En la campaña 2020/21 la arveja amarilla –que hasta hace no mucho era una curiosidad– representó un 18,0% del área total sembrada en la Argentina, una cifra sustancialmente superior al 13,5% implantado en 2019/20.
En términos absolutos el área de siembra casi se duplicó en la última campaña de la mano de la creciente demanda que está registrando la arveja amarilla para elaborar, tanto en el mercado local como externo, aislados proteicos destinados a fabricar sustitutos cárnicos.
En lo que respecta a la tradicional arveja verde, que se exporta mayormente para consumo directo, la siembra también creció en el ciclo 2020/21 para sumar 67.264 hectáreas versus 48.220 en 2019/20, según datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Semillas (Inase).
Casi el 50% del área sembrada en el ciclo pasado correspondió a la variedad verde Viper, mientras que el segundo puesto fue para el cultivar de arveja amarilla Yams con un 7,6% del área total. El tercer y cuarto puesto fue para los materiales verdes Bicentenario y Facon.
Un 81,9% del área sembrada en la campaña pasada correspondió a cultivares sin propiedad intelectual, lo que se debe, fundamentalmente, al hecho de que Viper, el material más usado, es a la fecha un cultivar de uso público.
El cultivo se concentra mayormente en la provincia de Buenos Aires, que en el último ciclo sumó casi el 70% de la superficie total, mientras que el área restante se distribuyó en Santa Fe y Entre Ríos.
Del total de 997 productores que sembraron arvejas en 2020/21, apenas un 10% concentró el 51% del área total (hubo uno que sembró más de 3500 hectáreas), mientras que la mayor parte sembró una pocas decenas de hectáreas.
Foto @diecolli