En la antesala de la vendimia 2025, el Instituto de Nacional de Vitivinicultura (INV) dio a conocer su estimación de producción de uvas: será de casi 21 millones de quintales, un 9% superior a la del año 2024.
Con estas proyecciones, los viñateros ya se ven venir que los bodegueros intentarán imponerles un precio a la baja. Por eso ya le comunicaron a la industria que no aceptarán un precio por debajo de los 340 pesos el kilo de la uva criolla, que es la de menor calidad vitivinícola. Sostienes que con los costos actuales de producción es inviable vender la uva al mismo precio de la campaña pasada.
El pedido de aumento surgido de la Asociación de Productores del Oasis Este Mendocino, la principal zona productora, representaría un 70% de aumento respecto de la uva en 2024 -que estuvo entre los 200 y 240 peso el kilo-, pero ya ha sido rechazado por las bodegas, que alegan que los precios no deberían aumentar porque la situación económica del país limita la capacidad de pago de la industria.
“A diferencia de 2024, esta vendimia está condicionada por la macroeconomía. El 80% del vino que se vende en el mercado interno está por debajo de los $5000 por botella, lo que deja poco margen para subir el precio de la uva”, explicó Sergio Villanueva, de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA).
La previsión de cosecha del INV muestra que tanto en Mendoza como en San Juan -que explican 95% del producto- la oferta de uva para vinificar sería casi 10% más elevada que el año anterior. En total, el país produciría 20,9 millones de quintales, contra 19,2 millones de la vendimia 2024.
En este escenario, los productores de ambas provincias ya le solicitaran a sus respectivos gobiernos recurrir a un operativo de compra de uva para mosto, una estrategia utilizada en otras oportunidades para sostener los precios de la materia prima cuando la cosecha es abundante.
Este año, según se ha anticipado, la estrategia de las provincias cuyanas consistirá en entregar créditos de hasta 10 millones de pesos por establecimiento para cosecha y acarreo de uva para mosto. En este sentido el Estado aportará, tanto a viñateros como a bodegueros 150 pesos por kilo de uva que vaya a elaboración del sumo. Además le ofrecen a quienes hayan accedido al financiamiento cancelar el préstamo con mosto, al terminar la temporada. Para estos casos el precio de referencia del kilo de uva sería de 250 pesos.
Las bodegas que sean beneficiaras del crédito, deberán comprometerse a un porcentaje mínimo de maquila, que será de 60 litros de mosto por cada 100 kilogramos de uva ingresados al operativo.
“Este acuerdo es un paso fundamental para fortalecer la vitivinicultura y evitar distorsiones en el mercado. Mendoza y San Juan representan el 95% de la producción vitivinícola del país, por lo que esta colaboración es clave para productores y elaboradores. El operativo impulsado busca asegurar el volumen de mosto destinado a la exportación, un producto con alta demanda externa. Además, este incentivo contribuye a reducir la especulación en las primeras semanas de cosecha y establece un valor referencial que brinda previsibilidad al sector”, dijo a Diario de Cuyo el Ministro de Producción de San Juan, Gustavo Fernández,
Con esta estrategia las esperanza de los productores es que el sector bodeguero finalmente mejore los precios que inicialmente ha propuesto. De lo contrario los pequeños y medianos productores estarían condenados a perder dinero, tras el encarecimiento de los insumos agrícolas y el aumento en costos energéticos.
En las estimaciones del sector, aunque las bodegas acepten el nuevo piso de precio que exigen los viñateros del este mendocino y el dólar cotice más alto que en la cosecha pasada, el productor apenas percibiría 0,31 dólares por kilo, unos 6 centavos por debajo del precio previo, que fue de 0,37 dólares, de acuerdo al tipo de cambio en aquel momento.
“Los costos actuales de producción hacen inviable vender al mismo precio que el año pasado. Durante años, esto llevó a muchos productores a abandonar la actividad. Pagar menos que el costo de producción solo busca aumentar la rentabilidad a costa del productor. Sin uva, no hay vino ni enoturismo”, advirtieron los referentes de la Asociación Viñateros de Mendoza (AVM) y la Asociación de Productores del Oasis Este Mendocino (APROEM).