Hay un Dakar que no es el que vemos por la tele. No hay motos, autos, camiones ni cuatriciclos. Este se corre también por etapas, pero a caballo. No arriba de un caballo. Junto al caballo, como un “binomio”.
Se trata de carreras de resistencia llamadas Endurance, cuyas distancias son de 80, 100, 120 y -para los más profesionalizados- hasta 160 kilómetros. Al igual que en el París-Dakar hay etapas en las cuales el binomio caballo-jinete, descansa, se alimenta, se hidrata y recibe atención médica.
Lo describió a Bichos de Campo Claudio Péres Moore. El hombre tiene una linda historia para contar: fue campeón de Endurance en el país y llegó a disputar con muy buenos resultados competencias internacionales con su caballo llamado “Cruzado”. Hoy se dedica a entrenar caballos para esta especialidad, pero su hijo Matías tomó la posta y sigue corriendo.
Mirá la entrevista a Claudio Péres Moore:
Péres Moore dijo que llegó de casualidad a este deporte equino. Por 2007 aceptó una invitación para parar en un campo en la zona de Saladillo, Buenos Aires, donde justo se hacía una carrera. Como quien no quiere la cosa se fue involucrando hasta quedar bien metido en el barro.
En esta competencia es clave el binomio caballo-jinete porque “para entrenar estás 40 kilómetros o 4 horas diarias arriba del caballo. Terminás teniendo una conexión increíble con el animal, sabés cuando está bien, contento”.
Como en toda disciplina deportiva nadie arranca jugando en las categorías mayores. Primero se corren carreras de distancias menores y una vez que se acumulan varias en la de 120 kilómetros se pueden disputar las de 160. Algo así como la maratón.
Péres Moore llegó a ser de los mejores corredores del país y eso le permitió competir fuera de Argentina, también con buenos resultados junto a Cruzado, el caballo que hoy disfruta en el campo y del que obtuvo ya 6 clones que espera poder llevar a la competencia en unos 8 años.
“Cruzado fue mi cuarto caballo. Con él empecé a correr las carreras de 80 kilómetros y en 2009 salimos campeones de esa categoría. Luego se lesionó, pero cuando volvió lo hizo muy bien. Entonces lo subí a mi hijo Matías y empezó a ganar y a ganar hasta que lo retiré invicto”.
El binomio Matías-Cruzado ganó todas las carreras que pudieron completar, ya que en algunas “claudicaron” por problemas físicos como riesgo de deshidratación y para prevenir lesiones.
Tan bien le fue a la pareja que Claudio los llevó al Mundial de Endurance en Eslovaquia en 2016, donde había más de 60 competidores de cerca de 45 países. Armaron un equipo con otros binomios locales y se lanzaron a la competencia. Cruzado llegó en octavo puesto a la meta. Algunos de los otros integrantes de esa selección no lograron completar la carrera, pero aún así los argentinos quedaron en sexto lugar.
Ese resultado generó mucho interés en Cruzado, pero Péres Moore no quiso saber nada con venderlo y se lo llevó al campo. En el país hizo un par de carreras más y en 2018 lo retiró del circuito. “Hoy es un placer verlo todos los días feliz. Ya va para los 18 años con todo el bagaje de entrenamiento y carreras y es una satisfacción que esté sano”, dijo el corredor.
Tantos buenos momentos vivió con Cruzado que este entrenador de Endurance decidió clonarlo para quizás revivir experiencias similares en el futuro. El polista Adolfo Cambiaso: “es precursor de clonación de caballos y demostró que los clones son un poquito mejor o peor (que el original) y en base a esta certeza deportiva me animé a clonarlo. De aquí a 8 años quizás un Cruzado esté representando a la Argentina”, se ilusionó.