Franco Santángelo, titular de la empresa avícola Soychú, es el flamante presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), responsables de abastecer al mercado interno con la carne de pollo, hoy la más consumida en el país.
El empresario dijo que por los problemas que hay en la exportación tras el cierre de algunos mercados, a causa de los casos de influenza aviar, se está volcando más producción al mercado doméstico. Eso hará que el año termine con un consumo de 50 kilos por habitante y por año, dos más que el promedio de carne vacuna.
La contracara de ese mayor consumo está en el precio a salida de fábrica, que viene en caída. “Durante el año el cajón de pollos salido de fábrica se vendía en 50.000 y 57.000 pesos, dependiendo del mes. Ahora vale 42.000 a 43.000 pesos. Bajó el precio y mientras tanto la inflación y el tipo de cambio llevaron todo para arriba”, explicó el empresario a Bichos de Campo.
Además dijo que si bien “en promedio el año fue bueno, se complicó en los últimos meses” también por la demora en la reapertura de mercados importantes para el sector, como es el caso de China -que lleva productos como las garras, que no encuentran salida en otros destinos- que permiten una mejor integración del pollo. También siguen cerrados otros destinos importantes como la Unión Europea y Chile.
“Esos mercados ayudan a descomprimir la alta oferta interna y a mejorar el recupero por la venta de subproductos como las garras, los cuartos y algunos cortes que en la Argentina no tienen alto valor comercial”, explicó el titular de CEPA.
Santángelo dijo que “hay que ver cómo sigue la película en 2026” y que la clave pasará por “reducir la producción”, algo que no será sencillo “porque cada empresa tienen sus planes de desarrollo, por lo tanto es necesario volver a exportar y contar con más competitividad y productividad”.
Para lograr eso consideró que es necesaria no solo la reapertura de los mercados sino que haya un tipo de cambio que favorezca las ventas al extranjero, que ayude a reducir el costo laboral.
“Competimos con quienes produce mucho más y tienen un costo salarial que es menos de la mitad que el nuestro. No pretendemos exportar el 50% de lo que producimos, pero sí necesitamos tener herramientas para defendernos y buscar nichos”, señaló.
Otra cuestión que mejoraría el desempeño del sector, según indicó, es la modernización de los galpones de engorde. Esto implica una inversión de 300 mil dólares por cada, uno pero para eso se requiere de créditos con tasas acordes a la inflación y a lo que puede pagar la actividad. Eso ayudaría a tener más bajo control la cuestión sanitaria además de lograr más eficiencia productiva.
Finalmente dijo que buscarán obtener la reciprocidad comercial con Estados Unidos. Sucede que en el acuerdo firmado entre el presidente de ese país, Donald Trump, y el de Argentina, Javier Milei, se determinó la posibilidad de que entre carne de pollo estadounidense, pero no que se pueda exportar desde aquí.
“Pedimos que haya reciprocidad, porque el sector argentino puede competir, sobre todo en pechuga, que en Estados Unidos se vende más cara y permitiría a la Argentina compensar precios enviando esos cortes”, reclamó Santángelo.
El dirigente insistió con que la actividad “necesita previsibilidad, financiamiento, reglas claras y la reapertura de los mercados cerrados para que 2026”.
“La estrategia ideal para todos sería crecer en exportación y mejorar productividad. El tipo de cambio no le veo mejoras, pero necesitamos que los créditos y las tasas se parezcan a las del mundo si pretendemos competir afuera”, concluyó.





