José Cvitovic es un productor agropecuario de San Antonio de Areco, Buenos Aires, que desde hace 6 años incrementó su majada ‘de consumo’ para pasar a pensar en grande y tener corderos para enviar a frigoríficos. Porque ve con mucho entusiasmo el futuro de la producción ovina.
Este gaucho descendiente de croatas forma parte de un Grupo Ovino llamado Ovinos de la Cruz, en donde intercambian información y experiencia para crecer en escala. La Ley Ovina que financia la compra de insumos con tasa cero incentivó mucho a los productores de la zona.
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“El ovino es algo que me gusta y me gustó siempre. Se puede dar empleo y es un animal muy noble. Le veo mucho futuro y a diferencia de la agricultura, hay trabajo todo el año”, contó a Bichos de Campo.
Aquí la entrevista completa:
La producción ovina de la provincia pone el foco en la producción de carne, se crían aquellas razas con predominio carnicero, como Hampshire o Texel, y no lanero. “La lana aquí no vale y termina siendo un problema y todo costo”, dijo Cvitovic. El problema radica en que no existen en la provincia prestadores del servicio de esquila como sucede en la Patagonia y terminan esquilando mal o en momentos que perjudican al animal; y es costo debido que se le paga al esquilador y encima se lleva la lana. “Alguien debe hacer el negocio”, sospecha José.
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De todas formas, la esquila no es el problema que más preocupa al gaucho croata, sino el poder de los frigoríficos que no traccionan por ahora la producción de un cordero pesado (más eficiente productivamente), porque pagan más el liviano, que venden con más salida en 4 kilos limpios para las fiestas, diciembre. “Tenemos que llegar a aquel cordero pesado con el que se pueden hacer cortes”, finaliza.
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