Los funcionarios del gobierno también dijeron presente en el foro AmCham Agribusiness, donde fueron a dar los habituales guiños al agro y hasta se animaron a definiciones electorales.
El jefe de gabinete Guillermo Francos tomó la posta con uno de los temas más espinosos dentro del sector los últimos días, la breve eliminación de las retenciones, que rigió por sólo 48 horas por la rápida respuesta de los exportadores para hacerse con el grueso del cupo de 7.000 millones de dólares.
A confesión de parte, relevo de pruebas. El funcionario, que evitó profundizar demasiado, admitió que “los productores más pequeños no van a acceder” de forma directa a ese beneficio y, a la pasada, deslizó lo que a viva voz ya se sabía: que las exportadoras firmaron Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) sin tener los granos en su poder, por lo que el juego ahora está en el precio que conseguirán por ellos.
“Los exportadores se apuraron a endeudarse para juntar los dólares y obtener el cupo”, señaló Francos. Aunque esa es una práctica muy común, en este caso debería aplicar la ley 26.351, que aplica siempre que haya un cambio en el esquema de retenciones. La misma obliga a las compañías exportadoras a acreditar la compra de mercadería, de manera tal que si no pueden hacerlo y se produce un aumento de derechos de exportación, las empresas deben entonces abonar la mayor alícuota.
De hecho, esa obligación, por la que nadie vela y que fácilmente se esquiva con artilugios administrativos -como la postergación de embarques luego de liquidada la divisa- es la que hubiera permitido que la eliminación de retenciones alcanzara al productor de a pie, que podría haber vendido granos sin ese descuento a las exportadoras.
De todos modos, desde que se desató la bronca en varios sectores por este mecanismo, el gobierno pone todas sus fichas en que el precio se sostenga y argumentar que, finalmente, la eliminación de los DEX sí favoreció a los productores. Fue algo que ya señaló Pazo días atrás y que hoy Francos volvió a expresar en Amcham.
“Al final, la resolución va a beneficiar más a los productores que a los exportadores. Cuando estos tengan que salir a buscar granos para cubrir sus cupos, se van a encontrar con chacareros enojados que van a pedir un precio alto”, confió el jefe de gabinete.
Momentos después, como parte de otro panel, el secretario de Agricultura Sergio Iraeta repitió que el anhelo del gobierno -siempre que el equilibrio fiscal lo permita- es ir hacia la eliminación de retenciones. En efecto, fue lo mismo que afirmó Francos antes que él, confirmando que “a partir del año próximo” seguirá habiendo cambios en ese tributo.
Pero además de esa definición, que suele dar cada vez que diserta ante representantes del agro, Iraeta dejó un comentario pensando en las urnas: “Hagan lo que tienen que hacer, que es producir, y elijan bien a los funcionarios”, dijo, y destacó las desregulaciones y medidas de alivio pensadas para el sector.
Francos también buscó capitalizar las cifras récord que se esperan para la próxima campaña, que ya los especialistas apuntan como difíciles de festejar. “Cuando uno le muestra al sector que la decisión política es quitar trabas para su desarrollo, inmediatamente obtiene resultados”, señaló, en referencia a las rebajas de retenciones -primero temporarias y luego definitivas- que hubo este año.
Asimismo, de cara a lo que pueden esperar las exportaciones argentinas, adelantó que las negociaciones con Estados Unidos van a tener novedades en materia arancelaria. En Balcarce 50 hay expectativas de que el más allá del apoyo financiero al programa económico, que será de 20.000 millones de dólares, este acercamiento con la administración de Trump permita avanzar con nuevas bajas de impuestos.
Incluso, el jefe de gabinete le bajó el precio a la indignación de los farmers “yankees” por la eliminación temporaria de retenciones y dijo que, como eso atañe a las “políticas internas” de Estados Unidos, no tiene porqué afectar las decisiones locales en esa materia.