El entrerriano Jorge Fisher es quien se encarga de ponerle el visto bueno a todos los cargamentos de arándanos que salen de la zona productiva de Concordia hacia los Estados Unidos, que es uno de los principales mercados para esa fruta.
“En arándanos, las únicas dos plagas que nos interesan son la ceratitis capitata y la anastrepha fraterculus (más conocidas como mosca de los frutos y del Mediterráneo). En este caso, la Patagonia está libre de estas plagas, y salvo Mendoza que tiene oasis libres del sur y del centro, el resto del país deben aplicar un tratamiento cuarentenario para mandar un producto hospedero de mosca de la fruta”, relató Fisher a Bichos de Campo.
El trabajo de Fisher es el de oficiar de supervisor agrícola del Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS, por sus siglas en inglés) del Departamento de Agricultura de ese país, más conocido como el USDA, el cual se encarga de monitorear la sanidad y calidad no sólo de arándanos, sino también de peras, manzanas, cerezas, duraznos y nectarines. La vara para entrar allí es muy alta.
Mirá el reportaje completo realizado a Jorge Fisher:
Pero Fisher no se achicó en su relato, y con su corazón entrerriano, afirmó que, si tuviera que ponerle un puntaje a la sanidad del arándano argentino con destino a Norteamérica, “le pondría un 10, porque se trabaja muy bien, todos están muy comprometidos, y cuando hay situaciones a evaluar todos los agentes hacen sus propuestas y además se trabaja muy bien en conjunto”.
El protocolo de arándanos, que nació en 1999, se desarrolla según Fisher, “con muchísimo éxito. Los exportadores, productores y el Senasa, son conscientes de la importancia de cumplir estos tratamientos de mitigación y se vienen desarrollando sin inconvenientes, lo que habla del compromiso de todos los participantes”.
Fisher explicó que existe un acuerdo de viaje data mediante el cual los exportadores de fruta a Estados Unidos le solicitan al Senasa la implementación de nuevos programas de control sanitario en orígen. “El Senasa lo evalúa y ellos nos envían notas donde hacen ciertas solicitudes. Desde 1983 que comenzó el protocolo de peras y manzanas, se viene desarrollando con muchísimo éxito y cooperación”, relató.