Ubicada en el partido de Guaminí, Cesáreo Naredo es el nombre de la estación experimental del INTA más joven del sudoeste bonaerense. Se especializa en la interacción entre la ganadería y la agricultura en producciones mixtas con énfasis en el aporte de la producción y nutrición animal a la sustentabilidad productiva, económica y ambiental.
Bichos de Campo se acercó a la estación para entrevistar a su director José Ignacio Arroquy, ingeniero agrónomo especialista en nutrición animal e investigador Independiente del CONICET, que explicó que el eje del trabajo en la experimental es la cría y la invernada a pasto, con complementación de reservas forrajeras (rollos o silajes) y granos, con el foco en cómo manejar la alimentación a través de la nutrición para mejorar la eficiencia productivo-ambiental.
“En la cría trabajamos alimentación en edades tempranas con el objetivo de imprimirle un sello al ternero antes del destete, momento en que aún tiene gran plasticidad potenciar la generación de ‘adipocitos’, que son las células que forman el tejido graso, y que es altamente dependiente de la nutrición temprana”, detalla Arroquy.
“Esto es importante porque favorece en engrasamiento temprano del novilllo en un sistema base pastoril y resultados de tres años nos muestran que los terneros mejor alimentados temprano mantienen las ventajas cuando son novillos. No obstante, se sigue trabajando en esta línea con otras combinaciones de alimentación y nutrición”.
-¿Para que el ternero crezca más rápido?
-Sí. Lo más obvio y directo es que va a pesar más. Luego del destete tendrá mejor ganancia de peso y lo que observamos es que tiene mayor desarrollo de áreas de bife de chorizo, una mejor cobertura de grasa y precocidad de engrasamiento a pasto. O sea, independientemente de lo que venga después, ese imprinting ya está hecho y ese ternero tendrá características superiores a aquellos que no tuvieron ese sello de alimentación. El objetivo es un novillo pesado de ciclo corto, 20 a 22 meses de edad para los 470 kilos, porque si se alarga el ciclo aumenta la carga y no queremos que la invernada permanezca más de un invierno en el campo.
-¿Por qué decidieron trabajar en esto puntualmente?
-Porque la Argentina puede aumentar su stock de carne a nivel nacional sin aumentar la cantidad de cabezas, solo incrementando el peso del novillo. Se trata de usar esta herramienta de nutrición donde la clave es que el ternero gane peso cuando está al pie de la madre. Para esto trabajamos con varias estrategias de suplementación, por ejemplo con un comedero para el ternero y no para la madre, donde funciona como suplemento además de la leche. Otra forma es el destete precoz a los 90 días donde los terneros van a consumo de dieta concentrada con proteínas y minerales. El objetivo es que los sistemas pastoriles sean eficientes y solo si es necesario, se utilice una dieta concentrada para el final.
-¿Cómo se realiza la alimentación?
-Estamos probando sistemas simplificados de suplementación donde en vez de proveer suplemento todos los días les damos solamente tres veces por semana, pensando en que no haya necesidad de que alguien esté todos los días realizando esta tarea. Lo ajustamos tanto para para planteos de baja escala con poco personal disponible o para planteos de gran escala donde la dificultad de conseguir mano de obra limita el suministro diario de suplementos. En cuando al tipo de alimento, tenemos que hacer una corrección proteica en forrajes de baja calidad, como ocurre con el pasto llorón, que crece en los cordones medanosos de la zona; se suplementa con pellet de girasol u otra fuente de proteínas.
-¿Y funciona esto de solo tres veces por semana?
-Los ensayos indican que sí: la clave es planificar bien las cantidades. Hace un par de años, empezamos a trabajar con suplementación infrecuente de grano sobre pasturas de alta calidad (ejemplo, verdeos avena o cebada, y alfalfa): suplementamos lunes, miércoles y viernes, aumentando las cantidades para que sea lo mismo que si fuera todos los días; estamos viendo qué no tenemos problemas ruminales, ni hay acidosis o algún otro problema. Otra línea de trabajo es el uso de leguminosas como la Vicia junto con una gramínea, con especial énfasis en los cultivos de servicio. Ahí comparamos productiva y nutricionalmente lo que pasa en los suelos, la eficiencia del uso de nitrógeno y cómo se distribuyen las excretas.
-¿Cómo tienen en cuenta el tema ambiental?
-Siempre tenemos el ojo puesto en lo productivo y lo sustentable. En lo personal, 10 años atrás, cuando trabajaba en Santiago del Estero, ya estábamos junto a varios investigadores del INTA analizando lo de las emisiones de metano. Hoy en Naredo evaluamos alternativas que sean sustentables para lo productivo y lo ambiental: si hay buena fijación de nitrógeno necesitaremos menos urea, menos químicos, así que nuestro objetivo es que la ganadería sea lo más eficiente posible para evitar impactar en las emisiones globales. Apuntamos a lo circular intrapredial, a cuidar lo que sucede dentro de cada campo en producción. Es clave que Argentina tenga datos concretos para respaldar su trabajo ante posibles reclamos internacionales por sus sistemas productivos.
-¿Todavía cuesta ver lo ambiental como importante?
-En los últimos años hay más interés pero todavía no es prioridad para los productores, que están aquejados por muchos otros temas; sí se nota que hay conocimiento y se habla de esto. Hoy muchas veces la ganadería es señalada como contaminante y creo que hay que cambiar esos mensajes, dar información clara de cómo es la verdad y brindar las cifras que son muy elocuentes: en términos mundiales de emisiones la Argentina tiene un porcentaje muy muy bajo, apenas el 1%, mientras que la Unión Europea, China y EE.UU. suman el 50%. Sus emisiones están asociadas a la actividad no primaria pero son muy significativas, por eso creo que hay que comunicar mejor.
-Si nuestras emisiones son tan bajas, entonces las exigencias mundiales más que ser un problema son una oportunidad para vender nuestros productos… ¿O no?
-Desde ya: si se maneja bien, es una oportunidad. Además, tenemos gran posibilidad de captar carbono con pasturas y de ser más eficientes solo adoptando algunas tecnologías en la producción bien conocidas. A nivel nacional el tema tenemos para ajustar es la eficiencia en la cría. No es nada nuevo pero si hacemos eficiente la cría bajamos mucho las emisiones por producto, de lo contrario tenemos una vaca comiendo todo el año para que tenga solo medio ternero anual. Hay que trabajar en eficientizar los procesos para que las emisiones sean más bajas todavía y es clave que el productor adopte las tecnologías que contribuyen a esta mejora.
-¿Por ejemplo?
-Primero, cosas muy simples y para nada nuevas, realizadas de forma sistemática como estacionar el servicio, hacer una buena sanidad y armar la planificación forrajera, ya que la alimentación es la primera limitante en la cría. Soy hijo de productor, estas tecnologías de procesos básicas mi padre las viene aplicando desde que yo era muy chico o antes, y está probado que para mejorar los números es esencial cumplir con estos tres puntos. Luego, sin duda que podemos seguir mejorando mucho refinando alimentación y nutrición, pero primero lo primero que a nivel general todavía nos falta aplicar.