Para el sector lechero, esta edición de la Expo Rural de Palermo fue particular. No solo porque volvieron los reproductores Holando a la pista, aunque solo con ocho animales y con mucho esfuerzo de Teodoro Mulder de la Cabaña El Solaz. El aporte de la jura de Leonardo García en la pista hizo mucho por enaltecer la tradición de la raza, que recuperó después de muchos años el paso por la arena y que volverá a poner campeones en la inauguración.
De alguna manera, en los últimos años las charlas organizadas por la Comisión de Lechería de la Sociedad Rural Argentina venían a suplir algo de esa ausencia del sector en la principal vidriera del campo. Fueron muchos los expositores, pero aún más quienes colmaron la sala del auditorio Ceibo en el predio.
Para varios, la convocatoria del viernes sonaba polémica por el título: hacía alusión a “25 años de estancamiento en el sector lechero”, teniendo en cuenta que han pasado muchas cosas desde el inicio de los 2000, que fueron trágicos para el sector con todos los condimentos climáticos. Lo cierto es que, hace dos campañas, la lechería empieza a levantar la cabeza y vislumbra un horizonte más promisorio.
El primero en hacer una semblanza de la situación general del sector fue Ezequiel de Freijo, responsable del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la SRA. Lo primero que remarcó es que este negocio sigue siendo atractivo para el mundo. Si bien los precios internacionales están en rangos de menor crecimiento en medio de esta guerra de aranceles, conflictos bélicos y demandas irregulares de China, en nuestro país la producción nacional este año va a terminar creciendo entre un 6 y 8%. Con un consumo que, desde los 182 litros y con precios más reales, podría expandirse este año al 6%, equiparando un poco el ritmo del PBI. Aunque, hay costos por encima del precio pagado al productor.
Al no tener intervenciones en los precios de los productos ni en las decisiones sectoriales, con políticas que se entrometen en la realidad de todos los eslabones, se marca una tendencia de precios que buscan las prioridades de los consumidores. Las exportaciones están mostrando un comportamiento mejor, aunque el precio del productor bajó un 16% en términos reales.
Con el titulo del “estancamiento”, la Rural Argentina lo que pretendía mostrar es que, a pesar de todas las oscilaciones, 2024 cerró con 10.500 millones de litros, muy similares a los 10.300 del año 1999. Sin embargo, la expansión para este año viene de la mano de mejores condiciones climáticas en la mayoría de las zonas productivas, de una liberación del mercado y de una falta de condicionamiento en las políticas que la Nación “baja” a las provincias. Pero quedan pendientes cosas como la mejora de la infraestructura y el abordaje de la informalidad.
Sin dudas, la quita de retenciones ha sido clave para dar cierta tranquilidad en el sector. A su tiempo, en el panel de industriales, Alejandro Reca, de la firma San Ignacio, reconoció: “En el sector estamos estancados, pero no tanto”. Hablando por una empresa que tiene más de 85 años de historia, mencionó la fuerza que tiene que tener la cadena, “que un eslabón es por el otro y que de manera conjunta se va hacia adelante entre productores, industria y gobierno; que no hay enemigos en esta historia”.
“Hoy sentimos que podemos trabajar en consonancia. Hay más dinamismo, más tecnología, más productos innovadores”, afirmó. Y si bien existe la preocupación de tener un límite en el crecimiento poblacional general, lo que hay que buscar es que las personas tomen más leche, consuman productos con leche como base, que la proteína necesaria llegue a través de los lácteos.
El empresario explicó muchas de las situaciones que viven con sus plantas en la provincia de Santa Fe: las limitaciones que a veces encuentran para exportar de manera directa, las demoras que en otras gestiones tenían para la habilitación de productos. Pero también habló de problemáticas que le pertenecen a la lechería, como las críticas a la colocación de caudalímetros en camiones para saber qué se traslada. Dejó en claro que hay que transportar la mejor leche y no agua, pero que también deben andar por una senda de buenas prácticas, más cercanía con el ambiente y un mayor desarrollo tecnológico, citando la incorporación de dos robots para mejorar la productividad de su empresa y que esto tenga un impacto positivo en los precios hacia el consumo y, del mismo modo, hacia el productor.
Sabiendo que hay más leche en el mercado, Luciano Di Tella, representando a Apymel y a su empresa Yatasto, manifestó que, según su mirada, la cantidad de litros no mide el desarrollo del sector. Porque si solo se cuentan volúmenes, no se tiene en cuenta la tecnología o la genética que se aplica hoy al sector lechero, a diferencia de lo que pasaba hace 25 años atrás. Abogó por un avance en relaciones laborales más modernas que les permitan a las industrias tener otra disponibilidad a la hora de producir.
Pero lo más interesante estuvo cuando sentenció tener una “batalla personal” con dirigentes que dicen que los industriales no pagan por calidad, “porque eso ofende su inteligencia”.
“No hay una polinómica obligatoria que indique cómo pagar la leche. La industria hoy necesita más grasa, necesita más sólidos, que hay muchos productores que aún no la están produciendo, a pesar que esto se viene explicando desde el año pasado”, también fue claro.
“Las pymes no necesitan leche los domingos, y es por eso que, teniendo en cuenta que hay camiones de 7.000 litros que tienen que llevar esa cantidad de leche, se debe trabajar mejor en la capacidad de frío para no perder dinero en la logística”. Esto lo dijo esperando que en los campos haya más equipos de frío para mantener la materia prima de los productores y así mejorar los costos generales.
“Estas ideas monopólicas que algunos quieren instalar en el sector no existen. Porque actualmente bajan los precios de los productos lácteos o no corren al mismo ritmo que la inflación y, sin embargo, las industrias no se animan a poner un precio que reduzca lo que hoy cobra el productor”, afirmó.
Llamó entonces a pensar en productividad y eficiencia en tiempos donde no hay que pensar tanto en la inflación. Recordó que Apymel trabaja en la idea de generar cadenas cortas de distribución para mejorar los costos.
Di Tella destacó cuestiones como la caída de las ventas en la cuarta semana del mes, que en definitiva genera una dieta desbalanceada en la población cada tres semanas.
Habló del blanqueo del sector que surge desde el consumo, con pagos en efectivo en los puntos de venta que se hacen entre el 16 y 26%. El resto son cuentas de DNI y billeteras virtuales que han generado una “revolución pacífica y un blanqueo brutal”.
La producción estuvo representada por los líderes de las cuatro entidades que integran la Comisión de las Entidades Agropecuarias. Raúl Catta, como dueño de casa y organizador, fue el que puso el punto central sobre la mesa, “la comercialización tiene un problema serio. Se tiene que avanzar muy firmemente en el pago por litro de la materia prima”.
Por su parte, Norberto Ferrari, de Confederaciones Rurales Argentinas, explicó el cambio que está sosteniendo la entidad, generando una mesa de trabajo con las diferentes alternativas del mercado. Ferrari fue concreto: “Directamente, las cuatro entidades del campo no están a favor de la generación de un instituto de la leche, sino en mejorar las herramientas y entidades que hoy existen para el sector”, teniendo en cuenta la adopción que los propios productores hacen de la batería de datos que hoy dispone este sector.
Para José Luis Volando, de Federación Agraria Argentina, “hay que trabajar de adentro y de afuera de la cadena, entendiendo que la gente simpatiza con la lechería; que se tienen que lograr más cosas en conjunto para afrontar los desafíos posibles que tiene el sector”.
Apurado por los tiempos que impone una exposición como Palermo, fue el Director Nacional de Lechería quien cerró el encuentro, siendo muy concreto: “El sector lechero tiene que cuidar al Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), que tiene que ser transparente, sin favorecer a nadie”.
Para Sebastián Alconada, es por esto que la Mesa de Enlace Lechera vuelve a tener un rol importante; que el involucramiento que está generando la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe y la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe con la industria y la forma de comercialización son claves para que todo el criterio pueda ir avanzando.
El anuncio de Alconada se sintió fuerte, el P18 va a desaparecer en noviembre. Este sistema de estimación de precios que se había generado en 2016 y que tenía en cuenta los valores pagados por las principales 18 empresas del país, sobre lo cual algunos productores tienen contratos vigentes, va a desaparecer en el mes de noviembre. “Este es un esquema de pagos que no tiene sustento hoy, teniendo otras herramientas mucho más fidedignas para calcular el valor de la leche”, sentenció.
Alconada fue muy contundente, “la eliminación de las retenciones a los lácteos que se anunció hace un año atrás en Palermo, que se gestó en esta administración, es lo que comenzó a destrabar un trabajo consolidado en mayor producción y mayor financiamiento sin barreras al comercio, pensando las cosas desde una cabeza distinta, que incluso pusieron límites a lo que fueron los reintegros a las exportaciones que muchas veces condicionaron, incluso, el precio de los propios productores”.
Es una realidad que los productores hoy entienden las cosas de otra manera, que la flexibilización de ciertas ideas estancadas durante más de dos décadas ya no son una realidad corriente.
También es cierto que la industria comienza a ver las cosas de manera diferente y que el peso que están teniendo las pymes en este sentido es relevante. A la política, en la Nación o en las provincias, no les queda más que acompañar. Este es un proceso que ya comenzó, que parece no detenerse, pero que al mismo tiempo recorrerá un camino largo hacia adelante, anclándose en el pasado y superando los traumas de tantos años de diferentes complejidades.