Gracias a las economías de escala promovidas por la política de promoción de biocombustibles, EE.UU. pasó en 2009 de ser un importador neto de etanol al exportador más grande del mundo de ese producto a partir de 2018.
Tres cuartas partes del volumen exportado se explica por ventas como combustible para ser mezclado con nafta en función de la proporción de corte obligatorio establecido en las diferentes naciones importadoras.
Pero, aunque no sea tan conocido, una proporción importante de las ventas de bioetanol –que en EE.UU. se elabora mayormente en base a maíz– se destina para otras aplicaciones industriales, tales como insumo para producción de desinfectantes (como el alcohol en gel), solventes, aditivos alimentarios, cosméticos, descongelantes y productos farmacéuticos, entre otros.
“El aumento reciente de la demanda de exportación de etanol industrial de EE.UU. está relacionado principalmente con dos factores: la demanda de desinfectantes y, lo que es más importante, el uso industrial creciente de los sectores manufactureros de Corea del Sur, India, México, Nigeria y Europa”, indicó un informe del USDA.
“Se espera que la continua demanda mundial de desinfectantes, el surgimiento de la fabricación de bioproductos y la creciente demanda de productos de consumo con bajas emisiones de carbono amplíen las oportunidades para el etanol industrial”, añadió.
El informe indica que la demanda de los consumidores de productos ambientalmente responsables y el interés de los países en reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero continuarán creando oportunidades de mercado para las exportaciones de etanol de EE.UU.
“Una puntuación de intensidad de carbono (CI) más baja ahora significa que el etanol de EE.UU. es elegible para competir por el 100% de la demanda japonesa de etil-tert butil éter (ETBE)”, apunta el USDA en referencia al uso de bioetanol como aditivo no contaminante de la nafta.
“Además, se están realizando nuevas inversiones en plantas estadounidenses que fabrican combustible de aviación sostenible derivado del bioetanol, lo que crea otra fuente potencial de demanda futura. Estos desarrollos respaldarán las exportaciones de etanol combustible, las cuales venían bajando desde 2018 por contratiempos con clientes como China y Brasil y por el impacto de la pandemia”, proyectó el informe.