En 2023, año de la gran sequía, la faena de bovinos en la Argentina fue de las más altas de las últimas décadas. Según los datos de movimiento de hacienda del Senasa, los ganaderos mandaron a los frigoríficos 14,57 millones de vacunos, lo que significó un crecimiento interanual de 7,5%.
Desde 1990 a esta parte, ese nivel de faena solo fue superado en el período que va de 2007 a 2009, cuando también la sequía y las políticas del gobierno kirchnerista -que cerró exportaciones y puso límites de precios entro otras restricciones-, hicieron que los productores se vieran obligados a desprenderse de su capital. Por eso el stock cayó 20% luego de esos años, y la Argentina llegó a perder cerca de 8 millones de cabezas.
Este año ese efecto de liquidación, que además se vio acompañado por la buena demanda de vacas desde China, el principal destino de la exportación, también fue visible, aunque se estima que la baja en el rodeo ganadero será mucho menor a la de entonces.
De los datos oficiales se desprende que, a pesar de que el año terminó con una faena altísima, en diciembre pasado sucedió lo contrario.
El mes pasado hubo una caída muy importante de las ventas de parte de los ganaderos a los frigoríficos: sumaron apenas 1,067 millones de vacunos. Sería por lo tanto la faena más baja de todo el año, empatando el volumen de febrero del año pasado que en realidad tuvo menos días hábiles. Por lo tanto, la de diciembre fue la más reducida si se contempla la cantidad de jornadas en que operó la industria.
La hacienda remitida a las plantas frigoríficas en diciembre fue 15% menor a la de igual mes del 2022 y 12,5% menor a las remisiones de noviembre.
El recambio presidencial y las expectativas respecto de las medidas que anunciaría el nuevo gobierno -por caso, desmantelando el 1 de enero todas las restricciones a la exportación- sin dudas también influyeron en las decisiones de venta de los productores y a su vez en la de los compradores. En diciembre, sin demasiada oferta, los matarifes y frigoríficos llegaron a pagar más de 2.000 pesos por kilo vivo de novillitos y vaquillonas que luego cayeron a 1500/1600 pesos.
Las bajas en las faenas fueron significativas en diciembre en todas las categorías. En novillos, novillitos y vaquillonas llegó al 12%, y en terneros al 25%. Con esas categorías se atiende a la demanda interna. En tanto la reducción en la faena de vacas (con destino exportación) fue de 16% y la de toros 12%.
Sumando el aporte de vacas, vaquillonas y terneras, la faena de hembras significó el 48,25% del total, en línea con los niveles de los últimos meses.
Esta caída en los ofrecimientos de hacienda terminada preanuncia también la baja que el mercado descuenta habrá en el primer tramo de este año, como consecuencia del vaciamiento de los feedlots y de la ausencia de ganado por fuera de este eslabón, debido a que la seca impidió las recrías.
Por eso algunos operadores suponen que esa reducción en la oferta presionaría los precios del ganado al alza, reduzca la oferta para el consumo interno -que se calcula caería a 44/45 kilos anuales por habitante- y por otra parte impediría que la exportación logre superar los niveles de venta de este año.
Esto sucedería porque se espera que la faena de vacas de este año sea mucho menor que la de 2023, ya que los campos de cría recompusieron su oferta forrajera y los productores querrán recuperar el stock perdido. Loas frigoríficos exportadores tampoco tendrán novillos en cantidad abultada hasta la primavera, ya que habrá que esperar el proceso de recría y terminación a corral que de mínima demora 7 meses.