El jueves pasado Fernando Sáenz Valiente avanzaba, micrófono en una mano, martillo en la otra, sobre un cochecito de golf, por las calles internas donde se mueven los vacunos que llegan para ser rematados en el Mercado de Liniers. El jueves había 5.268 animales de alta calidad, casi todos llegados de feed lots que proveen habitualmente a esa casa consignataria, Sáenz Valiente & Bullrich, fundada en 1978 pero que tiene raíces en la mítica Casa Bullrich, que viene en el negocio desde 1860.
No se sabe si el Libro Guinnes de los récords tendrá en consideración cuánto tarda un rematador de hacienda en colocar a buenos precios un total de 5.268 animales. Fernando lo hizo en algo más de una hora, a una velocidad inusitada. Pero él no estaba preocupado por ese detalle. ” Vender ligero se puede vender, pero vender bien como hicimos hoy es más difícil. Lo importante es el precio y acabamos de hacer los máximos en muchas categorías”, explicó el consignatario a Bichos de Campo.
Entre esos máximos, si hubo un récord absoluto: un lote de novillos de mucha calidad y 320 kilos de peso logró un valor de venta de 100 pesos por kilo vivo. Nunca se había pagado una cifra de tres dígitos por la hacienda vacuna en la Argentina, al menos no en esta etapa del peso.
Mirá la entrevista con Fernando Sáenz Valiente:
Los costillares de esos novillos que llegaron a valer 100 pesos por kilo vivo (como tenían 320 kilos en promedio, cada animal cotizó a unoS 32.000 pesos) seguramente serán asados en las próximas horas, durante los festejos de Navidad. Es una tradición que la consignataria de los hermanos Sáenz Valiente (además de Fernando andaba Gervasio dando vueltas por Liniers, aunque él prefiere ocuparse de las ventas de los reproductores y grandes campeones) realicen un remate especial con la mejor hacienda de feedlot que le envían sus habituales “remitentes”.
A esta cita obligada de fin de año la han bautizado, por obvias razones, como “El Gordo de Navidad”. Esta fue la edición número 26°. Y además de haber logrado el máximo de precios de 100 pesos tenía otra particularidad: si se cumplen los tiempos previstos en el proyecto de mudanza del Mercado de Liniers a Cañuelas, será la última vez que esta tradicional actividad se realice en el viejo mercado de Mataderos.
Por eso, Fernando comenzó el remate con algo de nostalgia anticipada. “Cumplimos 26 años haciendo el Gordo de Navidad. La idea fue siempre traer la mejor hacienda posible para que la gente coma la mejor carne en las fiestas de Navidad. Nunca falló, salvo cuando tuvimos un problema con el gobierno viejo, pero eso quedó en la historia”, nos contó, en referencia a las intervenciones del kirchnerismo, vía Guillermo Moreno, en el mercado ganadero.
Sáenz Valiente sabe que, aunque continúen con esta tradición en el nuevo mercado ganadero que se está armando en Cañuelas, ya nada será lo mismo. Lamentó que se perderá “un poco del folclore de estar dentro de este mercado, porque te vas mudando a otro lugar y será como empezar un trabajo nuevo. A mi el mercado me cuesta dejarlo porque es donde me formé. En 1990 arranqué a venir acá. Fuí el primer Sáenz Valiente que vino al Mercado de Liniers”, comentó.
-¿Y cuál es la importancia de tener este tipo de mercados concentradores?- le preguntamos.
-Este mercado forma todos los precios ganaderos que hay, salvo el novillo de exportación. Para todo lo que es el consumo la gente se fija acá.
Las casas consignatarias, en este entorno, son las que realizan la puja para obtener los mejores precios posibles para la hacienda que les remiten sus clientes habituales, los productores. Del otro lado, están los frigoríficos, supermercados y matarifes. “El comprador cuida su negocio, pero yo tengo que sacarle el mejor precio posible a la hacienda. Para un consignatario lo más importante es vender bien y pagar puntal”, nos explicó Fernando.