A pesar de tener menos de 700 habitantes, la pequeña localidad de Rueda, al sur de Santa Fe y muy cerca de la frontera con Buenos Aires, forma parte importante de un “polo legumbrero” que tiene la Argentina. Así como en el NOA se caracterizan por la producción de porotos negros y alubias, y así como en Córdoba se vienen especializando en la producción de garbanzo, en esta otra zona el cultivo estrella es la arveja y en menos medida la lenteja.
La localidad de Rueda se ha ganado desde hace algún tiempo el título de ser la mayor exportadora de arveja de la Argentina. Y en esto tiene mucho que ver la decisión de la cooperativa Agricultores Federados Argentinos (AFA) de montar allí una planta especializada.
Ignacio Rueda, descendiente de quienes fundaron ese pueblo en 1895 (cuyo territorio ofició en parte también de escenario para la histórica Batalla de Pavón), tiene más que claro ese devenir productivo. No podía ser de otra manera, Ignacio y su familia todavía producen los campos familiares ubicados en… Rueda.
“Esta era una zona de inmigrantes italianos. Los chacareros de acá tiene mucho origen italiano y la tradición (legumbrera) debe venir por ahí. Pero se extiende también a toda la zona de Pergamino y Arroyo Dulce, donde también se hacen arvejas y lentejas. Esas son las dos principales legumbres que se hacen acá”, contó a Bichos de Campo el productor.
Mirá la nota completa:
“El vínculo de mi familia con el pueblo viene desde mi bisabuelo Pedro Rueda, que se casó con la hija de Domingo Palacios, Rosario Palacios. Él después le compró la tierra que estaba en sucesión a sus hermanos”, detalló a continuación.
Históricamente, aquel pueblo se enfocó tanto en la producción de arveja verde como seca. La segunda era para Ignacio la más difícil de realizar, ya que implicaba el uso de guadañas y recolectores manuales, y la ineficiencia resultaba bastante grande.
En el caso de la arveja verde, muchos productores, al igual que la familia Rueda, mantenían contratos con la fábrica de enlatados Inca, ubicada en la localidad de Ramallo.
“Eran muy conocidos en su momento. Venían con unas máquinas que parecían como camiones de basura, que cosechaban la arveja en estado verde y se enlataba directamente”, señaló el agricultor.
Sin embargo, con el correr de los años la falta de transparencia en el circuito de comercialización, así como de acopiadores que fijaban los precios para la compra de esta legumbre, hizo que la familia de Ignacio, al igual que otras de esta vasta zona, suspendiera su producción.
“Era todo muy informal, no había precios, no había nada. Y en su momento era una producción muy riesgosa porque llovía mucho en la época en que se cosechaba (noviembre), lo que hacía que se terminara pudriendo. Y en la lenteja todavía más”.
Rueda reconoce que fue con el advenimiento de AFA, que decidió montar uan enorme planta de procesamiento de legumbres para captar esa producción, que se transparentó un poco más el mercado. Además vino también la “cosecha directa”, recordó el santafesino.
En paralelo a esto, la producción maicera de la zona también se modificó, pasando de apuntar de maíces de primera a maíces de segunda. Esto resulta clave teniendo en cuenta que la arveja sirve para su rotación, calando antes de la siembra de la forrajera.
“El maíz de primera siempre florecía en la época de Navidad, y en ese momento había déficit de agua. En cinco años te fallaban dos o tres campañas. Entró a ser muy aleatoria la cosecha y el rendimiento, sobre todo por el tipo de suelo en la zona. Nosotros ahora hacemos rotación de arveja y maíz de segunda, y eso nos cierra bastante”, afirmó Rueda, quien detalló luego que los rendimientos de aquella legumbre rondan los 3.000 kilos por hectárea, y los de maíz de 7.000 a 8.000.
-Finalmente la producción se ha consolidado, han aprendido a cosechar y se han adaptado los equipos.
-Sí. Ahora la arveja se cosecha seca en forma directa y hay un mercado más transparente.
-¿Y qué falta para terminar de consolidar un buen polo de legumbres en esta región?
-Más variedades. Ahora AFA está introduciendo variedades nuevas. Durante mucho tiempo se hizo una misma variedad, que ya se había degenerado un montón, y ahora de hace unos años a esta parte se empezó de vuelta con el mejoramiento genético y a hacer variedades nuevas, variedades que vienen de Francia, variedades de ciclo más largo que se siembran antes, con mayor potencial de rendimiento y demás. Así que en ese sentido ha mejorado bastante la arveja, y se ha hecho un cultivo un poquito más seguro, rentable y estable en la rotación.
-¿Ya no es tanto el riesgo?
-No es tanto riesgo climático y comercial, porque antes era inclusive riesgoso ver a quién le vendías, porque capaz que te clavaban.