Un estudio realizado por la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) reveló que en el Parque Natural Municipal Ribera Norte, ubicado en San Isidro, el simpático zorzal colorado contribuye, al alimentarse, a la dispersión y germinación de las semillas de especies nativas, pero también de algunas exóticas e invasoras. La mayor preocupación gira en torno a la ligustrina, un árbol originario de Asia que se expande rápidamente.
“La ligustrina es muy linda, pero representa un problema serio. Cuando florece, atrae a todos los polinizadores de la zona, y al fructificar, cada planta produce millones de semillas que cubren el suelo. Es una competidora feroz para la vegetación nativa”, comentó a la agencia Sobre La Tierra Mariano Devoto, docente de Botánica General en la Fauba e investigador del Conicet.
Respecto de la acción del zorzal, explicó que el ave se alimenta de los frutos carnosos de la panta y luego disemina las semillas que consumió. Pero para entender si había o no un problema en puerta, el investigador -junto a Pablo Kamlofsky, tesista dirigido por él- recolectó su materia fecal para recuperar semillas y analizarlas.
“Pusimos a germinar las semillas y comparamos su germinación con la de frutos intactos que sacamos de las plantas, y con la de otras a las que les removimos manualmente la pulpa que las recubría. Así vimos si el zorzal las ayudaba o no”, señaló.
“Sabíamos que se alimentaba de al menos siete especies del Parque. Pero al analizar los excrementos, nos llamó la atención encontrar solo semillas de ligustrina y de Solanum, como si se hubiera concentrado solo en esas dos”, añadió luego.
Para el caso de la ligustrina, notaron que “en algunos momentos del año, el paso de las semillas por el tracto digestivo del zorzal mejoró su germinación, pero en otros no vimos mayores cambios”. Si bien todavía está en estudio aquel patrón, los resultados del trabajo fueron publicados en la revista Agronomía & Ambiente.
“En el caso de la nativa Solanum bonariense, vimos que las semillas no germinan si están rodeadas por la parte carnosa externa. Sin embargo, al remover manualmente la pulpa y lavarlas, comienzan a germinar, y cuando el zorzal las come, la germinación alcanza su máximo. Esta planta claramente se benefició de interactuar con el pájaro”, sostuvo Devoto.
El equipo planea estudiar ahora el banco de semillas que yace en el suelo de aquel parque, para analizar su germinación y evolución en el año.
“La diversidad del área es alta, más allá de su reducida superficie -solo 10 hectáreas de tierra en un total de 50-. Tiene una riqueza de fauna y flora que la convierte en un laboratorio natural ideal para estudiar interacciones entre especies y procesos ecológicos. De hecho, realizamos muchos estudios allí. Seguramente, la ligustrina será la especie que más germine, pero también habrá otras, y queremos conocerlas”, concluyó el investigador.