Huertamar es la expresión de un estilo de vida y una herramienta a disposición de todas las personas que quieren tener o tienen una huerta. Ubicados en Mar del Plata, ofrecen insumos como semillas y sustratos (entre otros), pero sobre todo talleres y asesoramiento de forma gratuita a través de su Instagram donde han demostrado ser maestros del storytelling (contar histrorias).
“Este proyecto se materializó durante la pandemia; hace años que veníamos dando talleres en los barrios del periurbano marplatense pero con el freno a las actividades presenciales tuvimos que adoptar la virtualidad para poder seguir haciendo lo que nos gusta”, explica Nicolás Martínez, ingeniero agrónomo y creador de Huertamar. “De esa forma nuestro Instagram tomó un rol clave”, añade.
La idea del emprendimiento es ofrecer todo lo que necesite un huertero. Así, por el momento tienen semillas, plantines, bioinsumos para el control de plagas y macetas biodegradables hechas de turba y celulosa (foto).
Nico explica que todos sus productos son agroecológicos ya que están libres de químicos y su uso no impacta en el ambiente, pero sobre todo son producidos de forma local por pequeños productores y cooperativas fortaleciendo así el desarrollo de la comunidad donde se ubican.
“Comer alimentos libres de agroquímicos es un buen comienzo y si son autoproducidos aún mejor”, reflexiona. “Pero en estos tiempos en los que todo lleva el rótulo sustentable nosotros apuntamos a ir un paso más allá y no sólo producir alimentos saludables sino también producir nuestras propias semillas e insumos y así no depender de nadie. Por eso hacemos foco en los talleres, para que las personas puedan hacer las cosas por sí mismas, y reduzcamos el consumo”.
“Cada vez la gente es más consciente del daño que producen los agroquímicos y exige un cambio. A su vez organizaciones de productores, como la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra) en el sector hortícola y la RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades) en extensivo, demuestran que no sólo es posible producir agroecológicamente sino que también es rentable. Además, la producción convencional (con uso de agroquímicos) produce una degradación del medio ambiente que ya no es soportable”.
Nicolás remarca que con la pandemia se vieron empujados a la virtualidad para poder seguir con los talleres de huerta y descubrieron una herramienta muy poderosa para poder llegar a mucha gente que de la forma presencial no era posible. Al mismo tiempo destaca que están ansiosos por volver a los barrios.
“La reacción de la gente ante nuestros contenidos es excelente, es muy gratificante cuando valoran lo que hacemos y más allá de si compren o no, los mensajes de aliento y la participación en las publicaciones nos hacen muy bien. La mayoría de las preguntas va dirigida al control de plagas en la huerta”, describe. “Es muy común encontrar insectos, hongos y otras plagas atacando nuestros cultivos y nadie quiere perder lo que le llevó tanto esfuerzo conseguir”.
El público de Huertamar es muy variado: hombres y mujeres de todas las edades y bastante repartido entre huerteros experimentados y personas que recién se inician en este camino que encuentran en este emprendimiento productos de calidad y a un precio justo.
“Estamos convencidos de que la autoproducción de alimentos es un gran paso para alcanzar una vida y una sociedad más sustentable, por eso estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para poder ayudar y contribuir con ese objetivo”, concluye.