Bichos de Campo tuvo la oportunidad de conversar con Juan José Jorrat, un ingeniero zootecnista que desde que se recibió, allá por 2006, viene trabajando en proyectos de Desarrollo Rural Local en la provincia de Tucumán.
Hoy hace malabares con su tiempo ya que, además de ser padre de tres adolescentes, es responsable técnico de la planta láctea La Overita de Trancas. Asimismo, desde febrero de este año es el coordinador del INAFCI (Agricultura Familiar) delegación Tucumán, docente en la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria, y además participa del Ente Autárquico para el Abastecimiento Social, creado en este municipio tucumano.
La experiencia de La Overita fue el puntapié inicial para contactarnos con Juan pero, iniciado el partido, vimos que se trataba de otra cosa.
La Overita de Trancas es una planta láctea municipal, que recibe leche de 23 pequeños tamberos de la zona, la pasteuriza, la ensacheta y la distribuye en comedores escolares y municipales del departamento de Trancas. Además comercializa en negocios locales de Tafí Viejo, de San Miguel de Tucumán y en ferias barriales.
La Overita distribuye 3000 litros semanales con las compras públicas y entre 3000 y 4000 litros en la actividad privada.
Juan nos comenta que “esto surge porque los chicos de Trancas no tomaban leche en los comedores escolares y el productor recibía un precio muy por debajo de lo que se pagaba en otros lugares. Entonces empezamos a escribir el proyecto en 2016, con el intendente de Trancas y su directora de Empleo, proyectando un plan de desarrollo local. Lo presentamos al Ministerio de Trabajo de la Nación y se aprobó en 2018. La planta se inauguró en julio de 2020”.
Trancas es la cuenca lechera por excelencia en Tucumán. Depende la época del año produce entre 80 mil y 100 mil litros por día. La mitad de la leche que se produce se va de Tucumán y vuelve como producto industrializado, recorriendo más de 1000 kilómetros, en camiones que van a otras provincias.
¿Cómo se llega a esta situación? Juan arriesga una respuesta: “Antes teníamos la COOTAM, una cooperativa de tamberos muy importante del país que, antes de su quiebra en 1999, tenía más de 200 asociados activos. Cuando la cooperativa se funde, los productores no tenían mercados para su leche y solo algunos tuvieron la posibilidad de enviar su producción al Sur”.
A partir de allí, “en la primera década de 2000 se iniciaron muchos proyectos productivos y organizativos a partir del Programa Social Agropecuario, del ProderNOA, de Desarrollo Social, que tendieron a rearmar la trama productiva. Lamentablemente muchos no pudieron sostenerse porque quedaron muy debilitados los lazos luego del cierre de COOTAM”.
El Plan de desarrollo territorial que desencadenó La Overita estuvo acompañado por otras acciones promovidas desde el gobierno local. Por ejemplo, se creó una carrera de Industrias Lácteas en la zona. Se entregaban dos vacas por productor en las Expo-Lacteas. Se avanzó con la inscripción en Monotributo, además del Renspa y el Renaf.
Luego se conformó una cooperativa llamada La Caña Overa. Esa organización nació hace un año y medio y se dedica al engorde de los terneros, a trabajar con la cadena de carne y a abordar alternativas de alimentación. Se constituyó un laboratorio de calidad de leche en Trancas y, entre todo, eso se desarrolló esta planta láctea que da valor al producto en el lugar, promueve el trabajo y fortalece la soberanía alimentaria local.
Juan muestra emoción cuando comenta los logros y los desafíos de La Overita. “Estamos en un proceso de sumar un producto que es el yogurt. Entregamos leche a un grupo de 6 mujeres que hacen dulce de leche. Además estamos instalando una quesería en Benjamín Paz, que le dará trabajo a 10 mujeres más que elaborarán quesos y quesillos”, enumera.
Y cuenta: “En la Overita vamos a pasar a hacer una pasteurización con una temperatura un poco mayor, lo que nos puede permitir duplicar la fecha de vencimiento (de 5 a 10 días) y también diversificar con el yogurt con una fecha de vencimiento cercana a los 30 días. Estamos trabajando en la instalación de una homogeneizadora que nos permite ganar otros mercados y trabajar el fortalecimiento con hierro, sin perder la calidad de nuestro producto”.
“Nuestra leche es muy valorada ya que es muy parecida a la que se tomaba al pie de la vaca. Antes la planta nos quedaba grande. Arrancamos con 200 litros y hoy estamos con 8000 litros por semana y estamos viendo como ampliarla. La forma de trabajo que encontramos es lo más importante que logramos. Somos los únicos que vendemos leche fluida fresca y pasteurizada en Tucumán”, afirma.
El Plan de Desarrollo Local muestra otros logros. La Overita tiene dos camiones, uno para recolectar la leche entre los productores y otro que distribuye el producto entre comedores y comercios. La parte técnica logró alcanzar altos estándares de calidad. Una egresada de la Carrera de Industrias Lácteas trabaja en el control de calidad y en la capacitación permanente a los operarios de la Planta.
Un punto clave en este entramado es la creación, mediante una resolución del Consejo Deliberante de Trancas, de un Ente Autárquico para el Abastecimiento Social, que logra dinamizar las operatorias comerciales y administrativas. El Ente es una organización sin fines de lucro y sus miembros trabajan ad honorem. Desde esta estructura se puede comprar la leche a los productores y venderla como cualquier otro producto. Lo que se busca es que la comercialización simplifique algunos procesos lentos que son muy comunes en las estructuras municipales. Esta figura propuesta por el Gobierno de la provincia permite muchas otras actividades, como entregar créditos a los productores o realizar nuevas inversiones en la planta.
Rememora Juan que “esta idea de la planta fue una demanda de los productores allá por el 2011 y años más tarde pudimos hacerla realidad, junto a Carolina Lobo, la directora de Empleo de la Municipalidad de Trancas, con Maria Florencia Gómez, de INAFCI, y el intendente de Trancas, Raúl Roberto Moreno”. En esta experiencia se contó con el apoyo financiero del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y del Ministerio de Desarrollo Productivo de la provincia y la SIDETEC, para la adquisición de maquinarias y promover los procesos de calidad.
La experiencia reúne instituciones nacionales como la Universidad Nacional de Tucumán a través de la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria, el SENASA, el INTA, el INTI, el INAES, el INAFCI y la Secretaria de Agricultura, para lograr apoyo técnico y financiero. También el Estado provincial y el municipal son actores claves ya que van dotando de infraestructura y generando las condiciones para que esta trama productiva se sostenga y crezca.
Juan reflexiona: “Me parece innovador que las diferentes escalas del Estado, trabajan articuladamente para sostener y hacer crecer una actividad tan importante como la lechería, sobre todo para los agricultores familiares que estaban atravesando por una situación muy crítica. El Estado puede acompañar los procesos y generar alternativas para actividades que se venían abajo. Hay que poner creatividad como agentes del Estado y promover el acompañamiento integral”.