Fernando Manera tienen un currículum muy muy amplio. Podemos empezar diciendo que es bioquímico, que fue miembro fundador y primer presidente de la Asociación de Bromatología, Ambiente y Zoonosis de Córdoba, que es miembro de la Asociación de Toxicología y Ambiente del Circulo Médico de la misma provincia, que es profesor universitario y escritor.
O sea que sabe mucho del tema “químicos” en todo su rango de posibilidades y hay una cuestión que le preocupa especialmente: el uso de químicos en el hogar, sobre los que nadie habla.
-Usted escribió el libro ‘Una amenaza invisible’. ¿Tan expuestos estamos los humanos en nuestra vida diaria?
-Sí, vivimos rodeados de químicos. Prácticamente no hay un lugar donde no se encuentren presentes.
-¿Por ejemplo?
-Combustibles de todo tipo en caños de escape, chimeneas, cocinas, estufas; quema de basurales, gomas en manifestaciones; plásticos (cuando lo fabrican, usan y descartan); químicos para controlar plagas (herbicidas, insecticidas, funguicidas, fertilizantes, etcétera), desinfectantes (contra Covid-19, gripes, diarreas, etcétera), limpiadores, solventes, detergentes, medicamentos (analgésicos, antinflamatorios, antibióticos, etcétera) Alimentos (condimentos, conservantes, aromatizantes) y muchos lugares más.
-Sin duda, estamos rodeados.
-Sí, pero no debemos ser apocalípticos, vivo combatiendo al fundamentalismo. Bajar el riesgo de que este mundo nos afecte depende de los conocimientos que tengamos, por lo que la educación es fundamental; recordemos que lo que realmente mata es la ignorancia.
-También logró que dos ‘remedios’ para piojos fueran prohibidos por contener lindano. ¿Cómo es posible que durante tanto tiempo haya sido permitido? ¿Antes se consideraba inocuo?
-Como profesional de la salud y presidente de la Asociación de Bromatología, Ambiente y Zoonosis de la provincia de Córdoba, a principios del 2000, comencé a estudiar usos y riesgos de los fitosanitarios y a medida que profundizaba el estudio grande fue mi sorpresa al ver que se usaban en muchas cosas: insecticidas de uso diario en los hogares y medicamentos muy usados, principalmente en niños.
-¿Así surge lo del lindano?
-Así es, único fitosanitario que la Agencia Internacional del Cáncer (IARC) considera Clase I (Cancerígeno) y que en Argentina había 12 leyes que prohibían su producción, comercialización y uso en el campo agronómico y veterinario desde las décadas del 60-70. ¡Pero en el campo medicinal se lo seguía ‘recetando’ para matar los piojos en la cabeza de los niños! Y no sólo eso: en su uso rural cuando se lo prohibió se usaba al 0,1%, y en la cabeza de los niños al 1% (diez veces más concentrado). Y es tan peligroso que sus consecuencias pueden aparecer muchos años más tarde de su uso; es un disruptor endocrino y está relacionado con distintos tipos de cáncer, alteraciones metabólicas, déficit de atención, hiperquinesis, etcétera.
-¿Y por qué este abismo entre las exigencias de su uso agronómico-veterinario y el medicinal humano?
-No lo sé. Ignorancia, desidia, incompetencia… Vi agrupaciones médicas cuestionar el uso de ‘agrotóxicos’ en zona rural mientras ellos recetaban el más peligroso. Aún hoy muchos piojicidas son químicos de uso agronómico, si bien son de baja toxicidad, como la Permetrina. Pero en su uso agronómico es de 0,1% a 0,5% y como piojicida llega a 5%; creo que esta diferencia de concentración debería tenerse en cuenta, como la frecuencia de uso.
-¿Por qué se cuestiona a los químicos usados en el campo pero hay despreocupación acerca de su uso en el hogar?
-Todo químico fue creado para ser utilizado de una determinada forma. Si se lo usa de esa forma se logra el beneficio, pero si lo usamos incorrectamente logramos el efecto no deseado y muchas veces tóxico. Por eso un antibiótico es recetado por un médico que determina qué cantidad diaria y durante cuánto tiempo; y en el campo un agrónomo establece que producto, cantidad y en qué condiciones usarlo (eso son las BPA). El problema es que en el hogar no tenemos nadie que nos indique cómo es el uso correcto.
-¿O sea que nos falta información/educación?
-Aparte de que nadie nos dice cómo usarlos correctamente, esto suele verse agravado por las publicidades que incitan al mal uso. Por ejemplo, en una ventana aparece un tipo de monstruo y la mamá toma el ‘tarro’ de insecticida y, estando la familia presente, ‘dispara’ haciéndolo explotar. Para colmo se estimula el uso de reiteradas veces en el día y el problema es que dentro del hogar los químicos no se dispersan y se mantienen durante muchos minutos, donde la exposición en muy prolongada, ingresando por vía respiratoria y dérmica en toda la familia. Por eso los datos epidemiológicos de los Organismos Toxicológicos nos indican mayor cantidad de casos de intoxicados con los domisanitarios del hogar que con los fitosanitarios en el campo (y en cifras muy superiores). Y los principales afectados son los niños.
-¿Cómo se relaciona todo esto con que hoy desde algunos sectores de la sociedad se rechace el uso de agroquímicos en la producción agropecuaria?
-Llevamos muchos años hablando mal de los fitosanitarios, haciéndolos responsables de cuánto problema se observe en la población. En Córdoba hay tres ‘estudios’ que tomaron estado internacional por casos de cáncer en Barrio Ituzaingó, Monte Maíz y Canals, donde un grupo de médicos y estudiantes hicieron un relevamiento de tres días, publicando resultados donde había altos índices de esta enfermedad.
-¿Y no son elocuentes esos resultados?
-Es que a su vez el Gobierno de Córdoba, por medio del Ministerio de Salud y el Ministerio de Agricultura y Ganadería, realizó un estudio epidemiológico de cáncer en toda la provincia, desde el 2004 hasta la fecha, con la dirección del Dr. Martín Alonso (oncólogo), presidente del Comité de Tumores de Córdoba. Allí se demostró que en los tres lugares mencionados con anterioridad, los casos de cáncer están en la media esperada. O sea que no hay más casos de cáncer que en otros lugares.
-¿No fue suficiente para saldar el debate?
-Los medios no publicaron esta importante información científica y aún hoy veo algunos comunicados de asociaciones profesionales donde dan estos casos como ejemplo de los efectos nocivos de los fitosanitarios. Tengo la impresión de que esta mala imagen de los fitosanitarios ha sido creada más por un tema ideológico que toxicológico.
-La agroecología plantea producir sin agroquímicos. ¿Cuál es su opinión?
-De la producción agroecológica, si bien no hay una formula única, la más destacada es la huerta campesina, en pequeñas parcelas, hasta dentro de zonas urbanas, y teniendo en cuenta que se utilizan productos químicos de origen natural preparados por el propio productor o adquiridos en el comercio autorizados por Senasa. Pero todos los químicos, tanto de origen natural como de síntesis, tienen que ser utilizados con los conocimientos adecuados porque todos mal usados tienen efectos tóxicos. Para la producción en grandes extensiones veo muy difícil la producción agroecológica. Además, si se produce cumpliendo con las BPA (buenas prácticas agrícolas), los riesgos a la salud y al ambiente son bajos.