La faena de mayo fue alta y se explica en gran medida por la continuidad en la salida de hacienda de los campos de cría complicados por la seca y la falta de pasturas.
Comenzó a llover, pero no llueve pasto y el frío del otoño se hizo sentir en la disponibilidad de forraje.
En mayo pasado, los envíos a faena sumaron casi 1,32 millones de animales, lo que significa un incremento del 12% con respecto al mismo mes del año pasado.
De ese total el 48,7% fueron hembras. Si bien su participación bajó 1 punto porcentual respecto de abril, cuando se comparan los datos con mayo del año pasado se destaca el aumento en la faena de vaquillonas, que fue de 20%, y de vacas, que se elevó 7,5%.
Esos datos evidencian la falta de recursos de los criadores para retener a los vientres en los campos. Los ganaderos se vieron obligados a la liquidación o venta forzada de hacienda que hubieran retenido en sus campos de haber tenido suficiente pasto.
Pero la seca los obligó a descapitalizarse de más, y por eso muchos creen de en la segunda parte del año habría una mayor demanda de vientres. Tres factores impulsarían esto: la mejora en la condición climática, que el recambio presidencial genere mejores expectativas en cuanto a las políticas hacia el sector, y la necesidad de refugiar el capital en hacienda y no en dinero.
Por otra parte, en lo que va del año los envíos a los frigoríficos suman 6 millones de cabezas, 10% más que en los primeros 5 meses del año pasado. Pero en cuanto a las categorías de hembras (terneras, vaquillonas y vacas) el total asciende a 2,9 millones de animales, lo que significa un incremento de 16%.
Gran parte de esas vacas y vaquillonas van a las playas de faena con mucho menos kilaje del que deberían tener y por eso la producción de carne y el peso medio por res crecen menos que la oferta ganadera.
La tendencia a la venta de vientres por encima de lo deseado de parte de los criadores continuaría este mes al menos.
Otro dato que se desprende de las estadísticas de movimientos de hacienda que lleva a cabo el Senasa es el incremento en los ingresos a los corrales de engorde, también creciente debido a la sequía. Roza los 2 millones de animales, que es el pico más alto del que se tenga registro. Ese número se alcanzó en la gran liquidación del 2009.
Esto da cuenta que una vez superada esta etapa de alta oferta de vientres, lo que se supone comenzaría a darse entre junio y julio, el mercado contará con mucha hacienda liviana durante la mayor parte del segundo semestre, lo que atentaría contra una recuperación de los precios del ganado para la faena.