El periodista Marcelo Longobardi, uno de los más escuchados por la política argentina, se descolgó este viernes en su comentario editorial de las nueve de la mañana, en su programa de Radio Rivadavia, con una idea que parece descabellada pero no lo sería tanto: Propuso que el gobierno de Javier Milei “privatice” al sector agropecuario.
¿Cómo “privatice”? ¿Si se supone que los campos en la Argentina, salvo unos pocos en poder del Ejército o del INTA, siempre fueron privados?
Hay que detenerse en el razonamiento de Longobardi, que tiene una gran carga de verdad y mucha más de ironía. Vale la pena entender a qué se refiere porque de esa manera también se podrá entender de qué se quejan tanto los productores, a lo largo de los años y de los gobiernos.
Según este razonamiento, el campo argentino esta “estatizado” y por lo tanto se puede volver a privatizar, en el sentido de devolverle el manejo a sus propios dueños, los productores.
“Dentro de la ley ómnibus se ponen en la lista de empresas privatizables a un montón de compañías argentinas, creo que son 41”, comenzó Longobardi con su razonamiento, antes de lanzar una propuesta que parece disparatada: “Acá tenemos un tema muy importante. Lo primero que podemos privatizar es al campo, porque el campo está estatizado desde hace mucho tiempo”.
Obviamente que el periodista no se refería a los títulos de propiedad de los establecimientos rurales, que según el último Censo Agropecuario son unos 250 mil en la Argentina. Se refería más bien a lo producido en ellos.
“Desde que la Argentina comenzó a aplicar retenciones (tras la crisis de 2001 y la salida de la convertibilidad), y eso se volvió una política de Estado, y como no era posible estatizar a los productores, se les estatizó la caja. La Argentina ha sido diabólica es este asunto, al que nunca se lo miró desde este punto de vista”, dijo Longobardi.
¿Cómo es que la producción agropecuaria argentina ha sido estatizada, según esta mirada? Por dos vías, a partir de la devaluación de principios de 2002, cuando el ministro era Jorge Remes Lenicov.
Por un lado, el Estado “obligó” a los productores “a liquidar sus dólares en un mercado de cambio oficial, a un tipo de cambio ridículamente más bajo”, indicó el analista.
En realidad, quien debe liquidar sus ventas de dólares y cambiarlos con pesos ante el Banco Central (en el Mercado Único y Libre de Cambios), es el exportador, que luego con esos pesos va y compra los granos a los productores en pesos, y los convierte en víctimas finales de esta situación.
Pero Longobardi agregó que “arriba de eso (el Estado) le metió retenciones (al campo)”. Ese tributo a las exportaciones (que la Aduana también descuenta a los exportadores, pero que éstos trasladan de inmediato al productor) también se reestableció en 2002 y ya lleva 22 años, con una transferencia estimada de 150.000 millones de dólares al Fisco. Llegaron a un pico de 35% en tiempos de Cristina Kirchner. Hoy están en 33% para la soja y 12% para el resto de los granos, pero con miras a subir a 15% si se aprueba el proyecto de ley de Javier Milei.
Según Longobardi, la combinación de ambos artilugios “finalmente es una forma inapropiada, yo diría maquiavélica, de estatizar al sector agropecuario argentino, cuyo margen de maniobra es muy poco. ¿Los tipos (en refrencia a los productores) qué pueden hacer? Sembrar y cosechar, y el resto lo maneja el gobierno”, avaló el comunicador, sorprendido porque “aún así, el sector sobrevivió a una estatización de 20 años”.
Aquí habría que hacerle un agregado al comentario de Longobardi, que él no tiene por qué saber dedicado como está a la política y a la macroeconomía. Si “el sector sobrevivió”, como él supone, lo hizo a costa de dos fenómenos paralelos: una fortísima concentración en la cantidad de productores, que en los últimos 20 años se redujo casi 30%; y la explotación desmedida de los recursos naturales, básicamente con la pérdida exagerada de áreas de monte y sobre todo de la fertilidad de los suelos agrícolas pamepanos, ya que bajo este régimen “estatizador” los productores no pudieron reponer ni la mitad de los nutrientes que extrajeron con sus cultivos.
Como sea, Longobardi pegó en el centro de las críticas que habría que hacerle a la gestión de Milei en materia de política agropecuaria, puesto que el libertario, más que modificar los ejes como había prometido, los ha consolidado y hasta promete profundizarlos: Por un lado sigue obligando a los productores a vender sus granos en pesos (muchas veces a un tipo de cambio atrasado) y además sobre eso les aplica retenciones.
Por eso no suena a dislate la propuesta de Longobardi: “El gobierno podría promover la privatización del campo vía la baja de retenciones y la liberalización del cambio”, para que los productores “vendan sus dólares de la manera que quieran”.
Los populistas han logrado lo que en los países comunistas fracasó.
La propiedad en manos privadas pero la renta para el estado, la maquiavélica política agropecuaria.
El riesgo para el productor y las ganancias para los gobiernos populistas.
Longobardi dijo que los productores sobrevivieron, pero a un costo altísimo.
Sojización, destrucción de la ganadería y de la lechería, cosechas de trigo, girasol, maíz y sorgo pauperrimas.
El nivel de fertilidad de los suelos( ningún político piensa en ello) bajó significativamente.
Inclusive la soja ya no tiene el nivel de proteína de 20 años atras.
BICHOS roza tangencialmente un tema clave: ¿el productor ds realmente libre para producir, comprar insumos de todo tipo, transportar, vender, cobrar por sus ventas un precio libre, especular, ahorrar o malgastar sus bienes?
La respuesta es no. Entonces de qué libertad me hablás @javierMilei?
Demos las vracias a Longo, q se debe haber enterado por algún amigo q ea productor y analiza sin piedad pero con un descocimiento alarmante de los abusos q viene sufriendo el productor mientras los teros gritan q el mercado es libre. Hay kioskos y negocios muy legales q la politica le embocó al campo. Ahora sólhay un siga siga y miremos para otro lado
Longobardi esta muy bien informado y willi coam explica la realidad de cómo le meten la mano al productor en el bolsillo al productor con el tipo de cambio atrasado y con las retenciones.
Lo cierto es que
Los campos se están gastando y se les va terminar la bonanza en algún momento
Los rindes son gracias a los fertilizantes.
Llegará un momento que las tierras rotaran
Al sector ganadero o pasturas por ser anti económico
Hasta donde se tirara la cuerda del campo nose
Hasta que se fundan todos como ya ha pasado en otras décadas
Y el productor deje de sembrar y pierda todo
La triste realida
El campo no es formador de precios. Las Explotaciones agrop tienen 3 socios : productor, clima, fiscos.( Nacion, Pcia y Municipio), que le confiscaron la renta. Ganadería: irrentable. Tiempo de producción 1 kg carne= 3meses sincronizarlos toro/vaca+9 gestación + 6 al pié lactando= 18 meses( destete), se inverna extensiva= 12 meses más= 2 años y medio= 1kg carne $ 1.500 bruto. deduciendo gastos quedan aprox $ 1.200 menos retenciones, menos luego de la util neta 35% gananc= rentabilidad nula, y CERO rentabilidad si alquila cpo ganadero. Coincido con Longobardi 100%
Sin retención hay que dolarizar los salarios. Si dejamos la puerta abierta a la ambición desmedida del empresario volvemos al punto de partida.
Los empresarios no ponen los precios en los negocios agropecuarios, donde son miles los demandantes y los oferentes
Salvo cuando interviene el gobierno, se distorsiona todo, prohibe exportacione, precios máximos DEX y toda la batería de resoluciones para dañar a los productores
El sorgo vale más que el maíz, la carne de caballo está al mismo precio de la vaquillona., el litro de agua mineral más caro que el de leche, la esquila es más costosa que la lana y el cuero se regala
A todo esto, agregemos tema IVA. Insumos con el 21% y ventas con el 10.5%.
El análisis de Longobardi, es lo más realista que he escuchado hasta ahora, referido a los productores agropecuarios, porque no escuche a “nadie”, decir de que: “se están apropiando del esfuerzo ajeno”, ni político, ni gremialista rural, ni ciudadano, ni industrial, ni el propio productor, que es el que lo padece, y sufre las consecuencias a travez del tiempo.