Hace unos meses, Bichos de Campo publicó una nota que contaba la larga pelea de Guillermo Arnaude, un experimentado consignatario de Ayacucho, contra enormes molinos de viento. Como un Quijote, casi en soledad, el hombre denuncia que en 2008 le robaron 500 terneros y se pelea nada menos que contra la burocracia y la corrupción enquistadas en algunos sectores importantes del Senasa. También contra los largos plazos de la justicia argentina para hacer lo que debe hacer, que no es otra cosa que justicia.
Aunque ya cuenta con varios fallos que le dan la razón, Arnaude nunca pudo recuperar el dinero que perdió, porque los estafadores se declararon insolventes. Pero él no quiere reconocer que va perdiendo, no parece dispuesto a rendirse. Yo no sería sincero si no dijese que me parece que esas dos corporaciones .la judicial y la del Senasa- le van ganando. Como a todos nosotros, que casi ya no peleamos.
Me consuela, sin embargo, poder contar su historia de lucha, lo que ya de por si representa un pequeño triunfo. Luchar ya es ganar, dicen algunos.
Postales de un Senasa que debe mejorar: el día que “desaparecieron” 500 terneros
Días atrás, en un congreso en Paraná de las fundaciones de lucha contra la fiebre aftosa, nos volvimos a encontrar con Arnaude, que mantenía en alto su lanza y volvía a arremeter contra los molinos de viento. Quien recibió esta vez su estocada fue el actual presidente del Senasa, Ricky Negri, como ya la habían padecido su antecesor, Jorge Dillon, o los ex ministros de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere o Ricardo Buryaile.
Arnaude se paró una vez más de entre el público y preguntó al funcionario de turno por qué el organismo sanitario intentaba cerrar el expediente de su caso sin haber emitido un veredicto, sin reconocer la injusticia que se había cometido ni castigar a los corruptos.
“Prescripción administrativa”, dictaminó una vez más el área de Jurídicos de Senasa, que se está convirtiendo en una suerte de “lavadero” de muchas cagadas que se mandan algunos funcionarios del organismo. El tiempo pasa, las denuncias prescriben, nos vamos poniendo viejos y los corruptos siguen ahí, sin sanción.
En concreto, Arnaude acusa al Senasa de haber actuado como “encubridor” de la maniobra delictiva que padeció y que aquí reconstruye:
El consignatario solo quiere que alguien de Senasa se haga cargo de que el organismo fue “cómplice” en esta defraudación en la cual un cliente lo robó nada menos que 500 terneros. “Acá hubo una coima, hubo un arreglo”, declara a viva voz, sobre la participación necesaria de funcionarios del organismo sanitario para concretar el robo.
Negri, que contó que se ocupó especialmente de analizar el caso, acepta que el organismo hizo mal las cosas y hasta que se apartó a los funcionarios involucrados, entre ellos al ex titular de la Regional Buenos Aires Sur, que estuvo implicado en otras graves irregularidades. Pero lo cierto es que los molinos de viento siguen intactos y que el expediente parece conducir a un callejón sin salida.
“Si hoy aplico los contratos como estaban firmados y que el Senasa conoce a la perfección, hoy el Estado Nacional le debe a la firma Arnaude unos 40 millones de pesos”, advierte el Quijote consignatario. Que insiste, vuelve a la carga, no se rinde.