La foto fue difundida por la Secretaría de Agricultura y llama la atención, porque muestra al secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, su jefe de Gabinete, Juan Manuel Fernández Arocena; y el subsecretario de Mercados Agropecuarios, Luciano Zarich, sentados incómodos en el despacho del presidente de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara, quien suele utilizar términos muy duros para criticar las políticas de intervención de los marcados de este gobierno.
¿No debería ser la revés? ¿No deberían los directivos de los acopiadores estar sentados incómodos en el despacho de Bahillo o en algún otra dependencia oficial escuchando a los funcionarios? Lo curioso de esta fotografía es que esta vez sucedió todo a la inversa. Quizás sea por la cercanía de las elecciones presidenciales, donde no solo el ministro Sergio Massa sino también el propio secretario Bahillo se juegan su futuro político. Lo cierto es que rara vez la propia prensa oficial expone a los funcionarios en una situación de tanta debilidad como la que expresa esta fotografía.
La historia detrás de esta fotografía es que desde hace meses la Federación de Acopiadores (cerca de un millar de empresas dedicadas al almacenaje de granos que están esparcidas por toda la geografía agrícola) había invitado al secretario de Agricultura -quien asumió diez meses atrás- a visitar su sede social y mantener una reunión de trabajo. Y finalmente Bahillo accedió. Por fortuna, luego de aquella primera recepción de Rivara a las autoridades, todos pasaron a un salón más grande y compartieron un almuerzo donde se habló de las alternativas actuales del negocio agrícola.
En el almuerzo ya estaban los presidentes de los once Centros de Acopio que conforman la federación y que palpan todos los días la realidad del sector agrícola. En ese sentido, la primera preocupación compartida fue que no todos los productores han podido sembrar trigo ni invierten en agroquímicos y fertilizantes como se esperaba, porque en muchas regiones del país todavía no hay humedad suficiente como para implantar las semillas.
Los chacareros, según un comunicado de la propia Federación, “aún están a la espera de lluvias que recarguen los perfiles en gran parte de la zona agrícola nacional, con zonas específicas en situación límite”.
Los acopiadores plantearon que, ante ese contexto, muchos productores han decidido esperar para invertir en el paquete tecnológico y no han anticipado sus compras aguardando nuevas precipitaciones que puedan dar indicios sobre qué resultados tendrán sus cultivos de invierno.
Frente a ese diagnóstico, el comunicado oficial destacó que el secretario de Agricultura habló de “la mejora en las expectativas de las y los productores para esta campaña fina, en la que llevan sembradas más de 6 millones de hectáreas”. Además agregó: “Estimamos una cosecha que rondará entre 18 y 19 millones de toneladas de trigo”.
Como los acopios son más de 800 empresas y venden hasta un 40% de los insumos y son responsables del 50% de la comercialización de granos, insistieron sobre la necesidad de propiciar incentivos para que los productores accedan a los insumos necesarios, a través de líneas especiales que fomenten los canjes con prefinanciación de exportaciones, algo en lo que la Federación viene trabajando en conjunto con el Banco Nación.
Desde la Federación también recordaron la importancia de derogar la restricción que implica tener menos del 5% del stock de soja producido para acceder a los créditos bancarios. Bahillo siempre declaró estar a favor de esta medida y hasta convenció a Massa de enviar una carta al presidente del BCRA, Miguel Pesce, para que decida la derogación inmediata. Pero ambos fueron incapaces de torceler el brazo a la autoridad monetaria.
En el almuerzo se abordó además un viejo reclamo de los acopiadores: que el Estado contemple la situación de aquellas plantas de silo construidas en terrenos ferroviarios que aún no tienen la escritura o dominio de los mismos debido a las trabas burocráticas con las que se encuentran.
“Las autoridades de la Federación pusieron énfasis, una vez más, en que es imprescindible regularizar esta situación, que lleva hasta 50 años de arrastre, para asegurar la plena utilización en la logística de granos, que hoy se ve afectada también desde el punto de vista de las exportaciones y atenta contra el desarrollo de pequeñas localidades del interior profundo de Argentina”, sostuvo la entidad.
En paralelo dejó en claro que hay una necesidad concreta de acceder a financiamiento a largo plazo para realizar inversiones en las plantas y particularmente para relocalizar construcciones que, con el crecimiento de los pueblos y ciudades, han quedado en áreas urbanas.
Desde el acopio también recordaron a las autoridades aspectos relacionados con la comercialización de granos, tema en el que debería tallar -sin grandes éxitos- el funcionario Zarich, que acompañaba a Bahillo. En particular, los acopios se quejaron de algunas “modalidades adoptadas por algunos compradores que claramente atentan contra la transparencia de los mercados, el equilibrio entre las partes y el proceso de descubrimiento de los precios en competencia”.
La Secretaría casi no llevó anuncios para hacer en la reunión. Solo adelantó que está trabajando en la modificación y modernización del sistema de información de precios conocido como SIO Granos, para obtener información más amplia y certera.