Julián Fernández Primo, es un productor mixto, que tiene campo en la localidad cordobesa de Ucacha. Desde allí, libra un sano debate familiar de migrar o no desde el modelo de producción convencional hacia la agroecología. Mientras tanto se define como un productor en transición, cuyo argumento para llevar adelante este tipo de manejo- lejos de responder a cuestiones ideológicas- es evitar la dependencia de los insumos y agregarle valor a sus producciones.
“En mi caso, por ahí no llego -como muchos otros- a la inquietud agroecológica desde el ambientalismo, sino más bien desde la lógica de la cadena de valor. O sea, de qué cadena de valor integrar y definir para quién producir. En general heredamos un método de producción que es técnico y es muy difícil cuestionarlo desde la técnica, entonces hay que relacionarlo con otras cosas, por ejemplo lo social”, dijo Fernández en diálogo con Bichos de Campo.
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“Tenemos una producción insumo dependiente, compramos insumos a grandes empresas y vendemos la producción a grandes exportadoras. Entonces hacemos un negocio donde se terceriza el riesgo. En definitiva, el productor absorbe el riesgo”, agregó a continuación.
Si bien son estas la inquietudes que impulsan a Fernández a intentar hacer un manejo agrológico en el campo familiar, todavía le invaden muchas dudas que le impiden dar el gran salto. Por eso, resolvió comenzar con ganadería regenerativa luego de muchos años de agricultura extensiva convencional.
“Para empezar, la primera decisión fue que vuelvan las vacas al campo. Después hemos implementado algunas técnicas de la agroecología en la agricultura. Por ejemplo cultivos de cobertura y otras rotaciones. Pero la discusión está vigente, es hacer camino al andar”, indicó el productor, oriundo de Rosario.
Ucacha, donde se ubica el campo de la familia, está ubicada en el sur de Córdoba, entre las las ciudades de Villa María y Río Cuarto. Allí es esquema productivo más tradicional es hacer soja y grandes volúmenes de maíz, para convertirlo en carne y bioetanol.
Desde su experiencia como productor, Julián se atreve a decir que pueden convivir dentro de un mismo predio las dos formas de producir: agroecología y agricultura convencional. “Yo creo que son necesarias las dos. Tengo un pie en cada lado. Me parece que son muy necesarios los convencidos, tanto como los que articulamos y ponemos en discusión. En mi caso, produzco de manera convencional agricultura y agroecología solo en la ganadería”.
“El fundamentalismo también tendrá sus razones, hay gente muy convencida, a la que se la denosta con el mote de fundamentalista, pero que encuentran su coherencia ideológica y productiva en un marco distinto”, aclaró.
Sin embargo, dentro de su saludable confusión, el rosarino sí tiene algo muy claro: la agricultura convencional ya lo abruma. Sobre todo esa rigidez de pensar todo el tiempo en rendimientos y precios. “Es un duelo de lo cuantitativo versus lo cualitativo. Es aburrida la producción convencional porque los recursos que maneja un productor agropecuario, son tasa de interés, precio de insumos y la pizarra de Chicago. Es como si quisieran que nos convirtamos en empresarios”.
“Sucede lo contrario cuando uno intenta producir distinto, porque se tiene que preguntar más cosas respecto a la naturaleza. Me parece que es un enigma mucho más atractivo que y crea un hábito mucho más feliz”, aseguró Fernández.
En este punto, la rentabilidad es el punto de disonancia entre Fernández, el productor convencional, y los miembros de su familia que no se convencen todavía del todo en migrar definitivamente a la agroecología. “El caballito de batalla en la discusión que esgrimen es la rentabilidad. Pero yo creo que la rentabilidad en agroecología se puede lograr interfiriendo en la cadena de valor. No es solo no echar agroquímicos o no usar fertilizantes sintéticos, sino remplazar por bioinsumos. Hay procesos que se dan en la naturaleza, solo que hay que esperarlos un poco. Pero la idea es salir de la insumo dependencia”, aclaró.
-¿En el campo familiar se ve algún cambio desde que hay algo de agroecología?
–Si, el campo está más habitado, hay más forestación y un mejor paisaje. Los cultivos de cobertura te dejan el campo en invierno verde y además se lo comen las vacas.
Por fin una excelente e interesante nota !. Es bueno saber que hay gente como Julián que piensa más allá de la rentabilidad .
Interesante nota aplicable para todo orden de la vida. Estar felizmente confundido pero no servilmente dependiente. Espíritu Crítico más allá de la Rentabilidad y lo Financiero. Productores-Consumidores. Lo Rural-Lo Urbano. Lo EconomicoAmbiental-Social. El Valor Agregado del Triple Impacto.
Bien ahi, gente a la que el árbol no le tapa el bosque.
Ojalá le vaya bien.
Saludos.
Es interesante todo lo ecológico y la autosustentación de la producción en modo familiar lo que hay que pensar es dos cosas primero si nuestros tiempos nos permiten hacer todo ese trabajo agrícola y si tenemos el espacio adecuado para eso hablando de gente de clase media o clase media baja porque quizás no todo el mundo tiene un terreno para hacer una plantación De nada Y en segundo término dónde quedan las personas que trabajan para las empresas que generan alimentos en cantidades y que son la actual cadena de comercialización agrícola si al achicarse el espectro de clientes también se achica la necesidad de empleados de esas áreas así que es un tema complejo que se debe atacar desde varios lados inclusive desde la necesidad que tenemos de los oficios de esas personas que se dedicaron al agro en este modo artesanal dejando vacante lo que hacían desde su capacitación previa Y quién va a tomar esos trabajos con la misma capacidad y preparación…… es larguito, pero hay que analizarlo….
Interesante. Y sobre todo que lo hace desde un punto de vista pragmático y no desde uno “termo-ideologico”
Mucha suerte Julián!!!