Ya ha pasado un año desde que la Argentina le dejó el camino servido a Uruguay para iniciar un vals con China, que continúa viento en popa. Y es que las restricciones a las exportaciones de carne vacuna aplicadas por el gobierno nacional le permitieron al país vecino llegar a valores récords de exportación tanto de los cortes como de todos los subproductos que se desprenden de esa cadena, principal fuente de divisas para la economía local.
En el marco de un encuentro de criadores y productores de la raza Hereford de la Mesopotamia, que suele tener presencia de uruguayos miembros de la Asociación hermana en ese país, Bichos de Campo tuvo la oportunidad de entablar un mano a mano con Alejandro Costa, productor ganadero y directivo de la Sociedad de Criadores de Hereford de Uruguay, que nos puso frente a la incomodad verdad.
-¿En qué difiere la producción ganadera uruguaya de la que pudo ver aquí?
-Difiere en el sentido de los objetivos productivos. Uruguay exporta el 70% de la carne que produce. Ustedes producen mucho más focalizados al mercado interno y eso hace que tengan algunos objetivos productivos distintos. Engordan novillos mucho más livianos y más chicos de edad, también usan más los corrales. Nosotros estamos mucho más focalizados a la exportación, apuntamos a carcasas más pesadas. Hace mucho que Uruguay exporta mucho más de lo que consume.
-¿Y China se transformó en su principal cliente?
-Sí, hoy la gran vedette es China. Se lleva absolutamente todos los cortes, todas las menudencias, todos los subproductos. Antes había sido Rusia, la Unión Europea, Canadá. Uruguay por suerte tiene un estatus sanitario muy consolidado, muy serio en el mundo. Tenemos más de 110 mercados abiertos y eso hace que tengamos un abanico de posibilidades desde el punto de vista de la exportación. Ustedes lamentablemente tienen retenciones y una cantidad de problemas internos.
-Ese posicionamiento que han tenido ustedes deriva un poco, lamentablemente, de lo que ha ocurrido aquí en Argentina.
-Sí, y eso de alguna manera se refleja en los precios. Uruguay tiene mejores precios que Argentina. Capaz que tiene costo más altos pero tiene mucho mejores precios y más previsibilidad. Yo admiro bastante el trabajo de los productores argentinos, de su capacidad de resiliencia frente a la incertidumbre que tienen, que es constante. Es difícil ser productor, ganadero, agrícola o lechero en Argentina. En el Uruguay tenemos un horizonte bastante más despejado de alguna manera y eso nos hace poder focalizar mejor.
-¿Reconocen eso los productores uruguayos? ¿Toman como una ventaja de mercado que Argentina esté atravesando un mal momento?
-Sabemos que nos otorga alguna ventaja el hecho de que Argentina no nos compita en algunos mercados, pero no nos gusta. A nosotros nos gusta competir, que a todos les vaya bien y nos gusta que los productores argentinos puedan estar en similitud de condiciones que con otras partes del mundo. Lamentablemente hoy no es así. Ojalá que vuelva a serlo en el corto plazo.
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-¿Qué desventajas identifica en la producción ganadera uruguaya?
-Uruguay tiene otros desafíos. La cría se hace en condiciones ambientales bastante más complicadas que acá. Los campos no son tan buenos, los suelos no son tan fértiles. La curva de pasturas es mucho más estival. Los inviernos se transforman en un verdadero verdugo para las vacas uruguayas. Acá en la Mesopotamia los suelos son mejores. Hay mucho monte en galerías que significan sombra en el verano y abrigo en el invierno. Nosotros eso no lo tenemos, pero tenemos otras ventajas de mercado, estabilidad financiera, estabilidad económica, previsibilidad de largo plazo que son tanto o más importantes que las biológicas.
-¿Qué manejos que se hacen en Argentina le interesaría que tal vez se apliquen, si se pudiese, en Uruguay?
-Los planteos tecnológicos son similares en todo el mundo. Sabemos que tenemos que intensificar la recría, sabemos que tenemos que tratar de tener un producto terminado en el menor tiempo posible. Eso lo vemos acá, más volcado al mercado interno, con más novillito bolita o chicos, y allá con novillos un poco más pesados. Sabemos que tenemos que hacerlo con la mayor eficiencia posible y con él en el menor tiempo posible. No hay gran diferencia, puede haberla en la cantidad e inversión que uno haga en pastura pero más o menos las tendencias son similares en todo el mundo.
-¿Qué destaca de la ganadería uruguaya?
-La ganadería uruguaya está viviendo un momento excepcional, con precios para algunas categorías más altos –increíblemente- que en Estados Unidos o Australia. Y eso es el trabajo de muchos años que tiene que ver con el estatus sanitario que tiene Uruguay, la legislación internacional, el Instituto Nacional de Carnes que posiciona a la carne uruguaya en el mundo de una manera fantástica. Tenemos una credibilidad como productores de carne que nos puso en un sitial que creo que pocas veces se había visto. Yo como ganadero tengo casi 60 años y no había visto nunca a Uruguay tan bien posicionado, así que realmente me parece que estamos viviendo un momento estacional también para la agricultura, pero en el caso de la ganadería ese es un momento espectacular.
¿Qué le gustaría mejorar?
-Siempre hay cosas a mejorar como en cualquier proceso productivo. Es un proceso de mejora continua. Creo que desde el punto de vista de la iniciación del país en el mercado internacional, desde el punto de vista de la credibilidad del país, del producto que producimos, de las reglas claras, de la estabilidad jurídica, desde el punto de vista macroeconómico, estamos en un momento muy bueno. Claro que hay cosas para mejorar. Habría que tirar aranceles con respecto a Estados Unidos para proveerlo del material genético, por ejemplo. Eso no lo podemos hacer. Podríamos entrar en el mercado mexicano con semen, no con embriones, que no lo podemos hacer. Pero globalmente estamos en un momento yo diría que excepcional.