Gustavo Crudelli es docente universitario en Corrientes y además presidente de la Asociación para la Promoción y Desarrollo del Búfalo, una especie de gran desarrollo en Asia que se fue ganando un espacio en los últimos años en la Argentina.
En pocos minutos, durante una entrevista con Bichos de Campo, Crudelli nos dio una clase magistral sobre cómo está estructurada la producción de búfalos en el país, qué ventajas tienen respecto del bovino y cómo es su carne y la cadena de comercialización.
El especialista arrancó haciendo algo de historia sobre cómo llegó el búfalo al país. “En los años 30 y 40 algunos productores los trajeron para mejorar la producción ganadera del litoral, pero como hay 10 pares de cromozomas de diferencia con el vacuno la cruza es imposible. Entonces fueron quedando unos pocos animales en Formosa”, comenzó.
Luego agregó que “En los años 70 algunos ganaderos le dieron nuevo impulso y a partir del año 2000 pegó un salto importante. Hoy está en un momento de gran crecimiento y desarrollo, hay aumento de la población y con mucho futuro”.
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Gustavo contó que, según los datos que ofrece el Senasa, en el país hay 250 mil búfalos. Corrientes tiene 300 productores, Chaco es la segunda en presencia de bubalinocultores, y en el país el total asciende a 1200 establecimientos con presencia de estos animales. También hay ganaderos de esta especie en Misiones, Formosa, Santiago del Estero, Salta, Tucumán, Córdoba y Buenos Aires.
Respecto de su desarrollo en las condiciones que ofrece el noreste argentino, Crudelli comentó que el búfalo “está adaptado a la zona de humedales y allí tienen mayor ganancia de peso porque tienen mejor aprovechamiento de las pasturas de calidad, y porque en esta zona donde hace mucho calor, humedad, hay garrapatas y tábanos, al bovino le cuesta expresar su potencial y el búfalo se adapta mejor”.
Además, destacó que en situaciones climáticas complicadas el búfalo sostiene mejor sus índices reproductivos. “En la peor época de seca la preñez se cayó al 50%, pero la del vacuno en la misma zona bajó al 25%”, indicó el especialista.
Luego agregó que por falta de conocimiento y confianza, muchos productores que lo incorporan a su establecimiento lo destinan a los potreros más bajos. “Luego se da cuenta que en el mejor potrero produce más que el bovino y los cambian de lugar”.
Respecto de la etapa de cría, indicó que “una de las diferencias cuando crías en forma extensiva es que el búfalo tiene gran productividad, entre 70 y 80% de preñez, y además está en contraestación con el bovino”.
En ese sentido, explicó que las pariciones se suelen dar en primavera,y luego los bucerros pasan entre 6 y 8 meses al pie la madre, una etapa en la que ganan 1 kilo por día de peso en promedio. Por eos se destetan con kilajes de hasta 300 kilos.
Los ganaderos suelen aprovechar el pasto de primavera/verano para hacer una recría y a la salida de ese proceso -que puede durar hasta dos años- los animales pesan entre 380 y 400 kilos. El que puede lo retiene un año más y los vende para la faena con 480/500 kilos.
Crudelli agregó que, contrariamente a lo que muchos suponen, una de las características salientes de la especie es su mansedumbre.
Si bien se cree que se lo produce para obtener leche, la principal finalidad de su cría en el país es la producción de carne. En cuanto al rinde en gancho contó que es de 52%, cuando el del vacuno es de 58%. Eso tiene que ver con que su cuero es más pesado, ya que eso le permite ser una especie de animal “acuático”. Ante una ola de calor puede permanecer mucho tiempo en el agua. También el gran tamaño de la cabeza resta rinde en gancho.
Crudelli destacó las bondades de su carne, que en el mercado interno se vende muchas veces (la mayoría) como si fuera carne vacuna. “La carne de búfalo no es dura como se cree, y la grasa es muy blanca aún en animales añosos. La mayor parte de la producción se vende como carne bovina ya que se le parece mucho”.