La cuarentena por el coronavirus arrancó con el otoño, cuando comienza a bajar la demanda de carne porcina, sobre todo de embutidos. Entre esa cuestión estacional, la cancelación de toda la venta a través del canal “horeca” (hoteles, restaurantes y caterings) y en una economía en caída libre, el valor de la hacienda porcina se desplomó. Entre abril y agosto el valor estuvo muy bajo y eso significó pérdidas económicas significativas para los criaderos de cerdos.
Esta situación, que fue alertada por diferentes consultores, derivó en la búsqueda de estrategias comerciales para ofrecer cortes frescos a valores muy bajos. Por ejemplo los perniles se remataron frescos a unos 150 pesos el kilo.
Hay que tener en cuenta que a diferencia del sector vacuno, que exporta más del 25% de lo que produce y actúa desagotando el mercado local, en el caso del sector porcino el 95% de la carne queda en el país.
A pesar de eso, y gracias a la globalización y a cuestiones que tienen que ver con el contexto mundial, la tendencia de precios porcinos se revirtió notablemente en el último mes. El capón, que se llegó a vender en torno a los 60 pesos durante el invierno, llega ahora a 110 pesos por kilo vivo. Esto implica que los cerdos para faena alcanzaron los valores que lograron en el Mercado de Liniers el ganado de feedlot, que suele ser el más caro.
Ese empate no es algo inédito pero sí pocas veces visto. Genera cierta preocupación en el sector porque por lo general, para tener aceptación en el mercado local, la carne de cerdo debe mantener una brecha de precios del 14/20% con la vacuna, que es la preferida de los argentinos.
“Una vez más, y no porque nosotros hagamos las cosas bien, los astros se alinearon”, destaca Adrián Bongioanni (foto), productor de Córdoba y directivo de Pormag, asociación dedica a la comercialización de capones que se transformó en referencia de precios para el sector.
Escuchá la charla con Adrián Bongioanni:
Lo que pasó fue que la peste porcina africana llegó a Alemania (el virus se detectó en varios jabalíes), que es un gran productor de esta carne y abastecedor de China, que a su vez y por la misma peste en 2018 tuvo que sacrificar gran parte de su rodeo porcinos. Esto hizo que le falten 18 millones de toneladas de carne, que salió a reemplazar en diferentes orígenes con carne porcina, aviar o vacuna. Alemania ya no corre esa carrera.
Alemania venía abasteciendo a China con 400 mil toneladas anuales de carne de cerdo. No parece mucho para un país que consume 50 millones de toneladas, pero agrava el faltante que ya tiene China.
Le preguntamos a Bongioanni si creía que esta tendencia de precios se iba a sostener y respondió: “Digamos que tengo prendidas varias cajas de vela”.
El punto es que la suba del capón vino a compensar los fuertes incrementos de los costos sobre todo de la alimentación que se vienen dando de la mano de la firmeza del maíz y la soja. El productor explicó que el 80% de los costos de producción están dolarizados y que se teme por una nueva devaluación que volvería a modificar las cuentas de la actividad.