Si el precio de las vacas con cuya carne se abastece la demanda de carne de China aumentó 35% en solo un mes, los valores del ganado liviano con cuya carne se atiende al consumo interno recorrieron el camino inverso y bajaron en igual porcentaje en el último semestre.
Los valores de novillitos y vaquillonas que engordan en los feedlots registran un marcado atraso. En marzo comenzó el estancamiento de las cotizaciones mientras que la inflación mensual, si bien se moderó, acumuló un incremento importante.
En marzo pasado, en rigor, el valor de los novillitos era de 1900 pesos por kilo vivo, si se le carga a ese precio la inflación acumulada desde ese mes y hasta agosto, el kilo vivo actualmente debería cotizar 2700 pesos para no perder terreno. Sin embargo, su precio sigue casi el mismo que en el tercer mes del año. A inicio de septiembre esa cotización ronda los 2.000 pesos. El atraso entonces respecto del precio que debería tener actualizado por inflación es de 35%.
En el caso de los novillos el atraso es grande pero no tanto. Su valor nominal promedio subió de marzo a esta parte 10%, y pasó de los 1700 pesos por kilo de marzo a los actuales 1850 pesos. Actualizado por inflación su precio debería ser de 2400 pesos. El atraso en este caso llega a 23%.
Lo que redujo los valores de estas haciendas en términos reales es la debilidad de la demanda interna, visiblemente castigada por la recesión económica. No hay plata.
El retraso en los valores no es todavía mayor porque la cantidad de carne que se viene volcando al mercado doméstico es moderada y alcanza para un consumo interno de 47/48 kilos anuales per cápita. Si el abastecimiento local de carne vacuna fuera mayor, los ganaderos estarían recibiendo menos dinero aún.
Esta situación pone de manifiesto una vez más la importancia que tiene para la actividad contar con un consumo interno fortalecido. De hecho, los argentinos siguen absorbiendo el 70% de la carne que se produce.
Claramente la exportación juega a favor de que los precios no hayan caído más, porque más allá de que el grueso de lo que se embarca es carne de vacas, parte de ese volumen (en especial el de las vacas de mejor condición y también cortes de novillos que van a ese mercado) se tendría que haber comercializado en la plaza local de no contar con ese destino y esto hubiera afectado más a los valores de las demás categorías vacunas.
Los feedlots que engordan novillitos, vaquillonas y la mayor parte de los novillos cuentan con mucha hacienda en sus corrales. Según Senasa, el mes pasado tenían 2,05 millones de animales encerrados y a inicios de septiembre se contabilizaban 2 millones.
Esto significa que los engordadores están aprovechando el final de la zafra de terneros para hacerse de stock, porque al igual que le sucede a los frigoríficos exportadores, les conviene perder plata ahora y compensar eso con momentos de bonanza, que dejar de operar cuando hay costos fijos que sostener.
Que en los corrales haya tanto ganado significa que en los próximos meses habrá una buena cantidad de carne de calidad para la demanda interna. No solo está asegurando el abastecimiento sino también que al menos hasta noviembre o diciembre -en tanto la oferta no se modere- no habrá chances de mejoras en los valores cuya recuperación no dependerá solo de ese factor sino también de la capacidad de pago de la demanda.
Y los gastos de producción? Ahí esta la cuestión…