El domingo por la mañana, Natalí Spala y su esposo se encontraron con el peor escenario de fin de año: un grupo de cuatreros había ingresado en el campo que tienen en San Vicente para robarse los lechones, que habían criado durante todo el año para estas fiestas, además de otros animales y herramientas. Teniendo en cuenta los destrozos provocados en las instalaciones, lo perdido equivale a más de un millón de pesos que la familia, que no es propietaria del predio, todavía no sabe como reponer.
“Vimos que la cadena estaba salida de la tranquera y quisimos pensar en positivo, pero después vimos que el candado estaba todo machucado. Fui directo al sector de los lechones porque me imaginé que lo había vaciado todo. La sangre es lo único que me dejaron; se ve que los faenaron ahí y se los cargaron. Fueron 97 lechones”, contó Natalí Spala a Bichos de Campo.
A ese abultado número, el matrimonio tuvo que sumar cuatro corderos y seis cabras, que eran las mascotas de una de sus hijas. Los intrusos también se ocuparon de abrir el gallinero y cortar varios alambrados, por lo que las gallinas y las vacas se dispersaron entre los pastizales naturales del campo, que tiene una superficie de 30 hectáreas y se encuentra a 15 kilómetros del centro de San Vicente.
“No sé como hicieron para levantar tanta hacienda. Hay cosas que son inexplicables. Me abrieron la huerta y se metieron las vacas, eso es maldad. Hasta se llevaron los boyeros. Nosotros dejamos a propósito todo el cardal alto alrededor para que no se vea. Es alguien que claramente sabía qué había adentro”, aseguró la técnica en producción agropecuaria.
Natalí se desempeña además como comisionista de hacienda del Mercado de Liniers y trabaja junto a su presidente, Oscar Subarroca, pero no relaciona lo ocurrido con su trabajo, ya que el año anterior afrontó un robo de lechones similar en la misma fecha.
“Nunca tuve problemas con nadie. Para mí vinieron pura y exclusivamente a buscar los lechones porque se llevaron los que estaban en peso de faena. Es el negocio que uno tiene a fin de año. Tengo más de 60 pedidos por cumplir, desde mitad de año me los empiezan a hacer. Monetariamente se llevaron un millón de pesos en animales, y a eso sumale todo lo que pague en alimento y alquiler. Los boyeros salen otros 40.000 pesos más”, señaló ofuscada la productora.
Gracias a la ayuda de la Sociedad Rural de San Vicente y a Carbap, Natalí pudo movilizar el trámite con la policía, que desde hace tiempo ha dejado de patrullar la zona ante la falta de móviles disponibles. “La policía científica no tenía móvil para venir y nosotros queríamos tomar las huellas porque se largaba a llover”, recordó.
Hasta el momento lo que se constató por las huellas es que el vehículo utilizado no era uno grande, por lo que podría pensarse que los cuatreros realizaron más de un viaje. Dado que se encontraron varios lechones desorientados con algunos golpes en la cabeza, el matrimonio estima que fueron carneados fuera de las instalaciones.
“Tiene que ser alguien de la zona porque una vez que el lechón se enfría no lo podes pelar. Alguien los estaba esperando. Cien lechones no se los vendes a cualquiera”, indicó Spala. Y dado que en la zona no hay vecinos ocupando los campos linderos, por el momento nadie se acercó con mayor evidencia.
“Yo rompo la camioneta queriendo entrar, porque son caminos intransitables de barro. Mi marido, que tiene camiones, se va a trabajar desde las cinco de la mañana hasta las ocho de la noche, y de ahí vamos al campo. Mis hijos están todo el día conmigo, no tienen niñera. No puedo explicar el sacrificio que hacemos y la inversión”, dijo la productora.