“Cómo no amar a la tierra / como a una madre se ama / si nací el uno de agosto / dia de la Pachamama”.
Así escribía y recitaba Aledo Luis Meloni, boyerito de niño, luego maestro rural, poeta y coplero, y finalmente periodista. La extinta estación ferroviaria María Lucía, en el centro de la provincia de Buenos Aires, fue la cuna que lo recibió allá por 1912. Trabajó en el campo desde chico, un hermano murió de pulmonía con apenas 4 años, en tiempos de la crecida de agua que borró las chacras de Huetel. Y su padre falleció muy joven, a los 38. Se recibió de maestro y ejerció la docencia.
Se mudó a la provincia del Chaco en 1937 cuando el Consejo Nacional de Educación lo designó al frente de una escuela rural en el Departamento 12 de Octubre -en ese entonces llamado Campo del Cielo- a 17 kilómetros de General Pinedo. Un año más tarde fue puesto al frente de una escuela rural que él mismo inauguró, a 5 kilómetros de allí, en Colonia San Antonio, y a 300 de Resistencia, la primera colonia de alemanes del Volga, fundada en la provincia.
En 1956 se trasladó a Resistencia para encargarse de la Secretaría Técnica de la Inspección de Escuelas Nacionales. Se jubiló en 1963 pero siguió trabajando en la Biblioteca Popular Herrera de esa ciudad y escribiendo en diversos medios periodísticos, como el desaparecido Diario El Territorio y también en el Diario Norte. Fue docente durante 25 años y luego periodista, funcionario de educación y escritor durante otros 25. Falleció en Resistencia a los 103 años, el 11 de enero de 2016.
“Cada cual en su cantera: / para descubrir su voz, / el grillo cava en la sombra / y la cigarra en el sol.
Cuando un coplero se muere / empieza a andar su memoria: / lo que la muerte le quita / se lo devuelve la copla”.
Meloni es catalogado como uno de los máximos exponentes literarios del Chaco. Su obra se basa en las coplas para describir austeramente el entorno de la zona occidental de aquella provincia, y éstas hoy forman parte de las lecturas del nivel educativo obligatorio provincial.
Recibió diversos premios por su poesía, entre ellos Caballero de la Orden de Mérito de Italia en 1982 y el Premio Santa Clara de Asís en 1990. El 24 de mayo de 2006 recibió por parte de la Universidad Nacional del Nordeste el título de Doctor Honoris Causa, en reconocimiento a su trayectoria poética. Además, en General Pinedo, fueron bautizados un complejo recreativo y cultural con su nombre y una escuela de Fontana. También lleva su nombre la biblioteca de la escuela secundaria técnica EET Nº 24 Simón de Iriondo.
“Llevo una copla en el alma, / igual que un grillo nochero, / yo se que es muy poca cosa, / pero me basta con eso”
Así se definía Aledo Luis Meloni, y también como un “trenzador de palabras”. Sus obras: Tierra ceñida a mi costado, 1965; Rama y ceniza, 1966; Coplas de brro, 1971; Como el aire y el día; 1974; Costumbre de grillo, 1976; La palabra desnuda, 1980; Umbral del silencio, 1983; La luz que uno amaba, 1987; Antología, 1988; Antes que sea de noche, 1990; La otra mirada, 1992; Memoria y olvido, 1993; Leve fulgor, 1995; Todo se vuelve azul; Las nubes que pasan; Don de lágrima; y La copla del lunes.
(Los invitamos a escuchar el trabajo que realizó el equipo de INTA Radio, guionado por quien acá escribe).
En “Tierra ceñida a mi costado”, Aledo recuerda sus historias como maestro rural en el norte chaqueño. Quenista aficionado, sus coplas fueron musicalizadas por artistas como Liliana Herrero y Coqui Ortiz. Este cantautor chaqueño editó el disco “La palabra echa a volar en el canto”, donde musicalizó su poesía y sus coplas, con arreglos -y en el piano- del maestro entrerriano, Carlos “Negro” Aguirre.
Nos despedimos con el tema “Infancia”, de ese mismo disco, en el que podemos escuchar la voz de Aledo.
Fantastica nota!!!