Esta semana hubo grandes noticias para la agroindustria argentina que, increíblemente, no se corresponden con la actividad propia del sector, sino con el potencial hidrocarburífero presente en el país.
Luego del conflicto bélico ruso-ucraniano y las crecientes tensiones geopolíticas entre China y EE.UU., los “países libres de guerras y problemas religiosos” –como es el caso de la Argentina– volvieron al “radar” de EE.UU. y la Unión Europea.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, llegó esta semana a la ciudad de Buenos Aires para participar formalmente de una Cumbre de Ministros de Relaciones Exteriores CELAC-UE, pero en los hechos vino a negociar un acuerdo energético para transformar a la Argentina en un proveedor constante de combustibles y Gas Natural Licuado (GNL) a la Unión Europea (UE-27).
La cuestión es que EE.UU. llegó al límite de sus capacidades exportadoras de recursos energéticos a la Unión Europea, lo que genera problemas internos dentro del propio país y requiere, por lo tanto, nuevos proveedores en el “lado confiable” del mundo.
No es casual la febril actividad del embajador estadounidense Marc “el termo” Stanley en la Argentina, quien viene trabajando fuerte para promover inversiones productivas en los yacimientos no convencionales de “Vaca Muerta”.
¡Mi primera provincia en la Patagonia! ¡Ya esperando con ganas el próximo destino! / My first province in Patagonia! Looking forward to visiting our next destination! pic.twitter.com/LbIrzOTzVz
— Embajador Marc R. Stanley (@USAmbassadorARG) August 11, 2022
Un reciente informe de la consultora estadounidense McKinsey & Company, titulado “Vaca Muerta: una oportunidad para responder a la crisis energética global”, resume la visión de EE.UU. en la materia al afirmar que, con una inversión de 45.000 millones de dólares, en la próxima década Argentina podría triplicar su producción de petróleo e incrementar en más de un 50% la de gas natural para transformarse en un gran exportador mundial de ambos recursos.
El informe además asegura que, en términos netos, Argentina podría recibir un ingreso de divisas superior a los 50.000 millones de dólares en los próximos diez años, sin contar, claro, el gran aporte económico y social que generaría el pleno desarrollo de los yacimientos no convencionales patagónicos.
El hecho de que “Vaca Muerta” pase a ser una fuente de divisas tan importante como la provista por la “Vaca Viva” del sector agroindustrial, representaría un alivio sustancial para la Argentina, pues podría así diversificar el flujo de ingresos de un recurso clave para la economía del país.
Se trata de una oportunidad histórica que, por supuesto, Argentina puede llegar a desaprovechar si las políticas oficiales siguen siendo diseñadas en función de los intereses del Estado en lugar de los del país.
Con gobiernos que se apropien del fruto del esfuerzo de los argentinos, a través del acaparamiento de las divisas generadas por exportaciones para luego repartir pesos argentinos en montos discrecionales según el criterio del “carcelero” de los dólares, esa oportunidad seguramente no logrará concretarse.
Tampoco con políticas diseñadas en función de intereses de la estructura estatal, como la que promueve la exportación de aceite de soja para incrementar los ingresos por derechos de exportación y desincentiva la producción y el uso interno de biodiésel –atentando contra el autoabastecimiento energético– para no perjudicar el negocio de YPF.
Lo mejor que podría pasarle al agro argentino y a todos los argentinos es que el sector energético logre desarrollarse hasta su plenitud para que la evolución de la actividad económica del país deje de depender de una buena lluvia (el 2023 será todo un desafío con las divisas que se están “quemando” actualmente por una grave sequía). Pero para lograr eso se requiere un gobierno que gobierne en función de los intereses del país y no de los suyos propios.
Aceite de soja: Cómo el gran negocio de hoy puede transformarse en el desastre de mañana