La gestión de Luis Basterra al frente del Ministerio de Agricultura fue decididamente triste. No quedan dudas. Puede calificarse así, como “triste”, por la escasez de resultados. También merece ese adjetivo porque en este tramo histórico el gobierno kirchnerista volvió a intervenir en diferentes mercados agropecuarios, y el ex ministro ofreció nada de resistencia.
Pero también fue definitivamente triste por la escasez de regalos que recibió Basterra durante su paso por Agricultura, Ganadería y Pesca, que se extendió desde el 10 de diciembre de 2019 hasta la semana pasada, cuando fue reemplazado por Julián Domínguez.
Ya hicimos este ejercicio cuando terminaba la gestión del ex ministro del macrismo, Luis Miguel Etchevehere. El registro de obsequios y regalos que publica la Oficina Anticorrupción, y donde es obligatorio declarar los regalos recibidos por los integrantes del gobierno, nos demostró que el ex presidente de la Sociedad Rural fue bastante afortunado en ese sentido, pues realizó muchos viajes al exterior (en especial a países de oriente) y acumuló no solo millas sino muy bellos regalos.
El formoseño Basterra definitivamente no tuvo la misma suerte. Y una explicación es que su gestión -además de gris en términos de objetivos- transcurrió prácticamente en simultáneo con la crisis sanitaria global por el coronavirus, que no solo lo obligó a cancelar muchos viajes sino que prácticamente lo confinó a la gestión a distancia, vía zoom.
Basterra asumió junto con Alberto Fernández en diciembre de 2019, y al principio todo parecía que iba a pintar muy bien. De entrada la embajada de China en Buenos Aires le envió un presente que consistía en “un adorno de madera, con un disco giratorio que adentro tiene un telar bordado”. Era una señal de bienvenida que preanunciaba que ambos países podrían seguir haciendo muy buenos negocios más allá del cambio de gobierno.
En el mismo mes de diciembre de 2019, Basterra recibía al vicepresidente de la poderosa Administración General de la Aduana en China, quien le obsequió cuatro cajas de té como señal de buena voluntad diplomática.
Nadie imaginaría por entonces que Alberto y Basterra serían los mismos que meses después ordenarían cerrar las exportaciones de carne vacuna (o por ser más justos, obedecerían las órdenes de Cristina), perjudicando sobre todo la provisión de ese alimento a China.
En efecto, pintaban lindo los primeros meses de 2020. Con el Covid-19 solo como una noticia todavía lejana, Basterra viajó en enero de ese año a Berlín, para participar de la tradicional Semana Verde. Allí lo llenaron de presentes:
- Un plato decorativo de porcelana de parte del Servicio Federal de Vigilancia Veterinaria y Fitosanitaria de Rusia.
- Dos vasos de acero inoxidable laqueados con diseños representativos del Japón, de parte del Ministerio de Agricultura de ese país.
- Dos latas de Té de la India.
- Un aceite de rosa de Bulgaria y una réplica de un tesoro que se encontró en el país de parte de Teneva Desislava, su par de ese país.
- Una botella de Cachaca “Weber Haus” de parte de la ministro de Brasil, Cristina Tereza.
En febrero de 2020 llegaron nuevos viajes para el agrónomo formoseño. Estuvo con el ex secretario de Agricultura de Donald Trump, Sonny Perdue, quien le obsequió una bandeja de plata en nombre del Gobierno de los Estados Unidos. Un día después se reunió con su par mexicano, Víctor Manuel Villalobos, quien le obsequió a Basterra una caja de lata que contenía una mascarilla de sales de mar, una cera para moldear y restaurar el cabello y un jabón de canela.
Todo parecía muy cool. Incluso el “mate de calabaza con detalle de alpaca y una bombilla de alpaca” que recibió en Mendoza, en el marco de una reunión de Asociación Latinoamericana para el Desarrollo del Seguro Agropecuario en Mendoza. Era el 10 de marzo. En pocos días irrumpiría la pandemia. Y el encierro.
De hecho, el siguiente regalo que recibió nuestro ex ministro de Agricultura sucedió recién varios meses después, en octubre de 2020. Era un ataché de cuero color marrón de parte de la Embajada de la República Islámica de Pakistán.
La actividad oficial fuera de Buenos Aires, que suele deparar buenos presentes, recién comenzó a recuperarse en diciembre pasado. Junto al presidente, Basterra visitó las instalaciones de la semillera Syngenta en Venado Tuerto, Santa Fe. Y allí le obsequiaron 2 copas de vino de cristal San Carlos, grabadas con la siguiente inscripción: “Cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe”. Las copas venían con una botella de vino tinto marca Trivento Golden Reserva. La variedad era la Cabernet Franc y la vendimia la 2018.
Un mes después, en febrero de 2020, Basterra participo en Córdoba de la Fiesta Nacional del Trigo. Los regalos que recibió allí fueron a parar a la cocina del Ministerio de Agricultura. Eran “una caja con alimentos perecederos y un estuche de cuero que contiene un termo, un mate con bombilla, una yerbera y una azucarera” de parte del Ministerio de Agricultura de Córdoba. También la Municipalidad de Leones le regaló ese día “un canasto de mimbre con alimentos perecederos”.
En marzo de ese año comenzaron los días más oscuros de la gestión de Basterra en la cartera agropecuaria. Luego de un primer frustrado intento de intervención en el mercado del maíz, le pidieron echar al secretario Julián Echazarreta y al ex titular de la ONCCA, Marcelo Rossi, quienes se oponían a las intervenciones en los mercados de granos y carnes. El ministerio comenzaría entonces a hacer kirchnerismo explícito. Política agropecuaria que no defendería nadie que sepa de agricultura.
Pocos regalos recibió Basterra después de aquella decisión, con la que seguramente en la intimidad nunca estuvo demasiado de acuerdo aunque finalmente no lo dijera. En una reunión bilateral con las autoridades de Brasil, recibió un paquete de “café vale do Caxixe” y dos libros sobre la historia de la Bancada Ruralista de parte de los diputados del Frente Parlamentario Agropecuario brasileño. En el mismo periplo, e l IICA le regaló otro libro sobre la agricultura brasileña.
La ministra Cristina Tereza, uno de los puntales del gobierno de Jair Bolsonaro, volvió a insistir en aquella ocasión con un regalo muy adecuado para lo que sobrevendría en el periplo público de Luis Basterra: le obsequió otra “botella de cachaza envejecida”, muy útil para paliar las penas y alejar la tristeza.
tremendo inutil, se merece la patada en el toor que le dieron. no hizo NADA