La gacetilla de prensa del Ministerio de Agricultura que difundió la foto que abre esta nota dice: “El Director Nacional de Lechería visitó emprendimientos tamberos y se reunió con la Mesa de Enlace en Entre Ríos”.
Resulta extraño que Arturo Videla, un funcionario que ha mantenido hasta aquí, luego de varios meses en el cargo, un decidido perfil bajo y que por ahora le escapaba a las reuniones con los productores de leche, haya llegado hasta un tambo. Mucho más llamativo es que lo hayan acompañado hasta el lugar tantos funcionarios y políticos, que tampoco suelen dicen ni “mu” frente a las recurrentes crisis lecheras y los reclamos de los productores.
Estaban junto a Videla el ministro de Producción de Entre Ríos, Juan José Bahillo; Juan Arias, de Vialidad Provincial; la diputada nacional por Juntos por el Cambio, Alicia Fregonese, y los intendentes de Nogoyá, Viale y Macía, Rafael Cavagna, Carlos Weiss y Juan Diego Conti. Un lujo.
¿Qué sucedió para tan inédito despliegue? “Todo el mundo en Entre Ríos habla de la crisis de la lechería, pero nadie podría convocar a tantos funcionarios”, reflexionó un veterano dirigente agropecuario que al parecer tenía la justa. Es que el dueño del establecimiento Caraguatá, donde se realizó esta concurrida reunión, es Pedro Brandi, un empresario que -además de estos intereses agropecuarios- siempre ha tallado fuerte en el negocio de la obra pública y la construcción.
Es un viejo conocido del poder, que trató a los funcionarios con la amabilidad que quizás no hubieran tenido otros tamberos. Una crónica del diario La Nación contó el asunto con mayor justicia que la gacetilla oficial. La nota reveló que “Un tambero reunió a funcionarios para que vean el mal estado de una ruta”.
Brandi es un bastante más que un simple tambero: Ingeniero civil recibido en la Universidad Católica Argentina, es accionista de varias empresas, como la minera Cefas SA, la pretroquímica Comodoro Rivadavia SA, una fábrica de cemento en Chubut, firmas en Paraguay, etcétera. También fue accionista, director y presidente de Decavial SA desde 1985 hasta 1999. Esa firma fue investigada luego por la justicia por irregularidades en algunas obras realizadas en la Patagonia, cuando ya había pasado a manos del empresario kirchnerista Lázaro Báez.
Brandi, que ocupó además un montón de cargos dirigenciales en el sector de los peajes y la construcción, tiene un singular afecto por su firma agropecuaria Caraguatá, que maneja en Nogoyá cinco tambos con 2.200 vacas en ordeñe que producen unos 65.000 litros diarios de leche. Cuenta La Nación que la firma tiene “35 años de vida, trabajan 70 personas en forma directa, de las cuales 26 viven en el campo”.
Bienvenido sea que el poderoso empresario haya podido reunir a semejante nivel de funcionarios y dirigentes para plantear los problemas del sector, en especial la urgente necesidad de que se repare la llamada Ruta de la Producción, la Provincial 31 que une las localidades de Maciá y Viale. “Con el mismo fin de dar sustentabilidad a la producción, proteger la ruralidad y que haya arraigo en la región, les pedimos a las autoridades presentes que nos acompañen con infraestructura pública de urgencia: concretamente mejorar los caminos e invertir en el deficitario suministro eléctrico”, dijo el propio Brandi.
La gacetilla del MInisterio de Agricultura no dice nada demasiado preciso sobre el reclamo de Brandi para que se hagan estas obras. Más bien, argumenta que la visita de Videla y Bahillo al lugar se debió a la inauguración el año pasado en esa empresa de “galpones de cama caliente” para las vacas lecheras. En ese punto, solo se hizo referencia a que Brandi explicó a los delegados de los respectivos gobiernos: “Seguimos invirtiendo porque creemos que el cambio está en vender leche de calidad, pero necesitamos también contar con la infraestructura para tener mejores caminos y poder transportar los insumos y los productos de la lechería”.
“Me molesta especialmente. Se pueden juntar todos los tamberos de Nogoyá y hasta del sur de Entre Ríos y no consiguen la visita de un concejal para ver el problema in situ”, protestó el dirigente rural, seguro de que Brandi logró lo que logró solo por su histórica asociación con el negocio de la obra pública, en especial en la Patagonia.
Como sea, celebremos que el reclamo por el pésimo estado de esta ruta haya llegado a los funcionarios. Bichos de Campo abordó hace poco tiempo la situación crítica de esa ruta productiva, un viejo ripio que se inunda ante cada lluvia y del cual dependen cerca de 1.400 productores, de los cuales hay 180 tamberos, y 100 apicultores. También enhebra su trazado 35 escuelas rurales y 2200 viviendas familiares.
Como yapa a esta reunión en el establecimiento de Brandi, Videla tuvo que sentarse luego con dirigentes de la Mesa de Enlace provincial, quienes le plantearon el duro momento que vive la actividad por el desafasaje entre los costos de producción y los precios que cobran actualmente los productores.
Según la gacetilla oficial, la reunión fue amable. Norberto Ferrari, de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER), aseguró que allí “trabajamos desde una serie de petitorios para discutir y analizar junto al director de Lechería, con el objetivo de poder afianzar a las políticas para el desarrollo de la lechería a largo plazo. Fue una reunión muy nutritiva y próximamente vamos a seguir trabajando temas que ya venimos dialogando en consenso con la Mesa de Enlace”.
También hubo voces díscolas. El tambero Fabio Schneider, de la filial Crespo de Federación Agraria, recordó que en Entre Ríos “desde la década del 80 hasta hoy de 5 mil productores hemos quedado 800, ya que un productor cada tres días y medio deja el tambo”.
Según este dirigente, “durante décadas no se lo tuvo en cuenta, se lo está marginando porque no hay una política clara para mantener el arraigo del productor y su familia en las zonas rurales y facilitarles unas cosas mínimas y básicas, que son hoy tener conectividad y transitabilidad los 365 días del año. El productor tambero necesita del camino imperiosamente, el tambo es una actividad que se realiza con lluvia, sin lluvia, eso implica un desgaste físico, personal y emocional”, explicó.