Gustavo Ferraris es uno de los expertos en fertilización y nutrición de cultivos más respetados del ambiente académico, con varios años en el lomo en INTA Pergamino.
Precisamente desde allí, donde están las mejores condiciones para lograr rendimientos de alto potencial para la agricultura, la sequía hizo estragos en el último tiempo.
Si tenemos en cuenta que en la región de aquel partido bonaerense y sus alrededores, los agricultores vienen de dos campañas muy magras donde ni siquiera se pudo sembrar por la falta de agua, para Ferraris hay optimismo de cara al futuro cercano.
Sobre ello el agrónomo analiza: “Cómo es conocido, la zona Núcleo fue una de las más intensamente afectadas durante la última campaña, y realmente exploró niveles de rendimientos desconocidos. El productor y asesor se encuentra entre sorprendido y agobiado.
La primera muestra de optimismo hacia adelante tiene que ver con las precipitaciones y el cambio de paradigma climático. Sobre esto Ferraris afirma: “Yo creo que para empezar a pensar cómo seguimos hacia adelante, lo primero es recomponer la humedad de los suelos”, algo que parece estar pasando.
“Hemos tenido durante esta transición otoñal un par de lluvias que han sumado entre 60 o 100 milímetros según la región. Eso junto al pronóstico de posiblemente un fenómeno de un calentamiento del Pacífico, un fenómeno del niño de aquí en adelante, abriga otra esperanza, y otra vez la capacidad de producir. Yo creo que la campaña de invierno todavía nos va a encontrar en esa transición con recargas parciales. Esperamos recomponer las reservas en profundidad, eso que va a ocurrir en la primavera, o quizá en el otoño próximo. No obstante, sabemos que la exigencia de los cultivos invernales en cuanto a agua es un poco menor de lo que puede ser soja y maíz, y probablemente con recargar el primer metro ya alcance como para niveles de siembra en general”, profundiza el especialista de Pergamino.
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Asimismo, el especialista traza el panorama de nutrientes que estarán disponibles para la siembra que se avecina. “El trigo había sido de todos los cultivos el que más había escalado en niveles de rendimiento. Yendo específicamente a la nutrición, nos encontramos con algunos puntos a favor y otro punto en contra. A favor tenemos que los fertilizantes, minerales han bajado mucho de precio. El nitrógeno tomando cualquiera de sus fuentes vale 1/3 que un año atrás. Y si bien el precio de los granos también ha bajado, las relaciones de precios son sensiblemente mejores”.
Primer punto a favor.
“El nitrógeno volvió a los valores históricos, o incluso un poquito por debajo de los históricos. Y en el caso de fósforo, está un poquito más caro que los históricos, pero también sin mucha diferencia y en valores que son aceptables. No es la locura que vivimos el año pasado”, dice Gustavo, haciendo referencia a los costos de fertilizantes que aumentaron fuertemente producto de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El segundo punto a favor de optimismo tiene que con lo psicológico y financiero: “Por otra parte también esto de la recomposición de los niveles de humedad, la búsqueda de un rápido borrón y cuenta nueva, termina siendo también un motivo por el cual el productor buscaría hacer trigo, sumado a que en los últimos años venía haciendo la secuencia de mejores márgenes”.
“Yo lo que veo es una reducción de superficie con niveles de inversión por hectárea similares, porque el productor sabe que el trigo es un cultivo exigente y muy sensible a rendimiento de la fertilización. Entonces yo no veo que vaya a restringir las dosis, sino más bien que se va a sembrar menos superficie”, resume el especialista dando forma a otro de los puntos a favor.
Como si fuera poco, hay otro aliciente que pueden encontrar los productores, que tiene que ver con que incluso pueden llegar a ahorrarse varios miles de dólares a la hora de pensar en la fertilización porque mucho de lo que se colocó para la campaña anterior no se extrajo en cosecha.
“Debe haber sido el primer año en muchísimos, que ha generado un balance positivo de nutrientes. O sea, se colocaron más fertilizantes en el suelo que la extracción que hubo con la cosecha. Eso deja, sin dudas un una residualidad de nutrición que va a permitir buenas cosechas en los años próximos”.
Empero, el especialista destaca que la recuperación final vendrá en el verano, cuando se estén sembrando la soja y el maíz. Sobre eso es más optimista aún. “Yo creo que el grueso va a estar en la campaña de verano donde, ya acompañado por un fenómeno El Niño, que si es así como todos pronostican, tenemos una expectativa bastante mejor, porque en general las lluvias, o sea la primera campaña húmeda luego de un ciclo seco, por lo general es muy buena en la región, porque no hay excedente. Pero la lluvia acompaña el crecimiento del cultivo”.