La Argentina es un país generoso, muy generoso. La generosidad de sus tierras aportó en los últimos años una cosecha de trigo cercana a las 20 millones de toneladas, lo que le permitió al país ubicarse entre los cinco principales exportadores mundial del cereal, compitiendo con grandes jugadores como Europa, Estados Unidos, Rusia y Canadá.
Pero la generosidad de sus políticas, las endebles políticas públicas de la Argentina, provoca que esa enorme disponibilidad de materia prima no pueda ser aprovechada aquí para generar riqueza y sobre todo trabajo genuino.
Padecemos algo así como “la anemia del fideo”: es una enfermedad larga (que se prolonga bastante en la historia) y fina (porque el hilo siempre se corta por lo más delgado, perjudicando a los países menos desarrollados).
Lo cierto es que un informe del Ministerio de Agricultura permite confirmar este diagnóstico. Mientras las exportaciones de trigo llegaron en los últimos años a 13/14 millones de toneladas, y las de harina de trigo se mantenían en torno a 1 millón de toneladas, las exportaciones de fideos y otras pastas alimenticias apenas arañaron las 25 mil toneladas en 2018. Y vienen cayendo. Entre enero y octubre de 2019 se ubicaron apenas por arriba de 20 mil toneladas.
La anemia suele definirse como “una afección por la cual el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos”. ¡Y vaya si la Argentina la padece esta deficiencia! Tan enferma está que -con toda la disponibilidad de trigo y tradición pastera que hay en estas tierras- gasta mucho dinero en importar pastas de otros países.
Eso tiene mucho que ver también con que exporta productos de bajo valor promedio (unos 700 dólares por tonelada) y los compra mucho más caros (a unos 1.700 dólares). Así en los diez primeros meses de 2019 exportó pastas por 14 millones de dólares, pero gastó casi 5,4 millones en importarlas desde otros países, sobre todo Italia y China.
Tomando los datos finales de 2018 del INDEC, sabemos que las pocas fuerzas exportadoras de la Argentina se gastaron en apenas siete países. Y todos bastante cercanos: Chile lidera el ránking de los compradores.
También como señal de esta anemia nos cuenta el informe oficial que más del 93% de los envíos de pastas al extranjero que realizó el país son de “pastas sin cocer, sin rellenar y sin huevo” (la posición 1902.19). A nivel global, la participación de ese tipo de fideos se reduce a 63%. Eso explica los bajos precios.
“Argentina cuenta con una gran tradición en la producción de pastas alimenticias industriales. Sin embargo, nunca ha logrado equipararse con los volúmenes producidos ni exportados por Italia, referente mundial en pastas alimenticias”.
En 2016, según datos de la Organización Internacional de la Pasta (IPO), la Argentina se ubicó entre los primeros diez productores mundiales. A nivel global la producción de pastas se estima alcanzó los 14,6 millones de toneladas, según la misma fuente”, comentó el documento de Agricultura.
Según esta estadística, el ránking de países productores está liderado por Italia (22,8%), Estados Unidos (13,7%), Turquía (10,3%), Brasil (8,5%) y Rusia (7,4%). La Argentina, en tanto, participaba en 2016 con un 2,8% de la oferta mundial, lo que la ubicaba en el 7° puesto entre los productores.
El consumo de pastas alimenticias per cápita también era lideado por Italia con 23,5 kilos anuales per cápita. En segundo lugar se ubicó Túnez, con 16 kilos, y detrás Venezuela con 12 kilos. La Argentina, en esta caso, se encuentra dentro de los diez países con mayor consumo per cápita de pastas, con 8,8 kilos anuales por habitantes, superando a Chile (8,5 kilos), Uruguay (7,5 kilos), Brasil (6 kilos) y Bolivia (4,8 kilos).
Pero que tenga trigo de sobra y que sea buen productor y consumidor de fideos no quiere decir que incida en el comercio mundial. Allí el ránking de nuevo estaba liderado por Italia, que -con datos disponibles a noviembre de 2019- registró una participación del 30% respecto al total exportado en valor o volumen. En segundo lugar. China participó con el 9,7% del valor del mercado. Argentina ni figura en el top ten de los fideos sino muy lejos. Por su magro desempeño exportador se ubicaba recién en el 50° lugar del ránking.