El analista Javier Reigada advirtió que, a pesar de que las actividades agropecuarias estuvieron exceptuadas de cumplir con la cuarentena, el sector productivo no quedará bien parado cuando pase lo peor de la pandemia del coronavirus. Por el contrario, alertó sobre la posibilidad de que el gobierno pueda exacerbar una presión fiscal que ya era asfixiante para muchos productores.
Reigada recordó que al principal cultivo del país, la soja, le había caído una suba de las retenciones en medio de baja mundial de precios y antes de la pandemia. “Allí una suba del 10% de las retenciones (pasaron del 30 al 33%) directamente equivale a la ganancia que se pensaba obtener, y muchas veces superior a ésta, por lo que se cosechó o se cosechará a pérdida”, aseguró a Bichos de Campo el abogado, socio del estudio Reigada & Borda.
A su vez, la pandemia provocó en primera instancia una disminución de demanda de carne, no tanto por parte de China, que se mantiene, sino de parte del mercado europeo que se vio gravemente afectado por la enfermadad.
“Es realmente preocupante, la mayoría de las actividades están o paradas o limitadas. La cadena de pagos está muy comprometida, el rechazo de cheques es altísimo y la posibilidad de conseguir fondos para cubrirlos muy limitada o a valores muy altos”, advirtió el observador.
En cuanto a los fletes cerealeros, el analista afirmó que “han disminuido muchísimo; están en el 30% de su normalidad, y es probable que aún cuando se libere la cuarentena, cueste retomar el ritmo normal”.
Reigada también apuntó que “un 20% de las empresas ganaderas de los grupos CREA planea reducir su stock en cría , lo que repercutirá en toda la cadena”, y que “es posible que una importante cantidad de arrendatarios deban incumplir o pagar menos por los arrendamientos ya contratados”.
Según Reigada, “la actividad rural continúa, pero no puede independizarse de la situación general. Y si bien es una especie de isla, el consumo de productos del país tanto a nivel nacional como internacional ha disminuido y seguirá así ante la ausencia por bastante tiempo de la actividad de hoteles, restaurantes y bares que adquirían carnes, productos vegetales y derivados de los granos”.
El abogado especiallizado en agro manifestó que “hasta el bioetanol está limitado en su venta por la falta de circulación de los vehículos y se nota mayor carga impositiva en municipalidades. Un ejemplo de esto es que la justicia de Dolores falló a favor del Municipio de Castelli respecto a un impuesto al campo de dudosa constitucionalidad”.
Reigada considera que el escenario económico para el agro de fin de cuarentena es “comprometido”, y alertó que “contrariamente a lo que sucede en el resto del mundo, no parece que el Gobierno quiera incentivar a sus empresas. Es más, se evidencia que pretenderá subir aún más la presión fiscal, por ejemplo, lo que persigue con el proyecto de ley Impuesto Patria, que pretende gravar los grandes patrimonios”, advirtió.
Acerca de la suba de precios, Reigada consideró que “no se va a poder frenar por decreto y menos con la emisión monetaria que ya se está realizando. La inflación se nota mucho en estos días y seguramente será superior a la actual”.
“Habrá que ver cómo se mantiene el valor de las commodities y qué valor se da en el país; me refiero a qué cotización tendrá el dólar oficial, que ya ha quedado superado ampliamente por la cotización del Contado con Liquidación”, agregó Reigada.
El analista opinó que en este contexto “la situación de los privados estará muy comprometida para inversiones. Una vez que los tribunales reanuden su actividad, seguramente habrá presentaciones en concursos de muchas empresas. Es más, ante la imposibilidad de despido, muchas empresas recurrirán a este recurso legal si es que algún acreedor no le pide la quiebra, lo que perjudicará más la actividad laboral que la disminución del plantel de empleados”.
Reigada concluyó que “las perspectivas distan mucho de ser buenas, pero si la política gubernamental apoyara más el agro, este podría ser un importante motor para la economía nacional, aun cuando los países europeos protejan el agro de sus propios países. Lamentablemente, hoy no es el panorama que se vislumbra, esperemos que la situación se revierta”.