En medio de una semana agitada para los mercados, en la que se el gobierno ultima detalles para cerrar una nueva negociación con el FMI, un dato trajo calma en Hipólito Yrigoyen 250, sede del Ministerio: Por primera vez en 14 años, el país volvió a registrar superávits gemelos, y es la octava vez que ocurre en las últimas tres décadas.
Puede que sea uno de los pocos aspectos en los que Milei coincide con el kirchnerismo, pues desde 2010 no se veía un superávit primario y en la balanza de pagos al mismo tiempo. Lo que sin dudas es diferente es la fórmula por la cual se logró el año pasado: reducción del gasto público, control del déficit fiscal y un impulso a las exportaciones.
En términos macroeconómicos, el dato no deja de ser positivo, porque demuestra que el país ahorró más de lo que gastó. Por ende, puede tener mayor “espalda” para el pago de sus obligaciones y está mejor parado frente a los cambios que pueda haber en el mercado mundial.
Algo de esto ya había adelantado el ministro de economía, Luis “Toto” Caputo, hace unos días, cuando salió a dar tranquilidad a los inversores en medio de los cimbronazos por las nuevas trabas que impuso Donald Trump a sus socios comerciales. “Siempre contemplamos la posibilidad de que haya shocks externos como el que estamos viendo en este momento”, expresó Caputo en sus redes sociales.
Tras el dato difundido por el Centro de Investigación del Ciclo Económico (CICEc), la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) publicó un informe detallado que repasa las razones por las que Argentina registró superávits gemelos en 2024. No deja de ser un indicador de que la macroeconomía se ha robustecido, al menos en algunos aspectos, y conocer cuánto ha aportado el sector agropecuario es clave para prever qué podría pasar este año.
En primer lugar, hay un indicador que fue determinante: el superávit fiscal primario. Con más de 13.700 millones, medido en pesos constantes de 2004, es la primera vez en la última década que se obtiene ese resultado positivo y es el valor más alto desde 2008. A comparación del déficit de 17.800 millones de pesos registrado en 2023, el cambio fue drástico.
Si a eso se le suma el pago de intereses de la deuda pública, hubo un superávit financiero mayor a 2.700 millones de pesos, “el primer resultado positivo desde 2010 y el más elevado desde 2008”, puntualiza el informe de la BCR. En 2023, en cambio, el resultado financiero había sido en rojo: 30.700 millones de pesos en negativo.
“Casi en la totalidad de los meses de 2024 se registraron resultados superavitarios”, se destaca en el trabajo publicado. Una de las excepciones fue el mes de julio, en el que la carga de intereses de la deuda y la decisión del Banco Central de intervenir para achicar la brecha dejaron un déficit financiero de 675 millones de pesos. La caída del precio internacional de la soja y el aumento de las importaciones por la baja en el impuesto PAÍS también colaboraron con esa tendencia.
De todos modos, el blindaje vino de la mano de los dólares del blanqueo de capitales, las inversiones externas y los giros de organismos de crédito, que engrosaron las arcas del Banco Central y permitieron cerrar un buen año, muy distinto al anterior. “En 2023 se evidenciaron déficits primario y financiero en todos los meses del año”, señala el informe.
En los números arrojados por la balanza comercial se evidencia el aporte que hizo el agro al triunfo que se anota el gobierno. El año pasado, el superávit comercial fue mayor a 11.300 millones de dólares. “Esta notable mejora es explicada tanto por un aumento de las exportaciones, como por una fuerte contracción de las importaciones”, explican desde la Bolsa de Comercio rosarina.
Desde 2019 no se registraba un superávit de ese volumen. El desglose por sectores ubica en el podio a las manufacturas de origen agropecuario (MOA), cuyo crecimiento del 21% en las exportaciones explica casi la mitad de la recuperación de las ventas en general. Lo sigue por debajo el sector primario que, según el informe, exportó un 23% más respecto a 2023. En ambos casos, es finalmente agro.
El fin de la sequía y los buenos resultados que arrojó la campaña 2023/24 fueron fundamentales para el saldo positivo, que revirtió el déficit de 4.300 millones de dólares del año anterior. De hecho, puntualizan desde la BCR, “el mayor volumen se alcanzó en mayo, con un saldo de casi 1.600 millones de dólares, impulsado por la estacionalidad de las exportaciones vinculadas a la cosecha gruesa”.
Por último, pero no menos importante, hubo una arista clave del plan implementado desde la cartera que dirige Caputo que también ayudó a cerrar un balance con números en verde. Se trata del fuerte ajuste del gasto público. En total, se retrajo un 26% y permitió paliar la merma en la recaudación, que fue un 5,6% menor al 2023. Se recaudó menos, pero se gastó aún menos.
La caída en los ingresos estatales se explica, según el informe, por el “menor nivel de actividad económica a causa de la recesión”. Es decir, porque hubo menor recaudación de IVA e impuesto a las ganancias, y porque se redujeron los aportes y contribuciones a la seguridad social. El impuesto PAIS y los derechos de exportación sirvieron como contrapeso para esa caída.
Sin embargo, el gran aporte a la mejora de las cuentas fiscales fue el de la política de “shock” contra el gasto público, en búsqueda del tan mentado “déficit cero”. En 2024, los gastos corrientes se redujeron en un 23%, el nivel más bajo desde 2008, pero el “batacazo” lo dio el gasto de capital, que cayó en un 77% y fue el más bajo desde 2002, traccionado por el freno a la obra pública.
“El hecho de que Argentina vuelva a registrar superávits gemelos representa un punto de inflexión en la económica de nuestro país, luego de sucesivos períodos de desequilibrio fiscal y balanza comercial negativa”, señala el trabajo publicado por la BCR.
Y, a modo de conclusión, destaca que “el desafío radica en consolidar estos resultados, de la mano de una recuperación en la recaudación, impulsada por una mejora en el nivel de actividad económica, junto con un mayor fomento de las exportaciones”.