A principios de año, en este mismo sitio escribimos, con lógica periodística pura, algunas notas con preocupación: decíamos que las exportaciones de trigo eran muy aceleradas y que esto podría poner en riesgo el abastecimiento del cereal para el mercado interno, sobre todo en los meses previos a los del “empalme” entre campañas, cuando ingresa el nuevo trigo del ciclo 2020/21. Parece une eternidad el tiempo que pasó, en el medio de la pandemia. Pero en marzo pasado la secretaria de Comercio, Paula Español, seguía con mucha atención este asunto.
Un informe publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en las últimas horas mostró que ese escenario temido de escasez de trigo y suba de los precios de los alimentos panificados finalmente no se produjo y que la cadena triguera transitó con madurez un escenario crítico. Los exportadores frenaron su ritmo frenético, los molinos se ordenaron y se evitó el precipicio, frente a un gobierno que no dudaría en empujarte al abismo de ser necesario.
Ver Se preanuncian varios meses de dientes apretados en el mercado del trigo
“Con el ciclo 2019/20 de trigo prácticamente finalizado y con escasa mercadería por comercializar internamente, el mercado aguarda expectante el ingreso del cereal correspondiente a la nueva campaña comercial 2020/21”, dicen Bruno Ferrari, Alberto Lugones y Emilce Terré, tres analistas de la BCR. El trigo que viene llegará maltrecho por culpa de la sequía. Pero llegará y calmará las aguas.
De mal estado del trigo hasta el 5 de noviembre da cuenta un informe publicado por el Ministerio de Agricultura. Dice que a nivel país nada menos que el 40,7% de las hectáreas sembradas con el cereal “se encuentran en un estado entre regular y malo”. Por eso se han ido moderando las apuestas de los analistas del sector privado, que arrancaron en 22 millones de toneladas y han bajado a 16/17 millones.
Para la Guía Estratégica para el Agro (GEA-BCR), el pronóstico del trigo por venir se ubica ahora en 17 millones de toneladas. “Es decir, 2,5 millones de toneladas menos que el ciclo anterior”. De todos modos, como el consumo interno es de 6/7 millones, el trigo alcanzará y habrá mucho margen para exportarlo.
El dato interesante del informe de la BCR es que “el stock comercial a octubre permanece por encima del registro del año previo, con 2,17 millones de toneladas”. Esas reservas son las que permitieron transcurrir un tránsito más o menos pacífico. “Dicho guarismo es un máximo desde el ciclo 2015/16 para este momento del año, lo cual trae cierto alivio para el empalme comercial de las campañas a pesar del panorama productivo desfavorable”, indicaron los especialistas.
Noviembre traerá la calma definitiva. “Ya para el mes en curso se espera que comience a ingresar la mercadería cosechada de forma temprana en el norte argentino, a pesar de que la nueva campaña comience oficialmente el 1° de diciembre próximo”, explicó la BCR.
Queda muy claro que los exportadores pisaron el freno para no provocar un desbande en el mercado doméstico. Hasta octubre inclusive habían enviado al exterior 11,6 millones de toneladas del trigo de la campaña 2019/20, “lo cual representa casi 1 millón de toneladas más que los despachos del ciclo 2018/19 en el mismo período”.
Pero los negocios fueron menguando con el correr de los meses, “hasta alcanzar el último mes solo 63.500 toneladas con destino exclusivamente hacia Brasil”, se indicó. La BCR agregó que “dicho valor mensual es un mínimo desde diciembre de 2015, y considerando el mismo mes para años previos, no se observaba un tonelaje tan reducido desde 2014”.
En plata, el trigo exportado en el ciclo 2019/20 se estima hasta octubre en 2.272 millones de dólares, levemente por debajo del ciclo comercial anterior.
Pero el baile parece volverá a repetirse, aunque no tan intenso como este año. “De cara al comienzo de la nueva campaña 2020/21 ya se han anotado Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) por 4,4 millones de toneladas”.
Es decir, es bastante el trigo demandado con anticipación por la exportación (se espera un saldo exportable de solo 10 millones de toneladas), aunque menos que lo que se registraba a igual fecha del año anterior, que entonces mostraba un récord histórico de 7,5 millones de toneladas.
“Tanto la comercialización interna como externa se notan más cautelosas ante la incertidumbre productiva que caracterizó las siembras de este año”, aclaró la Bolsa de Rosario.