La política de precios máximos implementada por el gobierno nacional, que obliga a las empresas alimenticias a subsidiar el consumo interno con recursos propios, se ensañó principalmente con el sector industrializador de harinas y productos derivados.
En el último año, según los últimos datos publicados hoy por el Indec, la “canasta farinácea” mostró una inflación interanual del 25,6% versus un 43,2 % el promedio de alimentos y bebidas no alcohólicas en comercios y supermercados de la ciudad de Buenos Aires (CABA-GBA).
La “canasta farinácea”, de todas maneras, presenta situaciones divergentes, dado que el paquete de harina de trigo prácticamente no se movió en el último año (+6,2%), mientras que los fideos secos ajustaron un 15%, las galletitas dulces 17%, las galletitas de agua un 21%, el pan de mesa casi un 29% y el pan francés un 41%.
Luego de registrar un retraso importante en buena parte de 2020 y comienzos de este año, los productos de la “canasta láctea” finalmente comenzaron a acercarse al promedio de la inflación de alimentos con un ajuste interanual del 40,6% liderado claramente por los quesos de pasta semidura y dura con subas de casi el 50%.
En cambio, otros productos comprendidos en el programa de precios máximos ajustaron bastante menos, como es el caso del yogur firme (+22%), el dulce de leche (+30%) y la leche fresca en sachet (+39%).
El pollo entero finalmente logró recuperarse luego del “retraso” que venía registrando con un ajuste interanual del 50%, mientras que los huevos, en cambio, ajustaron bastante menos: un 27%.
La canasta cárnica bovina –integrada por asado, carne picada, nalga, paleta y cuadril– es la menos comprometida al experimentar en el último año un ajuste superior al promedio con una suba de 78%. Los argentinos, amantes incondicionales de la carne vacuna, es una de los últimos consumos que restringen en una situación de crisis económica. Y la oferta de carne viene mostrando señales de “fatiga” luego de funcionar sobre exigida en 2020.
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Un aspecto llamativo es que, si bien en Capital Federal y Gran Buenos Aires la inflación promedio en alimentos y bebidas fue del 43,2%, en el NEA fue de 52,3%, en la zona pampeana del 49,6%, en Cuyo de 48,5% y en el NOA de 46,3%. Eso se explica porque el programa de precios máximos (“Precios Cuidados”) se controla mayormente en la ciudad de Buenos Aires con el propósito de contener las variaciones del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora mensualmente el Indec.