La Fundación Para el Desarrollo de la Cadena Láctea (Funpel) presentó a las autoridades del Ministerio de Agricultura una propuesta de desarrollo de la actividad, cuyo eje principal es el apuntalamiento de las exportaciones.
Lo que está pidiendo esta organización que nuclea a productores e industriales es que se quiten los derechos de exportación sobre los quesos y la leche en polvo, y se aumenten los reintegros, para poder así incrementar las ventas al extranjero. Al mismo tiempo entienden que se debe trabajar en la venta en el mercado interno de productos de más valor agregado.
En definitiva, Funpel cree que en un mercado se puede aumentar el volumen de ventas; mientras que en el otro, que ya está consolidado y cuya demanda solo aumenta por crecimiento vegetativo, se puede crecer en la colocación de lácteos con más elaboración y de mayor valor.
Gustavo Mozeris, gerente ejecutivo de la Funpel, señaló: “Lo que decimos es que la cadena láctea puede ser motor de la recuperación económica de la Argentina. El país tiene problemas de financiamiento y la única vía para resolver esto es por el ingreso de dólares de la exportación. En esto hay que trabajar, en eliminar las barreras para exportar ágilmente”.
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Además de aportar a las cuentas de la macroeconomía, consideran que el sector lácteo -si tuviera un plan- podría aportar más a resolver los problemas sociales y laborales. “La cadena láctea es la tercera en importancia socio-económica después de la soja y la carne. Tiene distribución federal, tiene 10.200 tambos en diferentes provincias, 670 industrias y da empleo directo e indirecto a 187 mil personas”, enumeró el directivo.
Mozeris dijo que con las medidas que se proponen habría un crecimiento de toda la cadena y eso significaría sacar del estancamiento a la producción primaria. Los productores de leche, por falta de señales que den un horizonte de previsibilidad, están estancada hace décadas en torno a los 10.000 millones de litros, aunque en 2020 se superaron levemente los 11.000 millones. De todos modos, en la conformación de la propia Funpel, muchos años atrás, se estableció como una meta posible llegar a los 18.000 millones de litros.
Para Mozeris, la definición de un plan exportador no habría impacto negativo en las cuentas nacionales, a pesar de la quita de retenciones y la suba de los reintegros. Explicó que “el costo fiscal sería neutro por ingreso de divisas y por mayor tributación. Si podemos generar en esto una recuperación económica, consolidar a una cadena que tiene su producción estancada y con esto generar más empleo y valor, no hay mucho que pensar”, se ilusionó.