La entidad que agrupa a los frigoríficos exportadores argentinos avisó que en 2023 necesitará un “dólar carne” para poder sobrellevar la situación sin sobresaltos. No lo dijeron en esos términos. Pero casi.
“La ecuación actual de menores precios en los mercados de destino, combinada con elevadas tasas de inflación a nivel doméstico vuelve imprescindible la adecuación del tipo de cambio efectivo al cuál se liquidan las divisas obtenidas”, indicó el Consorcio ABC por medio de un comunicado.
“La brecha entre el dólar oficial neto de derechos de exportación y la evolución de los costos industriales se ha vuelto un factor que afecta y afectará negativamente la competitividad de nuestra industria en los principales destinos de exportación”, añadió.
El Consorcio ABC señaló que la foto del último trimestre del año 2022, con precios internacionales en caída, costos industriales en alza y una oferta que solo se mantiene abundante debido a la sequía, “proyecta un panorama alertante (sic) sobre las expectativas de la industria exportadora de carne bovina para el año 2023”.
Las condiciones climáticas de extrema sequía en muchas zonas ganaderas argentinas promueven una sobreoferta de hacienda, la cual, claro, podría desaparecer cuando se restablezcan las condiciones hídricas.
Con el actual esquema cambiario –advirtió ABC– el precio del novillo en dólares neto de derechos de exportación es el más alto del Mercosur, al tiempo que la evolución de las tarifas de energía eléctrica y gas y también los combustibles han comenzado a evolucionar en los últimos meses por encima del ajuste del tipo de cambio oficial.
“Si el tipo de cambio profundiza su evolución negativa con respecto a la que muestren los principales costos industriales, la competitividad se verá afectada perjudicando también la participación de Argentina en los principales mercados de destino”, explicó la entidad frigorífica.
Si bien el año 2022 terminará con exportaciones cárnicas vacunas por una cifra del orden de 3500 millones de dólares, eso es producto de los elevados precios internacionales registrados en la primera mitad del año, dado que en los últimos meses los mismos comenzaron a caer de manera progresiva.
“Lejos en el tiempo quedaron los valores récord de más de 17.000 u$s/tonelada que pagaron los importadores europeos a mediados del primer semestre de 2022; tampoco se podrá volver a pensar, en el corto y el mediano plazo, en garrones y brazuelos a más de 8500 u$s/tonelada o en los cuartos de vaca a 6500 u$s/tonelada”, apuntó ABC.
“Los precios actuales ofertados por los importadores, sumado al contexto macroeconómico de nuestro país junto con las regulaciones específicas que afectan al comercio exterior de carne bovina, determinan una fuerte disminución de la competitividad de nuestros exportadores, que, de mantenerse estas condiciones, comenzarán a ceder posiciones en la participación relativa en las compras chinas de carne bovina”, resumió el comunicado de ABC.
Alerta máxima: La canasta cárnica vacuna acumula un retraso inflacionario de casi cuarenta puntos