En la década del treinta (del siglo XX), Francisco Guidotti ejercía su oficio de pescador artesanal en la costa de Mar del Plata. Hoy, en 2021, su nieto Luis hace 25 años que se dedica a la misma actividad y con un plus: es presidente de FISKR, la Cooperativa de Pescadores Artesanales Independientes del municipio de Gral. Pueyrredón que nació en 2020 y cuenta con 200 marineros asociados.
“Fiskr” significa pescado en noruego y el logo de la cooperativa va acompañado de unas runas (símbolos mitológicos de las culturas nórdicas) cuyo significado es: “Lo imposible se hace posible”. Una frase emblemática a la cual Luis Guidotti (foto) se referirá, pero más tarde porque lo primero que manifiesta es que quiere ser un ciudadano con pleno derecho a ejercer su oficio de pescador artesanal.
“Queremos trabajar y mantener la cultura del trabajo, que en nuestro caso involucra a todas nuestras familias y cuida el recurso marino en vez de depredarlo”, explica. “Los pescadores artesanales hacemos todo de forma manual (no tenemos guinches para levantar la pesca) y usamos anzuelos y redes de espera, cuyo entramado permite capturar los tamaños autorizados de peces y que los más pequeños no queden atrapados”.
Alejandro Flores Nava (foto), oficial principal de Pesca y Acuicultura para América Latina de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), explica que en América Latina el consumo de pescados y mariscos de algunos países depende hasta en un 85% de la pesca artesanal y que para cientos de comunidades (muchas de ellas indígenas) el pescado es la única fuente de proteína animal.
“Además, la pesca artesanal provee de ingresos a más de 2 millones de familias en forma directa, así que su importancia social es innegable y creciente. No obstante, la mayoría de estas familias no cuenta con ningún mecanismo público de protección social y muchas no reciben ningún apoyo gubernamental en tiempos de crisis”, describe.
Luego añade que “el Año Internacional de la Pesca Artesanal y la Acuicultura 2022 es una oportunidad para visibilizar la importancia de los pescadores y pescadoras artesanales y de incluirlos en las agendas de desarrollo de los territorios”. Este viernes 19 de noviembre, la FAO realiza el lanzamiento oficial.
A pesar de todo lo bueno que ofrece la pesca artesanal como ser una fuente de trabajo, unir a la familia, cuidar los recursos naturales y ofrecer un producto difícil de superar por su calidad nutricional y frescura, Luis (y todos sus compañeros de la cooperativa) siente que el oficio no se valora y que la sociedad tiene un desconocimiento total tanto de lo que ellos hacen como de los recursos marítimos.
“El argentino vive a espaldas del mar y casi no consume pescado”, dice. “Es indispensable dar a conocer nuestro trabajo y fomentar el consumo de los productos de mar, por ejemplo incorporando el pescado en las compras públicas de alimentos y en las sugerencias nutricionales a la población”.
Carlos Bertola (foto), coordinador nacional de Pesca Artesanal de la Secretaria de Agricultura Familiar Campesina e Indígena del Ministerio de Agricultura, coincide con esta idea de visibilizar y acompañar desde el Estado: “La pesca artesanal ha estado siempre relegada y es momento de pensar en cómo llegar con políticas públicas a este sector que para nosotros es muy importante”, enfatiza. Luego agrega que según el RENAF, Registro Nacional de Agricultura Familiar, hay unos 20.000 pescadores artesanales en todo el país.
“Son pescadores con rostro humano, con familias y fundamentales dentro de la economía popular”, destaca Bertola. “Por eso hemos desarrollado distintas líneas de trabajo y otorgamos subsidios que tienen que ver con la asistencia en situaciones `de desastres` como incendios, bajadas del río o rotura de embarcaciones. A la vez es clave que los pescadores se organicen en cooperativas para tener más poder ante el acopiador y ante los frigoríficos, y poder obtener financiamiento para camiones o puntos de fileteado”.
Hoy los pescadores de FISKR se enfrentan a varios temas que tienen que resolver, pero quizás el primero y del cual se desprende todo es la necesidad de contar con un lugar propio para instalarse en el Puerto de Mar del Plata. Esto tendría muchos efectos positivos, como poder utilizar una dársena que facilite el acceso al mar y que sea un resguardo de las olas que hay que enfrentar hasta llegar al lugar de pesca. También tener una terminal propia para descargar el pescado y poder venderlo in situ, que Prefectura haga los controles en el mismo lugar y no tengan que desplazarse.
Pero sobre todo estar en el Puerto significaría un reconocimiento y la posibilidad real de cambiar los semirrígidos que hoy usan para pescar por unas embarcaciones que se llaman trackers (son lanchas) y que representan múltiples ventajas para el trabajo.
“Usamos semirrígidos porque, dado que no tenemos nuestra propia dársena, es la única forma de salir desde la playa para ir a pescar”, detalla Luis. “El semi tiene 99% de flotabilidad positiva, lo cual es clave para nosotros porque cuando encaramos las olas hasta que se sale de la rompiente la embarcación se llena de agua y si estuviéramos con un tracker nos hundiríamos”.
-Y entonces, ¿por qué les conviene un tracker para el trabajo?
-Porque para la pesca en sí es mucho mejor: el mantenimiento es más fácil (el semirrígido siempre se pincha o se rompe con los anzuelos) y permite manejar con más eficiencia las artes de pesca, porque por ejemplo al apoyar las trampas de cangrejos los semi se manchan con óxido y se deterioran, mientras que con los trackers eso no pasa.
-¿Qué tamaño tiene que tener una embarcación para ser de pesca artesanal?
-No pueden superar los 8 metros de largo, los motores pueden ser de hasta 100 caballos de fuerza y lo máximo que nos podemos alejar de la costa son casi 15 kilómetros. La pesca se realiza con redes de espera y se levantan manualmente, no usamos guinches. También se reparan a mano. Es un trabajo fuerte.
-¿Qué variedades pescan y a quién le venden?
-Pescadilla, corvina, gatuzo, besugo, brótola, pez gallo, pejerrey, langostinos con trampa y cangrejos; es la variedad costera, tal como dice nuestro permiso. En cuanto a la venta, al no tener trazabilidad siempre caemos en el acopiador. Pero ahora con la cooperativa queremos llevar nuestro producto a la cadena de comercio, por ejemplo a las pescaderías, y armar ferias barriales para acercar pescado a bajo costo.
En este punto, Luis menciona otro de los problemas urgentes que los pescadores artesanales deben resolver y para lo cual piden ayuda: facilitar la obtención de la licencia para pescar que hoy es complicada debido a la gran cantidad de pasos y papeleo.
“El problema es que aun cumpliendo con todo siempre pasa algo a último momento”, dice a modo de reclamo. “Hubo que matricular las embarcaciones, lo hicimos; hubo que sacar el Monotributo, lo hicimos; pero siempre se pide algo más que hace que al final no logramos la licencia. Entonces la cosa se complica porque un bote con sus artes de pesca no baja de 5 millones de pesos y representa trabajo para 7 personas en tierra, o sea que somos un gran aporte para la economía popular pero no nos sentimos apoyados”.
En cuanto a las otras cuestionen que tienen que resolver, Luis hace énfasis en que necesitan apoyo en la compra de un tractor para mover los botes cuando vuelven a la playa y créditos para poder pasar de los semirrígidos a las lanchas trackers cuando tengan su dársena en el puerto. Además, les gustaría tener un lugar para vender pescado fresco y que su trabajo sea parte de un circuito turístico para que quienes visitan Mar del Plata sepan de qué trata la pesca artesanal.
“El pescador artesanal siempre fue relegado, no se le da importancia ni se le tiene en cuenta, por eso para dedicarse a esto a uno le tiene que gustar mucho su profesión”, asegura. “Quienes integramos FISKR nos sentimos orgulloso de lo que hacemos e involucramos a nuestras familias y sentimos que luego de un año de trabajo como cooperativa estamos haciendo real la frase de nuestro logo de ´Lo imposible se hace posible´.
-¿En qué sentido?
-En que estamos teniendo visibilidad. Durante la pandemia empezamos a llevar pescado a los barrios y logramos armar una reunión con gente del INTA, de Prefectura, del Ministerio de Nación y del Municipio, y nos empezamos a hacer escuchar: hasta nos dieron una bajada náutica en la zona de Camet. Hay que entender que no solo el campo genera plata para la Argentina, la pesca también deja, y mucha. Pero hay que hacerlo ver, si no nadie se entera y seguimos en la misma.