En enero de 2022, Alemania se convertiría en el primer país del mundo en prohibir el sacrificio masivo de pollitos machos que se produce actualmente en la industria avícola a nivel global. También en la Argentina, donde estamos a años luz de discutir estos asuntos pero también se descartan millones de pollitos. Según fuentes del sector, con algunas excepciones aquí usualmente se arrojan todavía vivos en esas bolsas negras y grandes para residuos. Mueren por asfixia.
Las imágenes de máquinas trituradoras que engullen a miles de inocentes pollitos BB solo por el hecho de haber nacido con el sexo equivocado, muy difundidas por los activistas defensores de los derechos de los animales en el Viejo Continente, ha sido mucho para los consumidores. Frente a esta ofensiva, el gobierno alemán se comprometió a impulsar un proyecto de ley que prohibirá, dentro de un año, poner fin a esa práctica, considerada uno de los casos más visibles de maltrato animal.
De momento lo que hay en Alemania es una propuesta de ley en la que la eliminación de machitos en planta el día del nacimiento quedaría prohibida el 1 de enero de 2022. En ese mismo proyecto se dispone que a partir del 1 de enero de 2024 sólo se podrían usar métodos que determinen el sexado hasta el día 7 de incubación.
La industria avícola está en problemas serios, pues la decisión alemana seguramente generará tendencia. El ministro de Agricultura francés, Didier Guillaume, también se comprometió a prohibir esta práctica en Francia desde finales de 2021. Suiza ya prohibió el sacrificio por trituración de pollitos recién nacidos, pero todavía lo permite utilizando el gas.
Parece muy cruento este asunto, así que si es impresionable no continúe leyendo.
La industria avícola produce con distintos fines, y por eso -a grandes trazos- existen dos dos grandes líneas genéticas en las que se basa la producción, ya sean esté destinada para producir huevos o para producir carne. Como parangón se puede poner a los bovinos, ya que no son iguales las razas utilizadas para producir carne que las que producen leche.
En el caso de las aves, hay líneas genéticas especialmente seleccionadas para engordar rápidamente y producir más carne en menor tiempo. En este caso, poco importa el sexo de cada animal. Todos van derecho al matadero.
Pero durante décadas, las aves de postura se han venido mejorando para que cumplan con el objetivo de producir huevos, por lo cual los machos de esas razas son descartados al nacer, ni bien se logra identificar su sexo, pues no tienen utilidad aparente. Es decir, solo se conservan las madres. Poco sentido económico tendría conservar a los machos, que además -debido a la selección genética- son flacos y huesudos, y por lo tanto no resultan eficientes para la producción de carne.
La polémica, entonces, se concentra en la avicultura de postura, donde miles de millones de pollitos machos son “descartados” en las plantas de incubación antes de las 72 horas de haber nacido. Alemania, en su proyecto de ley, se propone poner fin a esta práctica.
La ministra de Agricultura Julia Klöckner es la autora de este proyecto aprobado por el Gabinete Federal de Alemania, y que ahora debe ser ratificado en instancias legislativas. Destacó que su país será “el primero en el mundo” en proceder de esta manera frente a una práctica que la industria avícola había naturalizado. Y opinó que al prohibir las matanzas masivas de pollitos macho Alemania “establecerá el ritmo y ser un modelo a seguir” para otras naciones.
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Por cierto, como suele suceder en materia de bienestar animal, la decisión alemana terminará condicionando a muchos otros países productores de huevos, entre ellos la Argentina. Las balas ya pican cerca, pues el sacrificio masivo de pollitos ya está siendo intensamente debatido en Brasil, una de las grandes potencias avícolas del mundo.
Una opción que estudian los expertos en avicultura para salir de esta emboscada es tratar de determinar el sexo de cada pollito antes del nacimiento, es decir dentro del huevo. “La idea es eliminar el embrión macho para que no tengas que matarlos en la planta de incubación”, explicó un experto a Bichos de Campo.
En Europa ya existen algunos desarrollos que permiten hacerlo mediante un análisis ecográfico que utiliza ultrasonido, pero el margen de error sigue siendo considerablemente alto, de más del 5%, por lo que no se termina de resolver el incordio del todo. Además, según el especialista, “esto encarece enormemente todo el proceso productivo”.
En Francia, Alemania, Italia y España desde hace muy poco funcionan los primeros prototipos comerciales de sexaje in ovo. La revista especializa Avicultura contó que en Alemania “una de las técnicas mas avanzadas consiste en utilizar un láser para hacer un pequeño agujero para extraer líquido de un óvulo fertilizado, antes de analizarlo para detectar la presencia de una hormona femenina. En caso de no ser detectada se saca del proceso de incubación ese huevo deteniendo su desarrollo embrionario y sin necesidad de sacrificio al nacimiento”.
Pero también esta tecnología encuentra, al menos por ahora, serios limitantes.
El periodo de incubación de un huevo para que nazca el pollito es de 21 días. La posibilidad de detectar el sexo de cada animalito arranca recién después de quinto día desde que se inició la incubación. Por eso la normativa alemana coloca en jaque a toda la industria, ya que además se dispone que a partir de 2024 sólo se podrían usar métodos para determinen el sexado hasta el día 7 de incubación.
Esto es así porque se considera que a partir de la primera semana dentro del huevo el pollito comienza a “sentir”. Se supone entonces que está vivo.
Otra alternativa en estudio, pero que demandaría un largo plazo para su ejecución, es permitir que los pollitos machos sigan con vida para engordarlos y destinarlos a la producción de carne. Pero esto implicaría una migración de las líneas genéticas actuales hacia algunas que sean “doble propósito”. Este viraje llevaría mucho tiempo y también implicaría grandes costos económicos y no garantiza que se puedan mantener los niveles productivos actuales.
“Nosotros estamos a años luz de esta discusión en la Argentina, donde ni siquiera el Senasa permite el etiquetado de los huevos producidos por gallinas libres, criada fuera de las jaulas”, explicó un veterinario argentino especializado en ponedoras y bienestar animal. La imagen que describió luce aterradora, pues contó que en la Argentina solo un pequeño puñado de empresas dispone de la máquina trituradora de pollitos que se utiliza en Europa y que ahora quieren prohibirse allá. “Pero muchas granjas tiran los pollitos en bolsas de consorcio. Ahí se van asfixiando”, relata.
Un completo informe de la BBC News sobre este espinoso asunto hace foco en Brasil, uno de los grandes productores mundiales de aves. Frente a la presión de los animalistas, cita la posición de la Asociación Brasileña de Proteínas Animales (ABPA), que “defiende el debate racional y la presentación de alternativas que permitan la preservación del estado sanitario y la viabilidad económica, que eviten impactos financieros significativos en el precio al consumidor”. Advirtió la entidad: “Vale la pena recordar que el huevo es una proteína accesible, estratégica para garantizar la seguridad alimentaria de la población”.
En los establecimientos del mundo más desarrollado, cuando los pollitos salen del cascarón una persona entrenada en la técnica de identificación de sexo separa a los machos y las hembras. Los machos se descartan y “se arrojan en una especie de licuadora”. Es lo que suele hacer la gran industria brasileña.
El Ministerio de Agricultura de Brasil señaló, ante la consulta de la BBC, que el método “es considerado por la Organización Mundial de la Salud Animal como adecuado, desde el punto de vista del bienestar del animal y tiene la ventaja de la muerte inmediata”.
“Ese método también está previsto en la Guía brasileña de buenas prácticas para la eutanasia animal, del Consejo Federal de Medicina Veterinaria”, explicó el ministerio. Según esta guía, “la velocidad de las cuchillas produce la destrucción inmediata por laceración de los tejidos e induce rápidamente la muerte de un grupo de pequeños animales”. Sus ventajas son la muerte instantánea y la posibilidad de aplicarse a una gran cantidad de animales.
Como resultado de este proceso se obtiene un tipo de pasta que se desecha o se puede utilizar para compostaje, según la legislación ambiental de cada Estado de Brasil. Según el Embrapa (semejante al INTA del vecino país), el material derivado de la eliminación de pollitos de un día, las cáscaras de huevo, huevos infértiles y no eclosionados pueden servir, después de ser tratados, como fertilizantes de cultivos o para la alimentación de peces.