Actualmente, y desde hace varios meses, la conjunción entre el clima, la economía y las políticas públicas conforman “una tormenta perfecta” para la ganadería, dijo el analista Víctor Tonelli.
El cuadro ganadero es preocupante: hay retraso en los precios de la hacienda para la cría, pero la distorsión es más pronunciada en los valores del ganado para la faena, como consecuencia del menor poder de compra del consumo interno y la caída de los mercados mundiales de la carne vacuna. Además los costos suben: por la seca falta pasto y va a faltar maíz el año que viene.
“Lo que está ocurriendo en muchos casos es irremontable, con efectos actuales y futuros en la ganadería de cría. La seca, que nos va a llevar al menos hasta fines de enero abarcando así a todo el período de servicio en la región central y templada, va a dejar resabios malos respecto de la preñez y menos terneros a destetar en 2024”, avisó el experto ganadero.
En cuanto a la venta de bovinos para la faena, por la falta de lluvias se está adelantando la venta y existe una sobreoferta que generó en los últimos seis meses un estancamiento de precios que reciben los productores, tanto por lo que se vende al mercado doméstico como cuando la carne tiene como destino la exportación.
El precio del ganado (y de la carne) debería aumentar 40% para cubrir los costos del engorde
Pero Tonelli cree que en pocos meses más “se dará vuelta la taba”. Y apunta que este adelantamiento de la venta de ganado a los frigoríficos hará que haya faltante en el inicio del 2023. Por lo tanto también pronostica que habrá menos producción de carne, al tiempo que se recuperaría la demanda desde China.
Y para finalizar, también mejoraría el clima. “Respecto del pronóstico, en función de las previsiones que están dando la mayoría de los centros que estudian el clima, se espera que la Niña termine a fines de enero para dar paso a un período neutro y luego a uno Niño en junio/julio, por lo que es probable que tengamos cambio de clima en próximos meses”, explicó.
Ese escenario climático encontraría al sector con “una oferta escasa que presionará sobre los precios al alza”, indicó Tonelli, quien se animó a ponerle fecha al viraje de la tendencia. “Te diría que desde la segunda quincena de febrero estaríamos en el inicio de este cambio que quedará solido en marzo o abril”, dijo el especialista.
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Tonelli consideró que esto beneficiará más que nada al criador, ya que tendría mejores precios por las vacas que descarte y el recuperarse la producción de pasto mejorarán las posibilidades de retención de la hacienda.
Por el contrario, el engordador tendrá su negocio más complicado ya que el terneros de cría va a subir de precio y no habrá maíz en cantidad y por lo tanto el alimento se encarecerá. En este sentido, dijo que habrá que ver cuánto sube la carne y si la recomposición esperada a partir de febrero logra compensar la suba de precios del ternero y del maíz, es decir, los mayores costos que tiene el engorde a corral.
La situación, a juicio del consultor, repercutirá en la producción de carne vacuna. “La oferta en 2023 la veo con una caída de 500 a 700 mil toneladas. Si este año terminaríamos en 3,1 millones de toneladas el que viene llegaríamos a 2,7 millones. Son cifras grandes y el más afectado sería el consumo interno porque se espera una reacción de la demanda de China a partir de febrero”, avisó Tonelli.
Cuando caen la oferta o se exporta más, y en consecuencia hay presión sobre los precios, siempre está latente el miedo a una mayor intervención del gobierno en el mercado. “Pero la intervención ya está. Es cierto que siempre tienen capacidad de daño, pero cuando falta (carne)no hay mucha más alternativa, y ahí finalmente se da vuelta la taba de los precios”.