La producción de peras y manzanas es una actividad que hace años está en crisis y con el cambio de Gobierno -pese a la quita inicial de retenciones y la mejora del tipo de cambio- la cuestión no mejoró. Los costos aumentaron y se perdió competitividad exportadora, al tiempo que se debe vender más cara la fruta que va a un mercado interno limitado por la caída en el poder de consumo de la población.
Este año no parece ser la excepción, a pesar de que se espera una buena cosecha en los valles de Río Negro y Neuquén. La perspectiva es que se logren entre 1,2 y 1,3 millones de toneladas y que la calidad de la fruta sea buena, pero los números otra vez no dan bien.
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“Seguimos con mucha preocupación. Nuestro principal problema son los altos costos para competir en los mercados internacionales, y son costos que están muy por encima de los de nuestros competidores”, explicó el productor y dirigente regional Federico Sacheri. Y agregó: “La devaluación llegó tarde, porque ya teníamos el 80% de las exportaciones realizadas. Entonces el impacto se sintió en los costos (de la campaña 2018/19) y no en los precios”.
Escuchá el reportaje completo a Federico Sacheri:
Al incremento de costos que generó la devaluación (por ejemplo, en el combustible y los insumos) se sumó el descuento de los precios de la fruta pagados al productor por la aplicación de las neo-retenciones. “Nos pusieron retenciones como si se tratara de un producto a granel que no se industrializa y con un impacto sobre el producto final que percibe el productor que es tremendo, de 4 pesos por dólar exportado”.
Así las cosas, la paradoja es que la exportaciones de peras y manzanas, al igual que tantas otras producciones regionales, pagan el doble de derechos de exportación que en la era kirchnerista, cuando eran de 5%. Con el dólar actual ese “impuesto” se lleva más de 10% del valor FOB de exportación.
Sacheri además recordó que “con este Gobierno conseguimos reintegros a las exportaciones de 8/8,5% y ahora eso se redujo a la mitad, así que el impacto de la devaluación y aumento de retenciones es doble”.
El productor agregó que otro problema que preocupa y cada vez más es costo de la energía. El Gobierno ya anunció un incremento del 30% y eso afectará directamente a la cadena de la fruta, que requiere pagar por frío a lo largo del año para mantener el producto en buenas condiciones. “En 2018 llegamos al fin de temporada con costo de conservación frigorífica de 6 o 7 pesos por kilo de fruta, que es el equivalente al neto que le queda al productor por la fruta. La energía eléctrica tiene un impacto tremendo y nos siguen perjudicando en cuanto a la renta”, explicó Sacheri.