dedicaban a cirujear, tenían claro qué cosas tenían valor dentro de los residuos y cuáles no.
Y este es un punto clave de la empresa ya que no todo plástico recuperado puede ser fácilmente transformado.
“Dentro de la familia de los termoplásticos, nosotros reciclamos dos tipos de plástico: el polietileno y el polipropileno. No es tan fácil reciclar plástico como se nos ha dicho, porque hay aproximadamente 2000 tipos que tienen características distintas dependiendo de cuál sea su uso. Y si vos a querés reciclarlo y volver a transformarlo en materia prima, tenés que partir de un producto muy bien seleccionado como para que lo que obtengas sea semejante al origen de la materia prima. Por eso tenemos mucho cuidado en nuestro proceso interno, en el seguimiento de los materiales y su trazabilidad”, explicó Lara.
Al proceso de reciclado de botellas plásticas le siguió el de envases de lavandina, y posteriormente el de residuos industriales. Sin embargo, cuando las empresas comenzaron a tener áreas de recupero internas, debido a la presión por cumplir con la economía circular, Baresi debió salir a buscar otras fuentes de materia prima. Es allí donde se volvieron atractivos los descartes del sector agropecuario.
Primero fueron las mangueras de riego en desuso, luego las malas antigranizo e incluso los silobolsas traídos desde Córdoba y San Luis. Finalmente la empresa, siguiendo la tendencia general de la provincia, comenzó a enfocarse en los bidones de agroquímicos.
“Tenemos siempre el cuidado de trabajar solamente ese material y seguirle la trazabilidad. No lo mezclamos con otros tipos de plásticos. Los envases ya vienen acá con un triple lavado, que nos garantiza que la cantidad de residuo que pueden tener es mínima. Aún así, nuestros operarios todos los elementos de protección personal como guantes, máscaras y anteojos”, afirmó Lara.
Todo lo recolectado se transforma en pequeñas lentejas identificadas, que posteriormente serán compradas y transformadas por otras industrias. Si bien ese plástico no puede ser empleado en objetos que estén en contacto con alimentos como utensilios o contenedores, sí puede estar presente en nuestra vida cotidiana en otros formados. Lara indicó que uno de ellos es el recubrimiento que se le da a la fibra óptica.
Baresi procesa actualmente unas 150 toneladas de plástico, teniendo una merma entre el ingreso y el egreso de la materia prima de un 5%. Aun así, la firma tiene capacidad para procesar mayor cantidad de material, habiendo alcanzado años atrás el volumen de 350 toneladas por mes.
-¿El agro puede aportar más plástico todavía?- le preguntamos a Lara.
-Nosotros lo que logramos reciclar es un porcentaje muy chiquito. Lo que pasa es que para que sea sustentable el sistema, tiene que estar muy aceitada la logística. El transporte es caro. A veces es más caro reciclar el plástico que el costo de la materia prima virgen y normalmente los productores no están dispuestos a pagar por un material reciclado y que les trae ciertas dificultades a su proceso.
“Hay que sacar el plástico. Esto de la economía circular es un concepto muy nuevo y esta empresa que tiene muchos años. Nosotros la verdad que hemos logrado hacer sustentable solamente cirujeando y encontrando nuevas formas de hacer las cosas. Tendríamos que invertir muchísimo más de lo que invertimos en investigación y desarrollo para poder generar las herramientas para poder reciclar”, agregó el empresario a continuación.
-Estamos bastante atrás en términos de legislación y de exigencia social.
-Exactamente. Y también, lamentablemente, dentro de todo esto hay mucho de lo que se llama green washing. Se dice que se recicla plástico y que se hacen muchas otras acciones que realmente después no suceden.
Mirá la nota completa a continuación:
Pensé que le iban a poner un QR a cada bidón
Y seguir un manifiesto digital por cada pase de mano.. que iluso..
Todos estos productos deberían ser en polvo. Y rehidratado al momento del uso. Y si fuesen en comprimidos mejor.