Luego de más de una década de investigación, especialistas del Instituto de Virología del INTA Castelar lograron la aprobación de la primera cepa vacunal contra la Leucosis Bovina (BLV), una enfermedad viral presente en los rodeos de más del 90% de los tambos, que ocasiona linfosarcoma -un tipo de cáncer- en su forma más letal.
A través de la Disposición 1/2022 firmada por el secretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional, Luis Gustavo Contigiani, se dispuso la autorización para la comercialización del “Virus de la Leucosis Bovina genéticamente modificado BLVDX6073 solicitada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), organismo descentralizado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería Y Pesca del Ministerio de Economía”.
Este desarrollo –que implicó el trabajo coordinado entre especialistas del Instituto de Virología de Castelar, de la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela en Santa Fe y de especialistas de la Universidad belga de Liege- se constituyó en el primero en su tipo en el mundo, ya que hasta ahora no existía ningún tratamiento para esta enfermedad, y a su vez supone un hito en tanto es la primera vez que en Argentina se desregula un virus modificado para uso directo, y que se logra su liberación comercial.
La propuesta de este proyecto -cuyo desarrollo tuvo como experta responsable a la directora del Instituto Karina Trono- consiste en una cepa atenuada del virus que impide la infección del animal con la cepa salvaje –aquella que desarrolla el linfosarcoma- y en consecuencia el desarrollo de la enfermedad en su forma más grave.
“Lo que hicimos fue intentar adaptar lo que pasa en la naturaleza con una herramienta biotecnológica. Esta enfermedad es una que afecta a casi todas las vacas de leche y a gran parte del rodeo de cría según estamos descubriendo. Por tener esta característica de ser tan silenciosa, el productor no lo ve. Se hicieron muchos intentos de hacer vacunas tradicionales, todas las estrategias clásicas, pero por la característica de la enfermedad tuvimos que pensar algo nuevo. Ahí modificamos el virus llevándolo a un potencial reducido. Con una estrategia de más largo plazo pero de más eficacia, podremos reducir el índice de la infección”, indicó Trono durante la presentación de la vacuna.
“Esta cepa no solo será más benigna sino que es inocua y va a generar un bienestar a lo largo del tiempo”, agregó a continuación.
El Virus de la Leucosis Bovina (BLV) es un retrovirus que se desarrolla en tres formas patológicas posibles: un curso asintomático, linfocitosis persistente (PL) o linfosarcoma. Una vez infectado, el rodeo comienza a mostrar una reacción serológica y se convierte en portador de por vida.
La infección por BLV, que se encuentra diseminada en todo el mundo y fue clasificada por la Organización Mundial de Salud Animal como una enfermedad de importancia para el comercio internacional, es considerada como una silenciosa con un impacto del 10% de mortandad y una reducción de las capacidades productivas y reproductivas. Es importante aclarar que no es una enfermedad zoonótica.
“Hace 20 años los tambos nos mandaban muestras de sangre y la positividad rondaba entre el 2% y 3%. Hace cinco años ya estaba entre 80% y 90%. Hoy directamente no nos mandan porque paulatinamente la mayoría se infectó y dejó de hacer los diagnósticos. Hace 25 años cuando empecé a trabajar, un papel de Senasa indicaba si un rodeo era “libre de Brucelosis, Tuberculosis y Leucosis Bovina”. En un momento la Leucosis se tachó porque la mayoría daba positivo”, dijo a Bichos de Campo Fernando Luna, veterinario y gerente de Diagnóstico en el Laboratorio CDV.
Presentamos la primera cepa vacunal en el mundo para combatir la leucosis bovina, un virus que afecta a más del 80% de los tambos argentinos y de otros países de América, Europa y Asia. pic.twitter.com/6FRYr3m9Wh
— Juan José Bahillo (@JuanjoBahillo) September 20, 2022
“Lo que produce principalmente es una inmunosupresión porque le pega a los glóbulos blancos. La vaca sin defensas en el tambo, inmunosuprimida, se pesca cualquier enfermedad. Y esto se contagia por picaduras de insectos, agujas y malos manejos en el tambo. Antes eliminaban a la vaca contagiada. Ahora no se puede porque te quedas sin tambo”, agregó Luna.
Es por esto que un desarrollo de esta magnitud es celebrado no solo entre veterinarios, sino entre quienes apoyaron el proyecto desde adentro.
“Este desarrollo lleva 14 años y es realmente fascinante lo que ha logrado el equipo de Virología. Cuando yo ingresé al INTA en 2017, el equipo estaba de alguna manera parado por falta de financiamiento y acompañamiento. En ese momento las compañías privadas tenían miedo de invertir. Al ser algo tan revolucionario, tenían miedo de que no se aprobara. Por eso tomamos el desafío desde INTA de proyectar la línea de investigación y sostenerla en un momento en que los recursos eran escasos”, dijo a Bichos de Campo Juan Balbín, ingeniero agrónomo y ex presidente del INTA.
Según el ex funcionario, la financiación del proyecto provino finalmente de la Fundación ArgenINTA. “Esto es un ejemplo claro de algo que tiene un riesgo muy grande para la industria privada. Con aportes y soportes de la administración pública se puede lograr”, afirmó.
Dentro de esta iniciativa, el apoyo de Incuinta –la plataforma técnico-organizativa para el desarrollo de proyectos tecnológicos del Instituto- también fue clave durante los procesos regulatorios.
“Incuinta es un concepto clave de INTA de cómo escalar en pequeñas cantidades estos tipos de productos innovadores para aprobar los procesos regulatorios. Vos necesitas 1.000 dosis de una determinada vacuna y hoy tenemos la capacidad de producirlas dentro de INTA, en este laboratorio en Castelar. A partir de allí se pueden realizar las pruebas a campo, enfrentando a la vacuna con las dosis placebo”, explicó Balbín.
Ahora bien, ¿qué futuro le depara a este desarrollo?
En primer lugar hay que aclarar lo logrado hasta ahora tiene que ver con la desregulación de una cepa modificada de esta enfermedad. Eso supone que aun falta un largo camino -de al menos dos años según informó Trono- para elegir una plataforma donde sostener esta cepa y conformar la vacuna propiamente dicha.
Hasta el momento la Comisión Nacional Asesora en Biotecnología Agropecuaria (Conabia), la Dirección de Mercados –dependiente de la Secretaría de Agricultura de la Nación– y la Coordinación General de la Dirección de Estrategia y Análisis de Riesgo del Senasa, han evaluado y aprobado dicha cepa.
El siguiente paso sería la entrada en juego del área de Vinculación Tecnológica del INTA, que será la encargada de hacer la transferencia del paquete tecnológico con algún laboratorio elegido por las autoridades.
“La estrategia la estamos discutiendo en función del perfil de laboratorio que necesitamos para que esta vacuna llegue al mercado. Primero hay diálogos, conversaciones, vemos el interés, las propuestas, y después el Consejo Directivo del INTA toma una decisión sobre la mejor estrategia”, explicó a Bichos de Campo Juan Llorents, Director de Vinculación Tecnológica de INTA.
“En 2013 ya se hizo un intento de transferir la tecnología a laboratorios y tuvimos reuniones con todos los grandes jugadores pero ninguno mostró interés. Ahora que pasó la etapa regulatoria y que el riesgo tecnológico baja drásticamente, habrá más interesados. De hecho ya los hay”, confesó el funcionario.
En el mientras tanto, los titulares del INTA y del Senasa celebraron la aprobación y reforzaron su compromiso para que el desarrollo siga su curso.
“Cuando apostamos a la ciencia, a la soberanía científica y tecnológica en nuestro país no nos equivocamos. Eso significa la continuidad de trabajos, la conformación de equipos que hace a la vuelta de eso. Gestionar una Institución pública es un proceso complicado pero que da grandes satisfacciones. Esperamos que tengamos la vacuna a nivel comercial relativamente rápido y que pueda estar disponible para los productores. Estas capacidades que hoy se expresan a través de esta cepa estarán disponibles para otras cosas y nos invita a transitar otros caminos”, sostuvo Mariano Garmendia, presidente de INTA.
“Cuando se apuesta a una política de desarrollo nacional y que se haya podido mantener en el tiempo, nos demuestra el camino que debemos seguir. En este caso es una cepa de desarrollo biotecnológico, por lo tanto la complejidad es aún mayor”, indicó por su parte Diana Guillen, presidenta de Senasa.