Para el productor y dirigente cítricola de Federación, Fernando Borgo, la situación que atraviesa la actividad en el noreste de Entre Ríos es deprimente. Con costos que superan a los ingresos, hoy están bajo la línea de flotación. “Ya no luchamos por ser más productivos sino por sobrevivir. Todos estos años nos hemos ido mediocrizando”, reflexionó, dando cuenta que las inversiones que pueden realizar para mejorar son mínimas.
Los cítricos dulces argentinos se cultivan casi en su mayoría en una zona que va del norte de Entre Ríos al sur de Corrientes. Las naranjas y mandarinas que se consumen en todo el país salen de ahí. De todos modos, no existe un censo bien hecho sobre la superficie plantada y productiva, pero se sabe que están en actividad muchas menos de las 60 mil hectáreas que han sabido haber.
Aquí la entrevista completa con Fernando Borgo:
Borgo, que integra la FeCiER (Federación del Citrus de Entre Ríos), cuenta que en su provincia había en 2016 unos 1.600 productores y que no cree que desde allí hayan bajado tanto la cantidad de empresas sino que cayeron las hectáreas productivas, quedando mucha quinta -monte- abandonada.
“Hoy todo se emparejó hacia abajo. La rentabilidad vienen en caída año a año. Con los insumos dolarizados -fertilizante y agroquímicos- y el mismo precio de la fruta hace tres años, todo cuesta mucho”, destacó el productor a Bichos de Campo.
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Uno de los mayores cuellos de botella que tiene la actividad es que el 70% de la fruta cosechada se la lleva el mercado doméstico,mientras que otros 15% va a la industria juguera y el restante 15% va a exportación, con suerte. De modo que buscar divisas en el exterior no es una salida para la mayoría de los productores. Con el consumo interno tan deprimido, casi que no tienen escapatoria.
“La exportación puede hacer que tengas un horizonte más alto, pero nada más. El fuerte es el mercado interno. Ahora con un mercado local retraído tenemos indefectiblemente una citricultura retraída”, destacó Borgo.
El dirigente citrícola describió: “En este país hay dos agros: el agrícola de la zona núcleo que le trae divisas al país, y las economías regionales que damos empleo, con un impacto social en el interior muy grande”.