Por Matías Longoni.-
Resulta muy interesante un informe del Inta sobre el comercio internacional de fardos de alfalfa. Interesante sobre todo porque, además de definir la potencialidad de un negocio para los productores locales, lo que hace es ubicarnos en el mapa como corresponde: la participación argentina en ese comercio es insignificante todavía.
Dice el trabajo que en 2016 el comercio mundial de heno de alfalfa alcanzó las 8 millones de toneladas por un valor de 2.400 millones de dólares.
Como en otros rubros forrajeros (la harina de soja a la cabeza), el de la alfalfa también tiene una demanda creciente. El volumen exportado se incremento 66,8% en volumen en los últimos diez años. Y el comercio creció todavía más en valor: 98%. ¿Qué pasó con la Argentina?
El país se subió a esta ola, pero recién cuando se desliza sobre la arena de la playa. Las exportaciones de megafardos de alfala tuvieron un pico en 2013 de 53 mil toneladas, para caer a 31.000 toneladas en 2016. En 2013, el año récord, la Argentina “sólo proveyó el 0,7% del total mundial”. En aquel momento, Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Jordania representaron el 98% de los destinos de las exportaciones nacionales.
En 2017 la cosa está más o menos igual. Según los datos del INDEC que aquí mostramos, a fines de noviembre las exportaciones de fardos del alfalfa rondaban las 46.000 toneladas, por cerca de 16 millones de dólares.
Ahora, vale una pregunta: ¿Estamos apuntando bien a nuestros mercados?
El informe brinda una serie de datos más precisos sobre el mercado internacional de fardos de alfalfa, que muestran que la Argentina está jugando todavía en las divisiones inferiores:
- Japón se ubica como el principal importador mundial de alfalfa con el 24,8%, seguido por China con el 21,1% y Corea con el 12,8%. Estos tres países asiáticos concentran el 58,8 % de las importaciones mundiales. La Argentina no vende en esa región.
- Con respecto a Medio Oriente, donde sí exportamos, los Emiratos Árabes registran el 16,7% del total mundial, pero la demanda de otros países como Arabia Saudita está creciendo notablemente.
- Del lado de la oferta, Estados Unidos exporta 4,7 millones de toneladas y cubre el 58% de la demanda. Lo sigue Australia, con el 12%; España, con el 10%; y Canadá, con el 5%. Entre estos cuatro actores, suman el 85% del total exportado a escala mundial.
- Son estos países los que juegan en primera. Estados Unidos, Australia y Canadá concentran 92% de las exportaciones a los países asiáticos.
Juan Carlos Antuña, investigador del INTA Santiago del Estero, dice con claridad que “el mercado externo es una oportunidad de negocio concreta para nuestro país y en especial para Santiago del Estero, debido a su enorme potencial como área productiva con evidentes ventajas comparativas, sobre todo por los rendimientos –asociados con una planta deshidratadora– y la cantidad de cortes anuales que pueden obtenerse”.
“La clave está en mejorar la eficiencia y productividad, no en incrementar superficies”, añadió el técnico. En el Inta piensan especialmente en el potencial que tiene el área de riego del río Dulce, donde el principal destino del cultivo en esta zona es alfalfa de corte para comercializar en fardos.
Antuña también desliza que una de las claves del éxito será contar con plantas deshidratadoras industriales, que permitan recolectar rápidamente la alfalfa del campo y realizar un secado controlado que independice el proceso de las condiciones climáticas. Una chance concreta de inversión. “Este procesamiento permite aprovechar más cortes, asegurar la calidad del producto, reducir las pérdidas de materia seca y proteína. Además, facilita una mayor compactación, que habilita el máximo aprovechamiento del flete y reduce los costos de logística, de gran impacto en la provincia por las distancias”, detalló el técnico del INTA Santiago del Estero.