Los feedloteros trabajan con el gobierno bonaerense la puesta en marcha de la reglamentación de la ley 14.867, que le da marco y regula a la actividad en territorio provincial.
La norma fue promulgada en el cierre de 2016 y establece parámetros de funcionamiento para los corrales de engorde. También define qué se considera feedlot y establece que “no podrán funcionar sin la previa habilitación por parte de la autoridad de aplicación”, para lo cual deberá realizarse previamente (entre otros requisitos) un estudio de impacto ambiental para los establecimientos nuevos o una auditoría ambiental para los preexistentes.
El abogado Patricio Reviriego, director ejecutivo de la Cámara de Feedlot, recordó que “nunca fuimos consultados respecto de la confección y contenido de esa ley en 2016, pero creemos que con una buena reglamentación y trabajo en conjunto con los organismos públicos competentes y el sector privado, se puede tornar aplicable”.
Luego destacó que “lo ideal es que la reglamentación determine que quien hace bien las cosas para mitigar los aspectos negativos que pueda generar la actividad tenga una habilitación definitiva provincial, ya que eso le daría seguridad jurídica”.
Escuchá la entrevista a Patricio Reviriego:
Lo que se pretende es que la implementación de la norma en cuestión brinde certezas tanto a las zonas urbanas como al empresario que desarrolla la actividad de que se cuenta con el respaldo legal necesario. Eso es lo que conversan desde la Cámara Argentina del Feedlot con los funcionarios del Ministerio de Desarrollo Agrario de Buenos Aires. Es decir, se está buscando trabajar en generar el ambiente necesario, para el crecimiento sostenible de la actividad.
Según el abogado “creemos que la ley vigente, si bien tienen algunas cuestiones que la tornan difícil de cumplimentar, tiene muchas cosas positivas”.
Como ejemplo, citó los requerimientos sobre “la infraestructura que debe tener el establecimiento y respecto del manejo de los animales. Pero a su vez exige que el estudio de impacto ambiental, que es fundamental, sea presentado a la autoridad ambiental competente”. En este sentido, el abogado contó que esta exigencia “se superpone con la ley 11.723, que exige que se debe presentar ante el municipio que no siempre cuenta con una área pertinente para analizarlo, por lo que los productores quedan en el limbo, sin el respaldo legal correspondiente”.
Otro tema que preocupa de esa normativa es la cuestión de la zonificación, que en los últimos años fue tema de conflicto entre zonas urbanas y emprendimientos rurales en diferentes provincias, sobre todo cuando se trataba de establecimientos intensivos o de cultivos que reciben tratamiento con insumos de síntesis química.
“Hay muchas medidas que se toman y que mitigan cuestiones como el olor, pero no creemos que haya zonificación ni distancia ideal. Eso lo debe establecer el municipio y por eso hay que destacar el estudio de impacto ambiental, que si está bien hecho va a contemplar la cuestión de la distancia”, aclaró Reviriego.
El otro tema que importa al sector feedlotero, y con el que viene batiendo el parche, es el protocolo para cubrir la Cuota Hilton. En los últimos 25 años el engorde a corral se impuso en la terminación de la hacienda y casi no quedan novillos que puedan cumplir con las exigencias de ese cupo arancelario para Europa, que pide que la carne provenga de animales que sean solo alimentados a pasto.
“El modelo productivo cambió por la cesión de 16 millones de hectáreas ganaderas a la agricultura. Es completamente distinto al que había cuando se definió la cuota Hilton (en 1979) y por eso creemos que no se va a poder cumplir el año que viene”, dijo Reviriego.
El directivo de los feedloteros cree que tienen una chance histórica de reformular ese protocolo, gracias a la salida del Reino Unido de la Comunidad Europea, que abre la puerta a una renegociación de diferentes acuerdos con ese bloque comercial. Entonces eso permitiría modificar esos requisitos para la exportación de carne vacuna en el marco de ese cupo.
“Tenemos en claro que hay que cambiarlo. Los importadores saben que llevan carne con al menos algo de suplementación, con una terminación a corral o en confinamiento (producidos en los miles de establecimientos existentes a lo largo y ancho de todo el territorio nacional)”, indicó el feedlotero.
Además, según diferentes estudios, el consumidor no diferencia esa carne de la que se vende en el marco de la cuota 481 que es especialmente destinada para carne de animales que pasaron por los corrales. Por eso, para el sector no tendría sentido seguir sosteniendo esos requisitos con los que tanto cuesta cumplir. “Si no modificamos el biotipo, corremos el riesgo de que a muy corto plazo no se pueda dar estricto cumplimiento a la cuota”, advirtió el especialista.