En Bichos de Campo iniciamos con la presente entrega una sección dedicada a evaluar el contenido de carácter agropecuario presente en los diferentes textos escolares empleados en escuelas secundarias argentinas.
Si bien la información sobre cuestiones relativas a la actividad agropecuaria está plenamente disponible, la mayor parte de los libros escolares –increíblemente– cuenta con gran cantidad de desinformación y datos erróneos y confusos sobre la materia.
Por ese motivo, consideramos relevante hacer un llamado de atención al respecto para que tanto las empresas dedicadas a elaborar el material pedagógico como las instituciones educativas puedan ofrecer contenidos apropiados a partir de información fidedigna.
En la presente oportunidad analizamos el manual de Geografía de la Editorial AZ para tercer año de CABA, en el cual se indica que “la soja tiene el inconveniente que extrae del suelo altos índices de fósforo, azufre y otros componentes como calcio y magnesio, que los productores deben reponer mediante los fertilizantes nitrogenados y fosforados”.
“En la pampa argentina se utilizaba la soja en combinación con trigo o maíz de manera exitosa, pero la sobreexplotación de los suelos por la excesiva extracción de nutrientes hizo que éstos rindan menos y que los productores tuvieran que compensarlos con fertilizantes”, asegura el texto.
Los responsables de tales afirmaciones, además de ignorar que el maíz y el trigo también extraen nutrientes del suelo que deben ser repuestos por medio de la fertilización, tienen especial interés en mostrar a la soja como un factor desfavorable. En realidad, cualquier agrónomo podría haber explicado que la caída en los valores que presentan algunos se debe más la falta adecuada de rotaciones entre los cultivos que a un cultivo en particular.
“La fuerte demanda internacional y la suba de los precios hizo que el cultivo lo mismo se extendiera por el Gran Chaco, el noroeste argentino y el resto de las tierras de Latinoamérica, sin mirar la deforestación y la extinción de la biodiversidad que debían hacer, porque no hubo control por parte de los gobiernos debido a las altas retenciones fiscales que realizan en las exportaciones de la soja”, remarca el texto.
Nuevamente, se intenta asociar al cultivo de soja con aspectos indeseables, como es el caso de la deforestación, sin hacer, por ejemplo, mención alguna a la Ley de Bosques (La 26.331) vigente en la Argentina desde fines de 2007.
Por otra parte, se intenta –aparentemente, porque la redacción es poco clara– asociar el cobro de derechos de exportación a la soja con la ausencia de controles ambientales que generaría el cultivo de soja.
“El crecimiento de la superficie cultivada con soja en muchos países de Latinoamérica está relacionado con el modelo económico agroexportador posibilitado por la cantidad de tierras disponibles y la mano de obra barata, pero trajo consecuencias ambientales y sociales alarmantes como la gran deforestación en millones de hectáreas, como en la Amazonia, en el sudeste de Brasil, en el Gran Chaco y el noroeste argentino; la destrucción de los ecosistemas y con ello la pérdida de la biodiversidad; la erosión, compactación y pérdida de fertilidad de los suelos por el monocultivo; y la contaminación de los suelos y aguas por la fumigación de cultivos con insecticidas y herbicidas que afectan el medio ambiente y la salud de las personas”.
Vale aclarar, primero, que en la región brasileña de la Amazonia no se cultiva soja. En este último párrafo se siguen sumando supuestos efectos perniciosos del cultivo de soja y no quedan dudas de que la intención de los autores, lejos de aportar información sobre el principal cultivo presente en la Argentina, consiste en adoctrinar a su audiencia cautiva para que no haya dudas de que gran parte de los males de nuestro tiempo tienen su causa inexorable en el cultivo de soja.
“La soja transgénica es aquella cuya característica genética fue modificada con el fin de que su comportamiento, funciones o rasgos se adapten a condiciones que no poseen las especies naturales”, asegura el libro y está por demás claro que los autores del mismo ni siquiera destinaron un minuto en buscar en Google alguna definición apropiada sobre el tema entre las miles que se pueden encontrar en el buscador.
Al referirse a la actividad agropecuaria en América latina, el texto menciona que el sector está integrado por sistemas latifundistas y minifundistas y que “enfrenta una serie de problemas como la tendencia a la emigración del campo a la ciudad por los bajos salarios, el escaso rendimiento por persona y la dificultad para atender las demandas alimentarias (sic)”.
“Otra de las dificultades es la falta de reinversión de las ganancias, porque las empresas multinacionales las transfieren a otros países o actividades y las empresas nacionales las invierten en las ciudades”, afirma el libro. Y añade que “la práctica del monocultivo hace que dependan de los precios fijados en los mercados internacionales, de la demanda y de la alta vulnerabilidad de las tierras en caso de plagas o enfermedades”.
En ninguna parte del texto se hace referencia al hecho de que las naciones que integran el Mercosur son las principales productoras mundiales de soja y las mayores exportadoras de productos derivados de la oleaginosa, además de otros productos agroindustriales que representan la principal fuente genuina de generación de divisas en esas economías.
Tampoco se hace mención alguna al hecho de que la producción agrícola está mayormente en manos de pequeñas y medianas empresas agropecuarias familiares que invierten, año tras año, grandes cantidades de capital para obtener una nueva cosecha agrícola.
La ausencia de referencias también abarca a los adelantos tecnológicos –como la siembra directa, eventos biotecnológicos, intensificación agrícola y fertilización– que permitieron hacer del agro sudamericano uno de los más eficientes del orbe sin ayuda de subsidios ni ayudas estatales (y en el caso argentino, incluso, a pesar de una enorme carga tributaria y regulatoria).
Insólitamente, el contraste es abrumador cuando al definir el estado de la actividad agropecuaria en la “América anglosajona”, el texto asegura que “EE.UU. es el primer productor mundial de maíz y de soja” como “resultado de destinar importantes inversiones a la investigación, la capacitación técnica y el uso moderno de la tecnología”.
Estados Unidos, cierto, es el mayor productor y exportador mundial de maíz, pero en soja hace tiempo que perdió el liderazgo en manos de las naciones que integran el Mercosur, las cuales lideran con comodidad en el rubro.
Es inocultable observar que, más allá de las burdas generalizaciones y errores contenidos en el texto, el mismo está redactado con un sesgo ideológico que pretende asociar el concepto de agro con “atraso” en Latinoamérica, mientras que, increíblemente, lo contrario sucede cuando se menciona el tema en EE.UU.
En definitiva: el tratamiento realizado por el libro sobre la principal actividad económica presente en la Argentina es inadecuado, incompleto y requiere una revisión y actualización urgente.
La verdad que uds son un número! Me hacen el día jajajaja.
Niegan la ciencia y no se hacen cargo de las externalidades del modelo de monocultivo
(-_-)
Los funalitos como vos nunca en su inutil vida van a poder aportarle 1 dólar en producción al país solo sirven para ser parásitos de la SOJA!!!
Negar la desforestación para priorizar el cultivo de lo que sea, es querer tapar el sol con las manos. En lugares como Córdoba queda poco y nada de monte nativo. Es alarmante ir viajando hacia Río Cuarto e ir mirando el horizonte. Puede que el manual tenga sus sesgos, pero criticarlo sin darle la razón a ciertas verdades que contiene… no habla muy bien del autor de la nota.
Con el bosque Nativo no te matan el hambre a vos!!! Ni se mantiene al país!!!
Lo que es no saber nada. Seguí adoctrinandote con la editorial AZ que así estás.
Lo que no se dice que en argentina,entre las retenciones y la disparidad cambiaría,
Alproductor no le queda posibilidad de reponer nutrientes,por culpa de esos dos factores los ambientales tas deberían criticar al gobierno que nos obliga a exportar nutrientes sin fertizar.Nunca se preguntaron porque en los últimos años estamos estancados en el tonelaje de producción por hectárea cuando otros países crecieron. Nunca se preguntaron porque estamos estancados en la cantidad de cabezas de ganado desde hace décadas y en el porcentaje de desteteSaque su conclusión,piense en el pueblo argentino
miren información científica y verán que cuantitativamente es así, que raro que no lo sepan bichos del campo??
y es absolutamente cierto. Todos los que nos dedicamos a estudiar los procesos territoriales desde los lugares mas prestigiosos de la ciencia del Pais y América Latina, tenemos claro que el desmonte es uno de los procesos que ha contribuido al cambio climático, a las grandes inundaciones, la perdida de suelos y biodiversidad y demás procesos que se dan por el monocultivo, no solo de soja sino de muchos otros mas. La agroecología contempla estos temas y debiera ser el camino para encausar una producción que es super necesaria para el Pais pero que debe ser consiente y planificada. No es solo hacer negocios la cuestión
El libro de divulgación que mencionan es lo mas simple, esta lleno de documentos elaborados por científicos que lo explican mucho mas en profundidad y en detalle….No hay peor ciego que el que no quiere ver
Es verdad lo que dice el manual. Encima que hacen mierda la tierra, la salud de la gente, pretenden que no les hagan retenciones.
Gente que escribe sin tener la menor idea de nada. La soja no se fertiliza con Nitrogeno. La soja fija Nitrogeno. A partir de ahí, una burrada detrás de la otra. Pobre juventud!.Pobre Argentina.! Una fábrica de pobres, ignorantes, resentidos y brutos. Un pais con un futuro negro.
Con el agravante de que no saben escribir educación por”educasion” esta todo dicho.
Aprehender quiere decir leer y cultivarse esta bueno que lo lean muchachos!
Sería bueno que planten árboles alrededor de los cultivos de soja . Nunca hay árboles ni espacios verdes en la plantaciones de soja ¿Se dieron cuenta? PLANTAR ÁRBOLES NO CUESTA NADA.
Seria bueno. Comparto.
Primero tendrían que comenzar con publicar notas bien escritas, cómo vas a escribir educación con S. Así estamos, que pobreza de estudio.
Lo siento por los agrovenenosos…pero lo que dice el manual el totalmente cierto y no solo en argentina… en todos los países donde se tiene el.modelo monovultivo agro exportador sin niguna conciencia del mal que hacen paso lo mismo… van a decir que el glifosato es ACTIMEL ???
Claudio Dulcich,, no vale la pena aclarar a la gente q no sabe una mierda del tema,,,
Tengo un slogan desded hace años y lo aplico : no discuto con: *fanaticos*ignorantes*porfiados y pelotudos…..
Se feliz ,,,,
Y llegamos tarde con estos estudios sobre clima tecnología etc ect ya q era seguro q iva a suceder se producen herramientas a semillas que no encajan con la realidad. El animal más destructivo sobre este planeta es la raza humana. Ya no hay atras
Se escribe “educación”. Lo mínimo que se exige, de un informe periodístico, es que revise lo que publica. Una vergüenza.
No leíste el final de la nota, piba.
Me pregunto: el libro estará promocionado por la reina”Cris”, enemiga del “yuyo” llamado soja? je, je!!
Bueno, finalmente vuestro medio acepta el envenenamiento. El agroquimico es un agrotoxico
https://bichosdecampo.com/a-juan-carlos-cristo-agronomo-del-inta-le-preocupa-el-elevado-uso-de-agroquimicos-estamos-viendo-fugas-de-los-sistemas-agricolas-hacia-las-napas-y-hacia-la-atmosfera/