Las pymes encargadas de producir el biodiésel que se destina al corte del gasoil que se consume en la Argentina, y que puede elaborarse a partir de aceite de soja o de caña de azúcar, pegaron el grito en el cielo, quejándose de la falta de publicación durante todo marzo del precio oficial que debía actualizarse todos los meses. Luego, este “congelamiento” de los valores se extendió a los productores del bioetanol con el que se cortan las naftas. Definitivamente hay una decisión oficial de frenar los precios de ambos biocombustibles, lo cual favorece con claridad al sector petrolero.
“Al tener en 10% el corte del biodiésel con gasoil, la incidencia en el precio final del surtidor es absolutamente insignificante; por eso es irracional considerar que la industria del biodiésel o del bioetanol es formadora del precio del combustible en el surtidor”, aclaró a Bichos de Campo Juan Facciano, director de AlbardonBio, empresa miembro de la Cámara de productores de Biodiésel (Cepreb) ubicada en puerto general San Martín.
Según el empresario, este congelamiento de facto “realmente no tiene lógica alguna. Además porque por las variables del mercado, el biodiésel es más barato que el gasoil. Por eso digo que va mas allá de cumplir o no con el ordenamiento jurídico”,
“Lo que empezó como un problema para el biodiesel, pasa a ser también un problema de la industria de los biocombustibles, que destinan el 100% de su producción al mercado interno automotor”, explicó Facciano.
Escuchá lo que nos decía este productor de biodiésel:
Después de la ausencia de valores en marzo, recién a partir del 1 de abril el Gobierno estableció un nuevo precio del biodiésel. La nueva tarifa de $28.734 la tonelada implica un aumento de precios de sólo el 4%.
Al respecto, Facciano consideró que “el precio que determina la Secretaría de Energía cada mes surge a partir de una fórmula polinómica que contempla los costos que tuvo el sector en el mes previo, costos que todas las empresas tenemos la obligación de informar. Luego se hace un ultimo ajusto, consensuado con la industria, y se publica. Muchas veces se lo compara con los combustibles fósiles, pero la matriz de costos es diferente; lo único en común es el componente dolarizado”.
Facciano remarcó que “más del 90% de los costos del biodiésel están dolarizados porque más del 85% es de aceite de soja, que tiene cotización internacional, y luego el primer insumo en importancia es provisto de modo monopólico por YPF, y es un derivado de la industria petrolera, el cual también está dolarizado”.
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El empresario tamb ién describió que “en el mes de marzo, y siguiendo la fórmula dispuesta por el Gobierno para calcularlo, el precio del biodiésel debió haber sido de $30.350 la tonelada, pero la Secretaría de Energía cerró cualquier canal de diálogo y no dio ninguna respuesta, teniendo a todo el sector trabajando durante el mes de marzo por el precio de febrero de $27.660”.
“Hay que considerar que nuestro producto no tiene otro nicho de mercado que el de vender al mercado interno, a las petroleras. Y tampoco tiene la espalda de una empresa agro exportadora integrada. Además nosotros somos transformadores de una materia prima. En otro orden de cosas, el aumento nuestro no se traslada a los precios de los combustibles al surtidor, es decir, se permite aumentar el combustible fósil pero no el biodiésel”, explicó.
En síntesis, para Facciano el perjuicio es doble: “por un lado el Gobierno se da el lujo de no considerar aumentos de costos en marzo para las pymes del biodiésel, y replica el precio de febrero de $27.660, cuando debía haber sido de $30.350. Y encima modificó la fórmula de determinación del precio del biodiésel. Si el corte es al 10%, al bajar el precio, la participación en el costo o valor del gasoil es menor todavía”.